Democracia Virtual: Eugenio Hernández Sasso / May 22

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(Publicado en el Diario El Heraldo de Tabasco)

Desierto en el trópico

Quién sabe cuál sea la maldición pero a cualquier zona de Tabasco a la que ha entrado Petróleos Mexicanos (Pemex) a extraer hidrocarburos le ha traído más perjuicio que beneficio. Desde 1970, denominada la época del boom petrolero en la entidad, las cosas nunca volvieron a ser iguales pues se contaminaron las tierras, el aire, las aguas y aún los habitantes de esta comarca que se vieron en la necesidad de crear la industria de la reclamación.

Actualmente muchos padecen las consecuencias de la explotación petrolera por parte de la empresa considerada, por José Juan Cruz Cadena, líder de la CNC en Tabasco, como la "reina de la minuta", por aquello de que para todo problema elabora una manuscrito que a final de cuentas nunca cumple.

Quienes dirigen la paraestatal no reconocen la afectación que ha causado a consecuencia de 40 años de trabajos en las comunidades del estado y no les importa el padecimiento financiero provocado a los campesinos.

Mientras Pemex extrae miles de barriles diarios de petróleo en territorio tabasqueño (el 13.7 por ciento de la producción nacional), los hombres del campo, particularmente de la costa del municipio de Paraíso, sufren las consecuencias y ven morir, poco a poco, sus pastizales, especies de concha, peces, árboles frutales, venados, armadillos, cangrejos, y, por si esto fuera poco, se resignan a contemplar la salinización de las aguas dulces en sus demarcaciones sin que nada puedan hacer para evitarlo.

Los ejidos Río Playa y Tío Moncho, así como la rancheía Hormiguero, por mencionar tres de 24 comunidades que ahora forman un desierto en las costas tropicales de Tabasco, son una prueba palpable del daño ecológico originado por la explotación del hidrocarburo en la entidad.

Las pérdidas para miles de campesinos de esa veintena de localidades de Paraíso, Comalcalco y Cárdenas han sido catastróficas, pues alrededor de 17 mil hectáreas dedicadas a la ganadería y al cultivo de maíz y otras especies agrícolas se han convertido en verdaderos cementerios cubiertos de salitre por el agua que entra del mar.

¿Por qué Pemex tiene la culpa de que esas 24 comunidades se hayan contaminado de agua salada? Porque hace alrededor de 15 años la empresa abrió un canal en la laguna Las Flores, para que sus chalanes entraran con tubería y todo lo necesario para la excavación de algunos pozos en la zona, sin prevenir las consecuencias posteriores.

Esto provocó que en temporada de lluvias el agua de mar inundara la superficie y entrara a los mantos lagunares de agua dulce, y, en los campos, asfixiara hasta el "camalote" (hierba que ni con fuego se consume) y causara la muerte de todo ser vivo que habitaba en esa área.

La ganadería ya no es económicamente rentable, pues los campesinos que anteriormente contaban con 20, 60 y hasta cien reses de cría o doble propósito ya no tienen pastura para alimentar a los semovientes ni agua dulce para mitigarles la sed; ahora, para que sus animales no se debiliten, deshidraten y mueran irremediablemente, tienen que alquilar pastura en otra zona y ver lesionada su economía en gran manera.

Pemex anunció, para este año, una inversión superior a los 44 mil millones de pesos en Tabasco; sin embargo, esos dineros se invertirán en muchas cosas, menos en proyectos productivos que puedan resarcir el daño que la empresa ha provocado al medio ambiente, y lejos de planear una estrategia de prevención, la paraestatal destruye todo a su paso sin importar los problemas que cause a miles de pobladores de este territorio tropical.

Es verdaderamente impresionante el panorama en esas comunidades. Tendrían ustedes qué verlo, como yo, fieles y leales lectores. Ahí, donde anteriormente la gente vivía de la ganadería, pesca y cosecha agrícola, ahora solamente se ven parajes interminables de tierra seca, sin un solo arbusto.

Ahí, mientras los campesinos buscan apoyo de autoridades de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y de la Secretaría de Recursos Naturales y Protección Ambiental (Sernapam), entre otras instituciones, para la realización de estudios que les permitan obtener el pago de indemnizaciones justas para salir del problema, Pemex simplemente niega su culpabilidad de la masacre ambiental en esa región.

No es posible que en un estado como Tabasco, donde Pemex tiene 64 campos de producción, casi 900 pozos en explotación, centros procesadores de gas, miles de kilómetros de ductos (que dicho sea de paso se han convertido también en potenciales bombas capaces de destruir la vida de mucha gente) y una multimillonaria inversión, la empresa paraestatal, en la que finca su economía el país, se haya convertido en un verdadero sicario ejecutor del medio ambiente en el trópico tabasqueño.

Sasson

Juan José Martínez Pérez, coordinador de una de las dos fracciones parlamentarias del PRD en el Congreso del Estado, dijo que se debe respetar la costumbre de la gente y devolver a los taxistas el cobro de tarifas colectivas. Qué pena me da el diputado. Si las costumbres se hacen leyes (como él dice), entonces para qué queremos a treinta y tantos zánganos en la Cámara local... Lo más viable es que bajen los costos pero nunca, entiéndase bien, nunca, vuelvan a cobrar el importe colectivo, ya que ésta es la mejor forma de abusar del usuario y negarle el servicio... Durante la conferencia "Opciones para la reforma del Estado", disertada en la División Académica de Ciencias Sociales y Humanidades de la UJAT, el doctor Diego Valadés Ríos, reconoció, al hablar acerca de la incidencia del estado en las oportunidades de trabajo que los jóvenes se plantean como necesarias al salir de "estas maravillosas aulas", que nuestra alma mater es "una de las mejores universidades públicas del país". No me explico cómo hay personas que se atreven a denostar el trabajo de Candita Gil en la máxima casa de estudios de Tabasco, cuando personalidades del calibre de Diego Valadés dicen todo lo contrario.