La gran noche del 'Chuletita'
Javier Orozco marcó cuatro goles en la final de ida que inclina la balanza para Santos, aunque Gallos se ha acostumbrado a remontar partidos
el 29 de Mayo de 2015 / Publicado en el Diario Excélsior
TORREÓN, 29 de mayo.- El gol no se da por azar: se aprende y se intenta hasta que se domina. Le costó a Javier Orozco llegar hasta él, comprenderlo, entender de qué forma y de qué ángulo es el mejor momento para ser un verdadero delantero. Ayudado por sus extremos: Néstor Calderón y Djaniny Tavares, se graduó en una final. Atrás quedó el recuerdo del chico que fallaba jugadas increíbles, la estampa que deja ahora luego de la ida de la final, es la del muchacho maduro que ha resistido los huracanes.
La noche será de fiesta, para el Chuletita Orozco y Torreón entero. Aquí hay que incluir el desvelo de La Comarca Lagunera por festejar el escandaloso 5-0 del juego de ida ante los Gallos, liquidados por el nerviosismo, sumidos en la incertidumbre de su primera final histórica. Una vez alcanzado el clímax tras un gran trabajo con Víctor Manuel Vucetich, se desmoronó en el momento crucial. Le queda una rendija abierta en el juego de vuelta, pero nunca antes un equipo ha remontado una diferencia tan abismal como ésta, así como desde Gustavo Gusano Nápoles en 1997, nadie metía cuatro goles en un partido de final como el Chuletita Orozco.
Gallos no resistió el pulso sicológico de una final. Apenas abría el telón cuando Calderón le pasó el balón a Djaniny Tavares y éste puso suave el esférico para el arribo del Chuletita Orozco. El primer gol rompió el cántaro y extrañamente el orden del Querétaro desapareció. Heridos por los costados, los defensas iban y venían sin encontrar a los atacantes laguneros.
Desde el primer tiempo pasó la barredora por la cancha y los errores se suscitaban uno tras otro, como regresar el balón de un compañero y el portero Thiago Volpi tomarlo con los guantes. Libre indirecto dentro del área que culminó Javier Orozco con un potente y certero cabezazo.
El equipo lagunero fue superior y vapuleó a su rival sin misericordia. En media hora de juego había tres tiros en la frente de los Gallos. En el segundo tiempo entraron dos más. El Querétaro transitó sobre espinas. Adoloridos y sin fuerzas, trataron de reaccionar en el complemento con la entrada de Ronaldinho. El equipo ganó volumen en el medio campo, pero perdió velocidad y el vendaval siguió su curso.
El gol final de Diego el Pulpo González puso la joya en la corona. Fue la imagen de un equipo que sin consentimientos entró de carambola a la liguilla y ahora tiene medio trofeo en la vitrina. El argentino le ganó por arriba a Miguel Martínez y acabó con todo. Pedro Caixinha, desde ahora es un ídolo para esta institución: miró con las manos metidas en los bolsillos y sonrió ante la perfección de su obra.
Aunque Querétaro disparó algunas veces al arco de Agustín Marchesín, la moral estaba tocada recordando el cabezazo en el primer tiempo de William Da Silva que chocó con el travesaño, echando de menos esa oportunidad que hubiera podido cambiar el rumbo de la tragedia. El fin de una noche apoteósica en el estadio fue cuando apagaron todas las luces y el público alumbró con sus celulares mientras cantaban el himno. Santos se siente campeón.
Gallos ya goleó a los de Torreón
Querétaro puede encontrar esperanzas si recuerda el debut de Víctor Manuel Vucetich. En el primer duelo del Rey Midas, el equipo goleó 5-0 a Santos.
En esa ocasión, los Gallos tenían una racha de cinco juegos sin ganar en la Liga MX y la directiva cambió al técnico.
Los autores de los goles fueron el chileno Patricio Rubio, en dos ocasiones, Mario Osuna, también con dos tantos, y el juvenil Orbelín Pineda.
Ese registro podría ser la esperanza para Gallos, que necesitan ganar por más de cinco goles en la vuelta de la final para celebrar su primer título. Durante el torneo, en dos ocasiones anotó cuatro goles o más.
-De la Redacción
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