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(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)
Un gato siamés llamado Pancho
Aunque la táctica es desviar la atención de los desocupados, muchos de nuestros problemas diarios, a la larga, nos afectarán. Así que una semana movidita como la que está terminando, con taxistas encabronados y polis dándole vuelo al garrote, nada hay como tomar las cosas con el mejor humor.
Esta es una historia que nos aconteció a Valo Bellizzia, inteligente hombre de cultura nacido en Centla y avecindado en ese municipio y a mi. La semana pasada que fui a ese lugar, descubrí a lo lejos a mi amigo. Parado en una esquina, manipulaba su teléfono celular. Observé que sonreía a plenitud, primero, y de repente un caudal de lágrimas se agolpó en sus cansados ojos. Caray, me dije, ¿qué le pasará mi viejo amigo de correrías? Lo abordé de inmediato.
--“Valo, cabrón, ¿qué tienes? ¿Estás enfermo? ¿Se te murió tu mejor amigo, el veteranísmo “Pancho”? De repente te veo con la felicidad inundando tu cara y luego pasas a lo contrario y rompes en llanto”…
--“Nunca me comprenderás, hijo de la tiznada, me respondió. Tú bien sabes que Nicolás es mi más querido hijo”…
--¿Tú más querido hijo? El único, cabrón, a no ser que me salgas que tienes por ahí otro con la mamá de Puk y Suk…
--No te burles, güey, te hablo en serio. Hace rato recibí un mensaje de él desde Mérida. Nicolás, como tú sabes, es diputado federal. Me dice que su presencia y trabajo fueron decisivos en el triunfo de la candidata priista, una tal Araujo, a la alcaldía de la ciudad blanca. Que todas las malas mañas que aprendió con Ascencio, Romeo, Arnulfo y Memo Hernández, le permitieron darle una madriza a los panistas con todo y César Nava…
--¿Eso te dijo Nicolás?, indagué...
--Si cabrón, y yo a Nicolás le creo todo…
--No lo dudo, Valo, no hay panadero que diga que su pan es malo, pero quiero sacarte de un error. En este momento, Manuel Andrade Díaz anda vendiendo a toda la comunidad priista de todo México, que el es el nuevo padre putativo, no sólo del nuevo gobernador de Campeche sino también de Alejandra Araujo…
--Eso es una mentira, Nicolás no puede mentirme…
--Valo, por favor, no trato de incomodarte. Te digo lo que sé. Tu bien sabes que Andrade no lo hace porque es a toda madre, es un perfecto cabrón. Pero una cosa sí sabe: gastar la lana a puños (porque se la “carranceó”) y tu hijo no. Sin embargo, Pepe Zurita, columnista de esta casa editorial, me pasó el “tic” que Andrade inventó un nuevo modelo de conseguir el voto: Regaló tortas de cochinita pibil pero a la hora de la primera mordida, la gente no podía comérsela. ¡Porque en medio de la carne iba un milagro!...
--No mames…
--Sí, pero yo descubrí el truco. El método usado por Andrade no es idea suya. El inventor es José Manuel Zurita Oropeza. Más aún, ni siquiera él es el inventor. El verdadero cerebro del truco ¡es Chucho Madrazo Martínez de Escobar!...
--En la madre…
--Sí, Valo. Cuando Chucho Madrazo fue presidente de la Gran Comisión, quien repartía el “chayo” ¡era el “Chelo” Zurita! Y el único periodista que mandó al carajo al “chelo”, fue precisamente Juanito Alejandro Hernández, el “Verduguillo”. Sucede que un fin de mes llegó el finadito por su “chayotito”.
El “Chelo”, discretamente, le entregó una cajita de chicles Adams, de esas de dos pastillitas. Juanito Alejandro se dio una encabronada de aquellas. Salió de la oficina de Zurita mentando madres y pateando lo que encontraba. Llegó a Plaza de Armas donde varios periodistas lustraban sus zapatos…
--¿Por qué vienes tan encabronado?, le preguntó el “Poseído” Paco Rojas…
--No tiene madre Zurita, le respondió. Yo no soy ni su pendejo ni ando muerto de hambre. ¿Crees que me quiso comprar con unos pinches chicles?...
--No, “brodie”, le respondió el “Poseído”. En esa pequeña cajita iban tres billetitos bien doblados de mil pesos…
--¡No chingues!, saltó el “Verduguillo”. Puta madre, y yo la cajita ya la tiré a la basura. ¿Y ora?...
--Pues me late, Juanito, que tendrás que buscar la cajita, chance y todavía esté en el bote de la basura…
Ahí sí, Valo, ví lo que significa tirarse a matar por el “chayo”. Juanito volteó al revés y al derecho los tres botes de basura. Entre gargajos y guácara de reportero crudo de “La Sirenita”, ¡ahí encontró la cajita con los tres billetitos de a mil! En esa cajita, Valo, estaba el elíxir mensual que hace tan felices a muchos…
--Oye, ¡qué buena anécdota!…
--Porque esos métodos tan secretos y patentados por Chucho Madrazo y un escudero fiel y discreto como José Manuel Zurita, no fallan. Hoy, tu hijo Nicolás te puede decir misa, pero el gordo Andrade lo supera en mañas “made in Huimanguillo”…
--Pero Nicolás me dijo…
--Valo, no le creas a Nicolás, tú eres un tipo a toda madre, pero la verdad, tú hijo poco te sacó. Es bien “marro” y ni siquiera tiene un gato que se llame “Pancho”…
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