miércoles, 22 de octubre de 2014

TABASCO POLÍTICO / José Luis Gutiérrez Gutiérrez / PLATICADITA, CONSENSADITA Y PLANCHADITA / Columna / Miér Oc 22

TABASCO POLÍTICO

José Luis Gutiérrez Gutiérrez
jlggutierrez@hotmail.com
Publicado en el Diario El Heraldo de Tabasco

PLATICADITA, CONSENSADITA Y PLANCHADITA

            Qué bueno que la diputada priista, Esther Alicia Dagdug Lutzow puso los puntos sobre los íes, pues tiros y troyanos estaban afilando machetes, cuchillos, navajas y hasta palos, cuando se enteraron que al cuarto para las doce la fracción parlamentaria del PRI había cambiado la posición radical que venían manteniendo en torno a la Ley de Transportes.
             Y es que desde que se conoció la nueva actitud de la bancada del tricolor, y en especial el sospechoso pronunciamiento de la polémica legisladora a favor de la Ley de Transportes, corrió como reguero de pólvora que habían sido literalmente maiceados, comprados.
            Agarró a todo mundo fuera de base, pues se especulaba que en el Congreso se iban a dar hasta con la cubeta, sin embargo, y por fortuna, no sucedió nada más allá de lo normal, pues con el voto del PRI se aprobó en lo general la Ley de Transportes. El único que sufragó en su contra, fue el berrinchudo representante popular Roger Arias Pérez.
             Horas más tarde se supo que el repentino cambio de picheo se debió a que de última hora se consensaron modificaciones sustanciales a los artículos 70, 73, 80 y 96 de la Ley de Transportes, lo que llevo a los legisladores priistas, y a la misma secretaria de la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales a dar un giro de 180 grados a su inicial postura.
            Al final de cuenta la Ley de Transportes fue platicadita, consensuadita y planchadita, como se dice en el argot cameral, y lo más relevante es que contó con el apoyo de todas las demás bancadas parlamentarias, a excepción del diputado del ex PT, que se mantuvo en su macho.
             Como muy pocas veces el PRI se manejó políticamente muy bien, negoció en el momento oportuno, ni antes ni después. De entrada se echó a la bolsa a los transportistas que abanderó; aunque el vencedor indiscutible lo  es el secretario de Comunicaciones y Transportes, José Antonio de la Vega Asmitia, pues movió magistralmente sus fichas para llevar a un final feliz la encomienda del gobernador Arturo Núñez Jiménez.
            Con la Ley de Transportes definitivamente ganaron todos. El gobierno del Cambio, los concesionarios y principalmente el usuario, que es el que mayormente se beneficia con la nueva Ley. En la Ley todos tienen derechos y obligaciones. 
            Ahora sí, todos felices y contentos, pues más allá de los dimes y diretes, hubo acuerdos satisfactorios para todos los involucrados. Lo que resta en adelante, es que cada uno de los involucrados cumpla a carta cabal con el contenido de la Ley, sobre todo la autoridad, que es la responsable de cuidar que no se violente bajo ninguna circunstancias.
            Después de todo, quedó demostrado que en la entidad se puede hacer política de la buena, siempre y cuando haya diálogo, disposición, sinceridad, respeto, voluntad, transparencia y oficio. En pocas palabras: profesionalismo político.
            Insisto, fue una buena negociación política del PRI, pues con o sin ellos, la Ley de Transportes iba a pasar. Ojalá y siempre haya está disposición a negociar los temas en donde se juega el futuro de Tabasco.  

“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”
(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)

            Las corruptelas descubiertas en el Colegio de Bachilleres de Tabasco (COBATAB) tienen a su director Jaime Mier y Terán Suárez con más de tres cuartas partes del cuerpo en la calle. El ex funcionario “andradista”, fue literalmente pillado con las manos en la masa.
          El asunto de las diez mil tabletas electrónicas apenas es la punta de la madeja, pues el caso de las horas extras es un negociazo redondo, que mensualmente deja miles de pesos. En serio, el doctorcito no tiene llenadora, mientras más tiene, más quiere, es un barril sin fondo.
            Si tuviera un poquitito de dignidad y vergüenza ya hubiera renunciado desde hace muchísimo tiempo. Como dice el refrán: “Gallina que come huevo, aunque le quemen el hocico”.
            Ni modo que nos salga con el cuento de que no sabía lo que estaban haciendo los funcionarios despedidos (léase: Manuel Alamilla Villafuerte, Fernando Andrade Menéndez y Jorge Hernández Vicencio),  porque eso ni él se la cree. Todo indica que la suerte se le está acabando, pues con menos de lo que él se ha chingado, ya es para que estuviera preso. ¿A ver hasta cuándo?, le dura el gustito. Por lo pronto, empieza a oler a puritita cárcel, me cae. Si no, al tiempo.    

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.