Víctor
(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)
La CALC y el sueño bolivariano.
En medio de la vorágine de discusiones en torno a reformas políticas, propuestas por diversos actores, al escenario nacional, se realizó la reunión de Playa del Carmen, Cancún, a la que nos referimos en nuestro anterior artículo, concluyendo entonces que: essperabamos “una deliberación madura y sin “diablitos” controladores, de fuera de la región, que lleve a un final conveniente su análisis”. Y el diablo metió la cola, mediante intervención, a cuenta del imperio, del aún gobernante de Colombia, que intentó opacar resultados –aún iniciales- para la creación de un organismo de y para los pueblos americanos del Sur, Norte y Caribe: la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CALC) de “trascendencia histórica”. No lo consiguió. Su entreguista actitud, llevó, a posteriori, a definiciones muy claras de los principales líderes de la región, para precisar los alcances del organismo en ciernes.
Tocó a Calderón por México, asumir su papel de anfitrión y anunciar que el diferendo provocado por el colombiano –que no por Colombia- con el presidente venezolano, sería atendido por un “grupo de amigos” de los dos gobiernos –Antigua y Barbuda, Argentina, Brasil, Chile, Cuba, México y República Dominicana- para “conducir sus diferencias por el diálogo respetuoso” y evitar “señalamientos y recriminaciones”. Recordó el gobierno mexicano, en los hechos, que nuestro país no está alejado “per se”, de la integración latinoamericana.
En efecto, si bien el acto más reciente de ese afan mexicano por pertenecer a los agrupamientos latinoamericanos y caribeños, sea el impulsado por el presidente Adolfo López Mateos, en su viaje por el Sur del Continente y el logro de la apertura para incorporarnos a la ALALC –que conozco por participar activamente dentro de ella, desde mis tareas en el Banco Nacional de Comercio Exterior y en Relaciones Exteriores- y las secuelas en ALADI y otros organismos integradores; hay antecedentes remotos y contundentes de nuestra participación.
Mi colega y amigo Juan José Huerta, nos recuerda un episodio, de la primera mitad del siglo XIX. Lucas Alamán, en 1823 –antes del Congreso Anfictiónico convocado por Bolivar en 1826, en Panamá- señala, en un informe al Congreso, en calidad de Ministro de Relaciones Exteriores, que: “La naturaleza, la unificación de intereses y la causa que sostienen todos los países de América que han sacudido el yugo de España los ligan de tal manera entre sí que puede decirse que, aunque divididos y reconociendo diversos centros de gobierno, forman un solo todo, compuesto de partes homogéneas…”. Extrapolando, los problemas que vivimos en este momento, en que el origen común –al menos en emancipación de imperios: español, inglés y holandés- sus intereses entrelazados y sus esfuerzos, similares, pero no coaligados, nos impiden obtener éxito, en afanosas búsquedas de bienestar para nuestra gente. Como en aquel tiempo, enfrentamos a los imperios y su oposición, a la unidad del subcontinente, sin su participación y control.
Interesa resaltar que dicho informe muestra el afán de México, que por encima de sus diferencias internas, impulsó –escribe el chiapaneco Cuevas Cansino- un “gran proyecto de unidad latinoamericana…piedra angular de la política exterior mexicana antes de la guerra con Estados Unidos”. Este proyecto se inicia en 1831 y pervive por 12 años, hasta los prolegómenos de la intervención imperial, que partió el territorio nacional, arrebatando, en “guerra injusta”, más de la mitad del mismo a los mexicanos, que sin cohesión política, gobernaban en ese momento.
Por eso es consecuente, hasta ahora, la actitud del gobierno mexicano auspiciando la nueva anfictionía, que se decidió por plantear: hacia fuera, los conflictos con países del resto del mundo y, para cuando se consolide –Venezuela 2011, en que se propondrán: estatutos, autoridades, presupuesto y plan de acción- y luego en Brasil 2012, se precisarán las tareas de reconciliación entre las 33 naciones que le integran, consolidando lo avanzado subregionalmente, para definir metas de integración y desarrollo sustentable para toda la región.
De ahí que los acuerdos de la Cumbre busquen: apuntalar a Haití para que resurja soberanamente, con mejores condiciones de vida para su pueblo; la terminación del bloqueo, de 50 años, que mantiene el imperio contra el pueblo cubano. También se solidarizaron con el gobierno argentino en su reclamo a la Gran Bretaña, para que entregue el archipiélago de las islas Malvinas a la soberanía de esa nación.
Además se habló: de la crisis política en Honduras; la amenaza de las bases militares del imperio en Colombia y otros puntos del continente; el restablecimiento de relaciones entre Colombia y Ecuador, afectadas tras el atentado militar en territorio ecuatoriano, en que murieron: un comandante insurgente colombiano, cuatro jóvenes mexicanos y varios ecuatorianos. La CALC puso énfasis en temas como la cooperación entre los mecanismos regionales y subregionales de integración, la infraestructura física, la energía, el desarrollo social como base de la erradicación de la pobreza y el hambre que crece en la región.
Dato reciente, en la historia de permanentes violaciones a la soberanía nacional en América es el inicio de perforaciones en territorio marítimo argentino –cerca de las Malvinas- por la plataforma Ocean Guardian, perteneciente a la empresa Diamond Drilling, estadounidense. Se pretende iniciar el saqueo de 60 000 millones de barriles de crudo y gas asociado, por la empresa Desire Petroleum y, luego, la Rockhopper Exploration, la Border & Southern Petroleum y BHP Billinton.
Esto como secuencia de la guerra provocada por los imperios, yanqui e inglés, durante 1982, que terminó con la re-apropiación del archipiélago, y la instalación de una base militar, de la “pérfida Albión” (Monte Agradable), en la Isla Soledad. El debate es delicado. Argentina no tiene como contener un posible ataque inglés. Brasil está involucrado, al afectarse sus intenciones de explotaciones submarinas de hidrocarburos. Sudamérica es sumergida en el ojo del huracán.
El trasfondo es la negociación del tratado de libre comercio entre el MERCOSUR y Europa, para suscribirlo en Mayo durante los fastos del bicentenario. ¿Conviene a los imperios que se concrete tal Tratado, que fortalece relaciones contrarias a los intereses anglosajones?. Esta es prueba de fuego para la naciente integración regional latinoamericana y del Caribe. El sueño de Bolívar puede volver a desvanecerse. Hagamos uso de nuestras artes diplomáticas para que no ocurra.
Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com Villah. Tab. 28-Febr.-2010.
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