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(Publicado en el Diario Rumbo Nuevo)
Retorno de Neme
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El 28 de mayo de 1988 llegó al aeropuerto de Villahermosa, envestido como candidato a la gubernatura, bajo un apoteósico recibimiento, espontáneo de cientos de tabasqueños, como tenía muchos años no se vivía un destape, del líder del Senado de la República, uno de los más efectivos secretarios de gobierno, que apoyara al ingeniero Leandro Rovirosa Wade en la delicada tarea de gobernar a Tabasco; atrás había dejado a sus adversarios políticos, al líder de la Cámara de Diputados federal, el también tabasqueño Nicolás Reynés Berezaluce y al director del Banrural, José Gamas Torruco, que se quedó con un pie en el estribo del avión.
Salvador José Neme Castillo, un hombre de palabra, el hombre político por excelencia, el amigo de sus amigos, aunque luego varios de sus amigos terminaron por traicionarlo en su fatídica salida del gobierno estatal, el hermano con calidad humana, profundo admirador de su hermano mayor y mentor Ramón Neme Castillo, el marido amoroso y padre ejemplar forjador de una familia de tabasqueños por los cuatro costados, llegó a la entidad completamente arropado por el manto presidencial para hacer campaña rumbo a la gubernatura. El hombre que fuera secretario del ayuntamiento junto a don José Guimond Caballero, durante el interinato del general Miguel Orrico de los llanos, el abogado de profesión, profesor del Instituto Juárez y de la facultad de derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, por fin, veía realizado uno de sus más caros anhelos al convertirse en candidato a la gubernatura de Tabasco.
Si bien es cierto que Salvador Neme llego arropado por el poder presidencial a hacer campaña como candidato a gobernador, durante el desarrollo de la misma, sufrió varios tropiezos, pues el candidato del Frente Democrático Nacional, Andrés Manuel López Obrador, le estaba causando ruido y en el altiplano se llegó a considerar que se podía perder la gubernatura, por lo que a nivel central se tomó la decisión de cambiar al dirigente estatal del Partido Revolucionario institucional que era el extinto profesor Fausto Méndez Magaña, llegando Roberto Madrazo a la dirigencia, lo que se vio con malos ojos por los seguidores de neme, ya que entre el candidato a la gubernatura y Madrazo había fricciones políticas.
Finalmente, Salvador José Neme Castillo se alzó con el triunfo electoral aunque también le metió ruido el asesinato del ex-líder de la sección 14 del sindicato petrolero con sede en ciudad Pemex, Macuspana, Lenín Falcón Méndez y su cercano colaborador, Antonio Arcos Correa, crímenes que hasta la fecha siguen sin aclarar, ya que ambos asesinatos se realizaron a escasas 72 horas de que se realizara la jornada electoral en Tabasco. Desde su campaña política, hasta su arribo a la gubernatura, y durante el tiempo que permaneció en el cargo, Salvador José Neme Castillo, fue víctima de las insidias de los grupos adversos de adentro de su partido y de afuera, que nunca quitaron el dedo del renglón para su caída, enemigos jurados que desde la oscuridad de la traición, operaron desde la Ciudad de México para envenenar al presidente Carlos Salinas de Gortari, en contra de su otrora amigo Salvador Neme, de quien también se decía que don Raúl Salinas, padre del presidente de la República, jugó un papel fundamental para que fuera candidato a la gubernatura, ya que en la recta final para tomar esa decisión, hubieron quienes daban como un hecho que el ex-director de Banrural vendría como candidato a la gubernatura y hasta algunos medios de comunicación se fueron con la finta, porque finalmente el líder del senado fue el ungido.
Salvador José Neme Castillo, estuvo sometido a un fuego intenso por el ex-candidato a la gubernatura y ex-candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, quien siempre sostuvo que le robaron el triunfo como ahora dice que le robaron la presidencia de la República, pero lo que más daño causó a Neme, fueron sus enemigos agazapados dentro de su mismo partido, (todos coludidos) que orquestaron una campaña sistemática de descrédito contra la obra pública y social que realizaba, durante los tres años que duró su mandato, hasta el 28 de enero de 1992, cuando presentó su licencia definitiva a su cargo, para irse de Tabasco con su familia para nunca volver, al menos vivo, ya que solamente muerto volvieron sus restos mortales a su terruño. Salvador Neme fue juzgado y sentenciado sin miramientos por sus adversarios políticos de adentro y de afuera, lo quemaron en leñan verde, sus hijos no corrieron mejor suerte que él, y nadie, pero nadie, daba un peso políticamente hablando de los hermanos Nemes, la paradojas de la vida los ha colocado en otra dimensión. Lo que más le dolió a Salvador Neme fue la ingratitud de varios de sus amigos, que en esos virajes de la política, no supieron defender su honra y terminaron por hacer leña del árbol caído, no profesaron ese acto de amistad que Neme hasta el día de su muerte ponderó y se presentaron al día siguiente de su partida a quemarle incienso al gobernador interino Manuel Gurría, solo para cuidar sus intereses y salvar sus privilegios.
Escrito por algunos como el trienio trágico, muchos se sumaron al linchamiento político mediático contra Salvador José Neme Castillo y su familia, quienes se fueron a radicar a la ciudad de México. Desde el extinto Héctor Arguello, pasando por el también fallecido Luís Priego Ortiz, y sus compinches de esa época, Nicolás Haddad López y Lorena Beaurregard de los Santos, el extinto Nicolás Reynés que se quedó en el camino para lograr la candidatura a la gubernatura, Juan José Rodríguez Prats, que era diputado federal y luego vino como secretario de gobierno con Manuel Gurría, el finado Amador Izundegui, Roberto Madrazo, Arturo Núñez, quien era subsecretario de Desarrollo Político en la Secretaría de Gobernación donde el titular era Fernando Gutiérrez Barrios, entre otros políticos que desde adentro de su partido conspiraron para echar fuera del gobierno a Salvador José Neme Castillo, quien partió el 28 de enero de 1992.
Pues bien mañana viernes al filo de las seis de la tarde la familia Neme Castillo, Neme Sastré, así como integrantes de las familias cercanas a ellos como Sánchez de la Cruz, Yabur Elías, Barrueta Cambrano, Fojaco Rojas, Rojas Herrera, Manrique Fojaco, Graham Zapata, González Lastra, Hechem Cárdenas, Mier y Concha Jiménez, Méndez Garrido, Alí de la Torre y Pedrero Ocaña, entre otras muchas que permanecieron fieles a la causa, seguramente estarán presentes en la develación del busto del ex-gobernador que se realizará allá por las inmediaciones del parque Tabasco, como un justo homenaje a su trayectoria política. Seguramente por aquellos avatares de la política ahí mismo veremos caras de quienes en el pasado negaron a Salvador Neme y le dieron la espalda, pero ahora ante el regreso de los hijos del ex-gobernador a los primeros planos de la política al lado del presidenciable, Enrique Peña Nieto, muchos querrán tomarse la foto para decir que siempre estuvieron ahí al lado de la familia Neme, pero el juicio de la historia es implacable. Hoy, el Ojo Visor, que en todo está, rememora una de los apotegmas de campaña que hiciera célebre Salvador José Neme Castillo: “los tabasqueños nos llamamos y nos conocemos por nuestros nombres y nuestros apodos, entre nosotros no podemos disimular una discreta pobreza ni una enorme riqueza, como tampoco la forma en que arribamos a alguna de éstas situaciones”.
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