Las opiniones de tirios y troyanos están divididas, prácticamente empatadas. En el medio político y periodístico hay quienes sostienen que el dislate en el que Manlio Fabio Beltrones Rivera le cambió el apellido aLiliana Ivette Madrigal Méndez fue deliberado, y a quienes, en su defensa, arguyen que se le olvidó, de que como humano está propenso a cometer errores igual que cualquiera.
Los que sostienen que lo hizo con conocimiento de causa y efecto, al final de la entrevista en “telereportaje”, afirman que un político de la talla del dirigente nacional del PRI no comete esa clase de estupideces, menos cuando no hay de por medio cinco o diez elecciones en Tabasco, sino sola una y, por ende, una sola candidata.
Los que están a su favor, reconocen que fue un error de parvulito, infantil, impensable en un personaje político con la experiencia y el talento del ex gobernador sonorense, empero, acotan: no es el primero ni el último en hacer pifias políticas. Y te ponen de ejemplos a Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y al propio Enrique Peña Nieto.
En lo personal pienso que el ex líder del Congreso de la Unión vino a la capital tabasqueña presionado y desconcentrado, de lo contrario nunca hubiera cometido ese disparate que a más de un priista desmoralizó, desilusionó, desencantó. Cayó como un balde de agua helada.
Definitivamente, la visita de Manlio Fabio Beltrones Rivera no tuvo el eco deseado. Desde mi punto de vista, fue más contraproducente que beneficiosa. Prueba de ello es que por el “dislate”, falta de concentración, o vaya usted a saber el porqué, Liliana Ivette Madrigal (no Magaña) Méndez volvió a sufrir una embestida en las redes sociales como la que padeció con los famosos 50 pesos del kilo de carne molida.
Con respaldos y apoyos así, para qué carajo quiere enemigos, si con los que tiene de “aliados” políticos bastan y sobran. Ayer como la mayoría de los días de campaña, no le fue nada bien a la diputada federal.
Se suponía que la tan ansiada y esperada visita del ex senador y ex diputado federal iba política y mediáticamente a fortalecerla con miras a la próxima jornada electoral, sin embargo, sucedió exactamente todo lo contrario: la acabó de hundir.
La gira de trabajo, si es que a lo que vino Manlio Fabio se le puede llamar así, decepcionó a propios y extraños, las expectativas no se cumplieron. Políticamente dejo mucho que desear, ya que por enésima vez no se pudo reunir, por X o Y, la totalidad de la clase política priista. Y si el dirigente nacional no pudo hacerlo, pues ya nadie va a lograrlo.
A dos semanas de que concluyan las campañas por la joya de la corona, no habrá ya ninguna sorpresa, sobre todo luego de lo visto ayer durante la desafortunada visita de Manlio Fabio Beltrones Rivera.
La Joya de la Corona ya tiene dueño, si no, al tiempo.
“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”
(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)
“El clima de inseguridad que se vive en Tabasco no es un asunto ´de percepción´, no son ´hechos aislados´, ni ´cosas normales´. Vivir con miedo es perder poco a poco calidad de vida”, sostuvo desde la tribuna del Congreso, Federico Madrazo Rojas.
De acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública del 2014 a la fecha han asesinado 433 personas, secuestrado a 197 y 345 ciudadanos han sido víctima del delito de extorsión, es decir más del 400 por ciento que los estados de Yucatán y Campeche, puntualizó el líder del PVEM.
Madrazo Rojas dijo que las autoridades locales han minimizado los últimos hechos delictivos, que calificó de una actitud irresponsable y soberbia “ya que son hechos que indignan y lastiman gravemente a la sociedad”.
Y efectivamente, la percepción afuera coincide con la de Madrazo Rojas, en el sentido de que la secretaría de Seguridad Pública (SSP), ha dejado muchísimo que desear, de que literalmente ha sido rebasada por la delincuencia.
En el mismo tenor se haya la propia Procuraduría General de Justicia, pues también existe la impresión de que ha sido superada.
El meollo del asunto, es que la gente está abajo, en medio y arriba, súper encabronada, súper enojada contra las autoridades de la prevención y procuración de justicia.
A punto de explotar, de reventar, y con toda razón, ya que no ven lo duro, sino lo tupido.
La delincuencia está desatada, haciendo y deshaciendo, sin miedo a nadie; mientras la policía no sabe ni qué chingado hacer.
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