(Publicada en Diario El Heraldo de Tabasco)
Las caracolas de Irma María
Itinerante amor, amor al mar, como la reciente exposición malacológica de Pablo Neruda, en España, a cargo del Instituto Cervantes. Música marina capturada en el remolino de la forma, traída, a Tabasco, de otros mares; en viajes sucesivos, premonición del viaje al infinito. Caracola. Cientos de caracolas a la vista del pueblo, a la mano del pueblo.Eso. Mar y amor fue la inauguración, casi en silencio, en secreto casi, que ayer, en la tarde, se hizo de la exposición permanente de caracolas en el Museo de Historia Natural de Tabasco.Como los viejos tesoros que el mar tira a las playas, las caracolas fueron, una a una, llegando a sus manos. De distintos mares, puertos diferentes, ciudades de otros tiempos. Tal vez, en sus noches de trópico, en Tabasco, le contaron secretos milenarios: la caracola canta y cuenta con las voces del mar, cuenta su historia, canta la historia de la humanidad. Tal vez, con Neruda, dijo algún día: Lo que antes me enseñó lo guardo! Es aire, incesante viento, agua y arena.Ella, Irma María, la donadora del canto marino recogido en el tiempo, lo sabía. Por ello llenó su casa de caracolas, por eso viajó, regreso a casa, acompañada del mar, de los mares.Desde ayer, oficialmente, ese canto es canto para el pueblo, mirada al mar desde un museo que reúne el transcurrir del tiempo y que ahora se enriquece de mar. Conchas y caracolas marinas, formas y colores del mar. Y del amor.La colección fue donada en nombre de Irma María Granier Melo, que hace un año colecciona estrellas. Su familia la entregó ayer oficialmente al pueblo de Tabasco, como un nuevo acervo cultural de los que ha pocos en nuestro país. Mazatlán, Veracruz, tal vez otros puertos. Porque Villahermosa fue puerto, aunque ahora hasta el río nos tapen.Pero ayer las caracolas, como cuando la mirada de Irma les llegaba, sintieron ese amor de la mirada, el asombro, el goce estético del que mira el mar, y que a veces lo escucha, desde la forma serpentín, desde el color cambiante de sus aguas y sus playas.Ayer, Andrés Granier y su familia cumplió una voluntad de amor al mar. El columnista vio las caracolas llegar y en su nueva casa acomodarse. Y recordó, con Pablo Neruda: Necesito del mar porque me enseña:/ no sé si aprendo música o conciencia:/ no sé si es ola sola o ser profundo/ o sólo ronca voz o deslumbrante/ suposición de peces y navios./ El hecho es que hasta cuando estoy dormido/ de algún modo magnético circulo/ en la universidad del oleaje./ No son sólo las conchas trituradas/ como si algún planeta tembloroso/ participara paulatina muerte,/ no, del fragmento reconstruyo el día,/ de una racha de sal la estalactita/ y de una cucharada el dios inmenso.
LADO OPACOChucho Alí no va poder hacerle el trabajo a su gente. Es bueno que, como ayer, salga al patio del moribundo palacio municipal y hable con el pueblo. Pero tiene que meter orden en su equipo, corregir las novatadas de quienes, en la soberbia del poder, actúan como tapapuertas. Un caso el secretario auxiliar de César Augusto Rojas Rabelo, secretario del Ayuntamiento, un tal Manuel Vargas, al parecer, que no le sirve ni para obedecer órdenes de agendar audiencias.
LADO OSCURODe una vez se le advierte al alcalde que uno de sus directores está acusado de robo de dos tractores y 25 novillonas y uno de sus regidores de dos violaciones. ¡Cuidado!
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