domingo, 1 de noviembre de 2015

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Fiesta maya para muertos

NOVIEMBRE 1, 2015 / Publicado en el Diario Rumbo Nuevo

Es para el pueblo maya la celebración más esperada por su sacralidad, así como por ser espacios de convivencia familiar y de reflexión a los que invitan los difuntos

Yucatán
Redacción
Notimex

La fiesta en Yucatán de los días de muertos y cuya máxima expresión se vive en el “Hanal Pixán” o “Comida de Ánimas”, es para el pueblo maya la celebración más esperada por su sacralidad, así como por ser espacios de convivencia familiar y de reflexión a los que invitan los difuntos.

El sincretismo de la religiosidad maya y la fe católica se unen en esta fiesta, donde se cree con firmeza que el alma de los difuntos regresa al hogar -provenientes del cielo o del inframundo- para estar con la familia y en reciprocidad ésta deberá recibirla con agrado y ofrecerles todos aquellos alimentos que solían gustarles en vida.

El investigador maya, Fredy Poot Sosa, destaca que el valor del “Hanal Pixán” es de tal magnitud que incluso se vive con mayor intensidad que la Navidad, por ello es capaz de reunir a la familia, de motivar el retorno a sus hogares de aquellos que han migrado a otras regiones del país o el mundo.

Aunque la expresión más visible de la celebración se encuentra en los altares o en la mesa servida con comidas y postres, donde se reciben a las ánimas a su regreso a casa, ésta tiene una connotación más profunda desde el punto de vista espiritual, pues se creen en la inmortalidad del alma del difunto que siempre estará con su familia.

“Hablamos de que los vivos de nuevo convivimos con los que se fueron a causa de la muerte; se establece un diálogo profundo con los difuntos, incluso nos vamos a referir a ellos como si estuvieran vivos, nunca en pasado, haciendo alusión a sus enseñanzas, a lo que les gustaba o no, incluso hay temor a molestarlos”, expresó.

La celebración del Día de muertos es también, dijo, contrario a lo que se cree, un encuentro privado, muy familiar, de mucha sacralidad, donde los padres enseñan a los hijos sobre cuestiones como la trascendencia del alma, el respeto por el que se ha ido, sobre la ritualidad de cada elemento de esta fiesta y el deber continuarla.

Para los mayas, aseveró, esta fiesta podría decirse que es el ancla de nuestra cultura, donde incluso la visita al cementerio debe de hacerse en familia, espacio necesario para poder ayudar a las personas a trascender, de ahí la necesidad de mantenerlo limpio y cuidado, en especial en vísperas de su retorno a casa.

Por ello, explicó el también estudioso de la Comisión Nacional para Desarrollo de los Pueblos Indígenas, es necesario que la relevancia de estas celebraciones, que el diálogo entre vivos y muertos, sea enseñado a las nuevas generaciones.

“Tenemos que cuidar su sentido espiritual y no centrarnos en esta cuestión pura de lo tangible, ejemplo el montaje de altares, cuyas muestras son cada vez más frecuentes, pero solo desde el punto de vista de lo folclórico, sin este sentido espiritual y de convivencia.

“El Hanal Pixán para nosotros los mayas representa la celebración, la convivencia con la persona que se nos fue, con los padres, los hermanos, los hijos y por eso tenemos una encuentro con ellos”, resaltó.

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