José Luis Gutiérrez Gutiérrez
jlggutierrez@hotmail.com
Publicado en el Diario El Heraldo de Tabasco
EVIDENTE INMORALIDAD
La decisión de imponer como
candidatas a sus esposas, amantes, parientes y testaferros, no debe sorprender
a nadie, pues es, desde hace décadas, parte del folklor político mexicano.
Desde luego que es inmoral, reprobable, denigrante, sin embargo, política y
financieramente tiene sus razones de ser.
Más aún cuando los agarran en plena
campaña política, tal y como sucedió ahora en Tabasco, en donde una decisión
del Tribunal Electoral Federal de la sala regional de Jalapa, Veracruz, obligó
a los partidos políticos a cambiar a ocho de sus 17 abanderados a las alcaldías.
Pudieron política y legalmente
evitarlo, pues desde que se conoció el fallo de los magistrados electorales de
los estados de Morelos, Querétaro, entre otros, a favor de la Paridad de
Género, hubo voces dentro del PRI estatal que advirtieron de que existía la
posibilidad de que se aplicaran los mismos criterios jurídicos en la localidad
como finalmente sucedió.
Regresando al tema central de la
presente entrega, les comentaba que política y económicamente es válida la
decisión que tomaron anoche, a excepción del PAN que cumplió en tiempo y forma,
las dirigencias nacional y estatal de los partidos políticos, pues a estas
alturas del partido es prácticamente imposible sacar a una candidata ajena al
equipo de los ex pares con posibilidades de ganar, y más conociendo la
mezquindad de nuestros actores políticos.
Para comenzar ninguno de ellos quiso
soltar prenda. “…Si nos vamos, pero siempre y cuando la candidata,
condicionaron, sea una persona de todas nuestras confianzas, si es nuestra
esposa mucho mejor…”, ya que es la única manera de recuperar, si es que ganan,
lo que se han gastado, y seguirán gastando en lo que resta de la campaña. Es el
argumento central, que expusieron los legalmente excluidos de la justa
electoral, de uno u otro partido (me refiero obviamente a los que realmente
están en la pelea por los cargos públicos en disputas). Todos son iguales, ni a
quién irle.
De que es inmoral, patético, penoso,
lamentable, de que pueden ser impugnadas, es cierto, pero les vale un gorro, no
entienden de razones como Gabino Barrera.
Son más tercos (as) que una mula. Una vez que se suben al caballo, nadie los
baja de ahí. Hágale como le haga. Se amachan, y ni Dios Padre los quita. Por
ello ocurre, válgase la redundancia, lo que ocurre.
Y es que los Documentos y Estatutos,
junto con las leyes electorales federal y local se la pasan por debajo de los
testículos. No quieren reconocer y mucho menos aceptar, que ya no se puede
seguir funcionando ni operando políticamente como hace 20, 30 ó 40 años.
El país, y por ende la entidad han
cambiado de mentalidad. Hay una ciudadanía más politizada y crítica que ya no
se traga los discursos desgastados y descontextualizados de la fauna política.
Habrá que esperar, no solo que va
jurídicamente a suceder en los siguientes días con las candidatas o “juanitas”,
sino a ver qué decisión van a tomar los ineptos consejeros del IEPCT respecto a
los tres días de campañas suspendidos, que para algunos quizás no signifiquen
mucho, pero para otros son oro molido, sobre todo a aquellos que están en las
estudios demoscópicos abajo por seis u ocho puntitos porcentuales.
“SQUOD
SCRIPSI, SCRIPSI”
(LO ESCRITO,
ESCRITO ESTÁ)
Por increíble que suene, ya hay
caras tristes en algunos búnkeres de candidatos a las alcaldías y diputaciones
federal y local, y es que en varios casos las ventajas son ya significativas
como sucede en el Centro, en donde la candidata común del PRD y PAN, Rosalinda López Hernández, quedó
prácticamente excluida, tal y como Evaristo
Hernández Cruz y Gerardo Gaudiano
Rovirosa lo anticiparon.
Otro que ya tomó distancia fue el
abanderado priista del sexto distrito local, Adrián Hernández Balboa, pues por X o Y su rival José Manuel Cruz Castellanos se echó,
ay mojo caballo. Puro blufs, mucho ruido y pocas nueces. Tronó.
No es fin de semana, pero desde ayer
están pagando, así que ¡cuídese!, de los malosos uniformados y de los que no lo
llevan puestos, pues los dos son igual de rateros. La única diferencia es que
uno roba con charola y otro sin ella, pero de que lo joden lo joden. Dios los
bendiga.
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