José Luis Gutiérrez Gutiérrez
jlggutierrez@hotmail.com
Publicado en el Diario El Heraldo de Tabasco
PLATICADITA, CONSENSADITA Y PLANCHADITA
Qué bueno que la diputada priista, Esther Alicia Dagdug Lutzow puso los
puntos sobre los íes, pues tiros y troyanos estaban afilando machetes,
cuchillos, navajas y hasta palos, cuando se enteraron que al cuarto para las
doce la fracción parlamentaria del PRI había cambiado la posición radical que
venían manteniendo en torno a la Ley de Transportes.
Y es que desde que se conoció la nueva actitud
de la bancada del tricolor, y en especial el sospechoso pronunciamiento de la
polémica legisladora a favor de la Ley de Transportes, corrió como reguero de
pólvora que habían sido literalmente maiceados, comprados.
Agarró a todo mundo fuera de base,
pues se especulaba que en el Congreso se iban a dar hasta con la cubeta, sin
embargo, y por fortuna, no sucedió nada más allá de lo normal, pues con el voto
del PRI se aprobó en lo general la Ley de Transportes. El único que sufragó en
su contra, fue el berrinchudo representante popular Roger Arias Pérez.
Horas más tarde se supo que el repentino
cambio de picheo se debió a que de última hora se consensaron modificaciones
sustanciales a los artículos 70, 73, 80 y 96 de la Ley de Transportes, lo que llevo
a los legisladores priistas, y a la misma secretaria de la Comisión de
Gobernación y Puntos Constitucionales a dar un giro de 180 grados a su inicial
postura.
Al final de cuenta la Ley de
Transportes fue platicadita, consensuadita y planchadita, como se dice en el
argot cameral, y lo más relevante es que contó con el apoyo de todas las demás
bancadas parlamentarias, a excepción del diputado del ex PT, que se mantuvo en
su macho.
Como muy pocas veces el PRI se manejó
políticamente muy bien, negoció en el momento oportuno, ni antes ni después. De
entrada se echó a la bolsa a los transportistas que abanderó; aunque el
vencedor indiscutible lo es el
secretario de Comunicaciones y Transportes, José Antonio de la Vega Asmitia, pues movió magistralmente sus
fichas para llevar a un final feliz la encomienda del gobernador Arturo Núñez Jiménez.
Con la Ley de Transportes
definitivamente ganaron todos. El gobierno del Cambio, los concesionarios y
principalmente el usuario, que es el que mayormente se beneficia con la nueva
Ley. En la Ley todos tienen derechos y obligaciones.
Ahora sí, todos felices y contentos,
pues más allá de los dimes y diretes, hubo acuerdos satisfactorios para todos
los involucrados. Lo que resta en adelante, es que cada uno de los involucrados
cumpla a carta cabal con el contenido de la Ley, sobre todo la autoridad, que
es la responsable de cuidar que no se violente bajo ninguna circunstancias.
Después de todo, quedó demostrado
que en la entidad se puede hacer política de la buena, siempre y cuando haya
diálogo, disposición, sinceridad, respeto, voluntad, transparencia y oficio. En
pocas palabras: profesionalismo político.
Insisto, fue una buena negociación
política del PRI, pues con o sin ellos, la Ley de Transportes iba a pasar.
Ojalá y siempre haya está disposición a negociar los temas en donde se juega el
futuro de Tabasco.
“SQUOD
SCRIPSI, SCRIPSI”
(LO ESCRITO,
ESCRITO ESTÁ)
Las corruptelas descubiertas en el
Colegio de Bachilleres de Tabasco (COBATAB) tienen a su director Jaime Mier y Terán Suárez con más de
tres cuartas partes del cuerpo en la calle. El ex funcionario “andradista”, fue
literalmente pillado con las manos en la masa.
El asunto de las diez mil tabletas
electrónicas apenas es la punta de la madeja, pues el caso de las horas extras
es un negociazo redondo, que mensualmente deja miles de pesos. En serio, el
doctorcito no tiene llenadora, mientras más tiene, más quiere, es un barril sin
fondo.
Si tuviera un poquitito de dignidad
y vergüenza ya hubiera renunciado desde hace muchísimo tiempo. Como dice el
refrán: “Gallina que come huevo, aunque le quemen el hocico”.
Ni modo que nos salga con el cuento
de que no sabía lo que estaban haciendo los funcionarios despedidos (léase: Manuel Alamilla Villafuerte, Fernando Andrade Menéndez y Jorge Hernández Vicencio), porque eso ni él se la cree. Todo indica que
la suerte se le está acabando, pues con menos de lo que él se ha chingado, ya
es para que estuviera preso. ¿A ver hasta cuándo?, le dura el gustito. Por lo
pronto, empieza a oler a puritita cárcel, me cae. Si no, al tiempo.
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