domingo, 1 de noviembre de 2015

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Tamales, para recibir a los difuntos

Publicado en el Diario Rumbo Nuevo

En la mesa con nuestros padres, la ancestral tradición no se ha perdido y perdura a través de las décadas si falta desde luego la elaboración de una gran variedad de dulces, afirmo el cronista del municipio, Juan Montejo López

Jonuta
Carlos Palmeros
Corresponsal 

El manjar de culto para la Dioses ha bajado a nuestros difuntos, la hoja del plátano, la masa del maíz, la manteca de puerco y la sal, forman el tradicional “tamal” que en México disfrutamos desde niños, en la mesa con nuestros padres, la ancestral tradición no se ha perdido y perdura a través de las décadas si falta desde luego la elaboración de una gran variedad de dulces, afirmo el cronista del municipio, Juan Montejo López.

Explicó que es un platillo típicamente mexicano, de origen antiguo y se puede considerar que entra en la dieta de los mexicanos. Es común que en cualquier pueblo exista un lugar donde vendan tamales, también es típica su venta afuera de las fábricas, industrias y escuelas, acompañados de una telera para hacer una “deliciosa torta” y de un atole o champurrado bien caliente, allá en el centro de la república.

Señaló que en Jonuta como en Tabasco no se alejan de lo tradicional, simplemente, dejan de un lado el pan por la cuchara y la salsa. Un café bien cargado o atole en sus días más fríos dejan al comensal “bien servido”.

Por su parte las familias Pérez Díaz, Gómez Correa, entre otras más, fieles a su costumbre dijeron: “la elaboración de los tamales podemos considerarla como no muy fácil, sino que laboriosa y de mucho trabajo, sobre todo por el número de rellenos que se elaboren y el número de piezas de tamal”.

En gran parte, dijeron el secreto de un “buen tamal” se debe a la calidad de la masa, pues es la que le da la consistencia, resalta doña Manuela Hernández, quien elabora ricos tamales desde hace unos cuarenta años.

Detalló que hay varios tipos de tamales tradicionales empezando por los de masa colada de pavo o puerco, se le ponen las presas, ya sea de puerco o de pavo. La masa es un sancochado que se hace un día antes, se muele y se va colando para que salga suave la masa. Son rectangulares. Sus medidas varían pero regularmente son de 15 por 10 centímetros y un grosor de unos tres centímetros.

Hay tamales “chanchamitos” de pollo o puerco, que son envueltos en hoja de maíz o “joloche” tradicional de Tabasco. Tienen la forma de un ovoide como si fueran huevos.

También los hay de torteados de pollo, coloraditos, son rectangulares, de masa dura y mayormente le dicen de caminito porque se le echa la carne en medio, se dobla y se tapa, en sus diversas variedades, como de puerco, chipilín, chaya, frijol pelón o repollo, miden unos 12 por 5 centímetros y un grosor de al menos 1.5 centímetros.

Los hay de cabeza de puerco, lleva el mismo procedimiento del de pollo, frijol pelón, este es revuelto con carne, se revuelve con la masa y el frijol pelón y se hace tipo manea. Chipilín, Chaya y Repollo, son tamales torteaditos que se les agrega estas hierbas deliciosas.

Otros son los tamales “manea” de carne de puerco, son cuadrados, es un tamal que se le pica cebollín, perejil, chile dulce, cilantro y se le echa carne y se revuelve la masa con la carne y todo el guiso, Estos tamales son más grandes que el resto de los demás.

Y por último los denominados “Socucos”, los cuales se realizan con el resto de la masa “sancochada” que queda en cacerolas, se sirven en trozos como si fuera un panqué.

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