martes, 23 de marzo de 2010

Dole Filo: Homero T. Calderón /Mar 23

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(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)

La negligencia también es corrupción

Cada tres años, las sociedades municipales son saqueadas por el presidente municipal en turno. Alguna vez pensé que eso se evitaría en cuanto el PRD y su vasta penetración social, aprovechando los abusos de los políticos del PRI, se instalaran en el poder. Cuando menos –charlaba con algunos contertulios de tiempos pasados-- la corrupción se evitaría en gran parte. Fue un sueño de verano. Los perredistas, apenas olieron el poder, salieron peor que los priístas. Y en el plano de la República, muchos pensamos que en cuanto llegara el PAN, también aquello cambiaría.

De nuevo, que gran decepción. Los panistas y los perredistas le pegaron con singular donaire a la caja registradora. Estamos pues como al principio. Tabasco y nuestros municipios están, en verdad, empobrecidos por la codicia, la avaricia de los gobernantes municipales. Sin embargo, hay que empezar a preocuparse por estos perniciosos agentes.

Porque la última camada de presidentes municipales, la que terminó apenas en diciembre del 2009, ha sido la peor, la más gandaya, la más ratera. Parte también del espectáculo son los actuales presidentes municipales que pudiendo sentar un precedente disciplinario, no lo hicieron.

Arturo Abreu Ruiz saqueó Balancán y lo dejó sin un quinto. Su peor abyección fue sin embargo su negligencia. Fue su gobierno tan, pero tan tibio, que nadie recuerda que alguna vez Abreu anduvo casa por casa pidiendo el voto ciudadano.

La negligencia, lector (a) es un acto vil de corrupción, al igual que cuando se es pendejo. ¿Otro municipio igual? Teapa, donde Raúl Cabrera Pascasio encontró las arcas municipales totalmente vacías. Podría éste fincarle cargos penales a su antecesor, Rubén Darío Calzada, pero no lo ha hecho. Obviamente, si éste no es requerido por el M.P., nunca devolverá lo que se llevó de la caja municipal.

Igualmente, en Cárdenas, el presidente Nelson Pérez García, ha tenido que empezar con un terrible déficit en su hacienda pública. Tiene elementos de sobra para meter al bote a Salvador Aquino Almeida.

Es claro que si los alcaldes mencionados no ejercen su derecho a denunciar, los delincuentes seguirán haciendo de las suyas. Como sucede actualmente en Jalapa. No es posible que el Congreso anterior haya sido frívolo a la hora de exigir cuentas a los alcaldes que se fueron. Tuvieron tiempo de sobra para hacerlo, conjuntamente con el Órgano Superior de Fiscalización. Podrían argüir que no revisaron los últimos seis meses del 2009, pero éstos no pintan en la monstruosa deuda de tres años. Por eso digo que entre los alcaldes-delincuentes que se fueron y el Órgano Superior de Fiscalización, existe negligencia, omisión y mala leche, y esto debe castigarse. Para empezar, debe dársele a Luis Francisco Deyá Oropeza, carta blanca, para que desaloje a los que compraron “sindicalmente” canonjías y que ahora se plantan cínicamente y sin ningún derecho frente a la comuna municipal. Finalmente, no dejan de ser un atajo de cínicos y sinvergüenzas…y --además-- nadie los toca…

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