Francisco Peralta Burelo
fcoperalta@hotmail.com
(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)
¿Dónde quedarán los chapados a la antigua?
Hay expresiones que fueron clásicas hace muchos años y que hoy no se escuchan por ningún lado. Una de ellas es la de “chapada a la antigua” (o “a la antigüita”). ¿Le suena a usted lector, lectora, o ya se le olvidó?.
“Esa es una mujer chapada a la antigüita”, se decía antes de la dama que conservaba tradiciones familiares y no caía tan fácilmente en las tentaciones de la modernidad, que no iba del todo con los nuevos tiempos sino que seguía las costumbres ancestrales, que se aferraba a los viejos moldes.
“No, no, con esa no le busques porque está chapada a la antigua”, se decía. La propia mujer, ante una situación embarazosa o complicada, usaba el escudo de estar chapada a la antigüita (“así que conmigo no cuenten”).
Estar chapada a la antigua implicaba no entrarle a la vida loca, a la modernidad pues, y seguir siendo como se era antes. Conservar costumbres y valores, vestir con discreción, guardar compostura, no dejar que se propasase el novio, no acudir a lugares inapropiados, y un largo etcétera.
Era ser una mujer de antes, a la antigüita, ni más ni menos. En el terreno de los hombres también los había --o los hay-- chapados a la antigua, que son aquellos a los que la modernidad no les ha producido cambios importantes en su manera de ser y continúan conduciéndose conforme a los cánones que rigieron la vida de sus padres y demás ancestros.
“Ese es un hombre hecho a la antigua” se dirá de quien no se ha sometido a las exigencias de los nuevos tiempos y no moderniza su vestuario, su modo de caminar, su peinado, su trato hacia los demás, sigue siendo puntual en sus citas, usa paraguas, porta sombrero clásico, luce tirantes, y quién sabe cuánto más. Por supuesto que hay familias enteras de este corte.
¿Pero qué tanto importa describir a un hombre o a una mujer chapado (a) a la antigüita, si de lo que en este caso se trata, lector, lectora, es significar que tal expresión ha caído tanto en desuso que cuando uno la escucha siente que la está redescubriendo y como que en cierta forma ni siquiera le resulta familiar ya?.
Uno a veces escucha a alguien decir que equis persona hizo esto o aquello a la antigüita, lo que es haberlo hecho como se hacía antes y no como se hace ahora. Pero nada más, porque lo de chapado a la antigua no aparece en el vocabulario moderno.
Por eso a mí me llamó tanto la atención --tanto así que decidí escribir esta columna sobre ello-- la expresión emitida por Céline Dion a los medios de comunicación de su país, de que “no sé sí sea chapada a la antigua o pasada de moda”, ello en alusión a que prefiere hablar por teléfono en vez de iniciar un chat.
Para la cantante norteamericana eso es estar chapada a la antigua o pasada de moda. Y pueda ser que le asista la razón porque solamente los que están en tal condición prefieren hablar por teléfono con sus amistades, frecuentarse de vez en cuando, tenerlas de frente, en lugar de comunicarse a través de las redes sociales de Internet, Facebook o Twitter, o vaya usted a saber.
Entonces habrá que estar muy chapado a la antigua o muy pasado de moda para no utilizar esos medios de comunicación --o el mensajeo por celular-- sino comunicarse con los demás de manera personal, a través de un cable telefónico (que cuando menos permite escuchar la voz del interlocutor y que él escuche la nuestra). Ya una carta escrita a mano, un recado amistoso (o amoroso), una visita personal, un encuentro extra Internet, sería mucho pedir en estos tiempos.
En todo esto no habrá que perder de vista que la modernidad está acabando --y no tardará en acabar con ellos-- con los hombres y mujeres chapados a la antigua, que cada vez escasean más sobre la faz de la tierra. Los pasados de moda, los quedados en el pasado, los que no han evolucionado tecnológicamente, los que siguen anclados en el ayer, los que se resisten a la modernización, es muy posible que tengan contados los días en esta sociedad globalizada que sólo mira hacia el futuro.
Y no le he preguntado, lector, lectora, si usted está chapado (a) a la antigua o pasado de moda, si se ancló en el ayer y no se ha ubicado en el presente y mira hacia el futuro y si practica la comunicación directa con las personas o si lo hace sólo por medio de las redes sociales construidas por la cibernética. Luego contesta, si gusta.
Y hasta el domingo próximo, Dios mediante.
P.D. Un saludo cordial para don Alfonso Merodio García, que acaba de cumplir nada más ni nada menos que noventa y cuatro años de edad.
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