viernes, 18 de septiembre de 2015

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Tiempo de Política


Salvador Fernández
Publicado en el Diario de Tabasco

Opacidad, Centla y Zapata

En la distribución del presupuesto nacional, los municipios son los menos favorecidos, pero también los más oscuros en la transparencia del manejo de los pocos recursos económicos que mal administran anualmente.

Ayer el Instituto Tabasqueño de Transparencia y Acceso a la Información Pública expuso que de los 17 ayuntamientos del estado, solo tres cumplen con el 88 por ciento de esta obligación: Centro, Comalcalco y Balancán; otros diez no pasan del 23 por ciento y los peores son las comunas de Centla y Emiliano Zapata con un pobre acatamiento del cinco por ciento.

La conclusión está a la vista: son pocos los recursos y no los saben administrar los presidentes municipales. De otra suerte, por qué esconden la información.

En los casos más reprobables de Centla, presidido por Ramón Hernández Sánchez y Emiliano Zapata por el charro de utilería José Armín Marín Sauri, qué explicación pueden dar estos dos alcaldes cuyos ayuntamientos solo observan el cinco por ciento de las solicitudes de información.

La opacidad es la mejor amiga de la corrupción. Aquí es válido parafrasear “el que nada debe, nada esconde”. Esto obedece a que la rendición de cuentas es laxa, no se castiga por dos razones a las que le apuestan cada trienio los munícipes en turno:

1.- Quienes les sucederán fueron diputados y les deben favores por apoyos en campaña, a cambio de “cuidarles las espaldas”

2.- A la hora de la calificación de las cuentas públicas en el Congreso local, las fracciones suelen negociar los perdones, a través de la “solventación” de las observaciones, que no es otra cosa que parchar los huecos dejados por el desvío de los recursos públicos.

Solo se van a la cárcel quienes no entran en ambos esquemas de negociación o por razones políticas si caen de la gracia de sus padrinos.

El más reciente caso fue el ex alcalde de Jalapa, Antonio Priego Jiménez, capturado en el 2009 acusado de peculado por el desvío de 16 millones de pesos. Fue liberado en el 2011, reaprehendido y liberado en el 2012. En el 2013 intentaron sin éxito llevarlo a prisión por tercera ocasión.

Otros dos Antonios estuvieron recluidos en el Creset: Román Álvarez de Tacotalpa en el gobierno de Manuel Gurría y Maza Fuentes, acompañados de Enrique Campos de Cunduacán, en el trienio de Salvador Neme.

Un caso aparte es Jonuta, uno de los municipios más atrasados del Estado, que ha tenido la mala suerte de tener tres trienios de pesadilla que le valieron la cárcel a Saúl Jiménez en el sexenio de Manuel Gurría Ordoñez y de Felipe Torres durante la administración de Roberto Madrazo Pintado. Como alcalde en el poder, Torres Arias tiene un futuro incierto pues se le señala de tener una nómina paralela apócrifa en los nombres del personal, pero real en las ganancias para sus bolsillos.

Y como Dios los hace y ellos se juntan, coincidiendo con el “estilo de gobernar” de Jiménez Méndez encarcelado por desviar recursos, calificó para formar parte del actual ayuntamiento de Felipe Torres Arias. Tal para cual para desgracia de los jonutecos, que no aprendieron la lección.

TIEMPO FUERA.- La mejor prueba de las componendas históricas en el Congreso local fue el caso de Toño “Brizuela” Priego: primero se ejerció acción penal y solo cuando no quedaba de otra los diputados procedieron posteriormente a desaprobar su cuenta pública. Sin embargo, la irresponsabilidad de los legisladores de no castigar en tiempo y forma la corrupción de Priego Jiménez quedó registrada para la historia.

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