José Luis Gutiérrez Gutiérrez
jlggutierrez@hotmail.com
Publicado en el Diario EL HERALDO DE TABASCO
EL PAN NUESTRO DE TODOS LOS DÍAS
Las ejecuciones, secuestros, robos a transeúntes, casas, comercios y vehículos continúan siendo por desgracia el pan nuestro de todos los días. No hay un solo día en que no se cometa en Tabasco delitos de orden federal y común que tienen, con justa razón, a la población literalmente en zozobra, a punto de enloquecer. La situación en algunos lugares, verbigracia, Cárdenas, Cunduacán, Villahermosa, Huimanguillo…es ya insoportable, insostenible, como lo muestra el éxodo de tabasqueños a otras entidades del país, sobre todo a Yucatán, Mérida.
Para ser justos estamos obligados a reconocer y aceptar que no es un problema que se haya iniciado en la administración “nuñista”, pues durante el desafortunado gobierno de Andrés Rafael Granier Melo se radicalizó, se acentuó mucho más que en los periodos gubernamentales de Roberto Madrazo Pintado y Manuel Andrade Díaz, empero, en el mandato de Arturo Núñez Jiménez los escenarios sociales han empeorado.
Las causas de ello, afirman los especialistas, son multifactoriales, pues va desde la falta de una buena educación hasta problemas de carácter psicológicos. El meollo del asunto es que las autoridades federal, estatal y municipal no le encuentran la cuadratura al círculo, tal y como lo avalan y confirman las estadísticas de las instituciones nacionales y organismos emergentes, las que por cierto contradicen los números que se festejan aquí con bombos y platillos.
En lo personal no veo cómo vayan, ya no digamos a combatirlas en su totalidad, sino a disminuir sustancialmente las ejecuciones y los secuestros, que son los que mayormente tienen a los gobernados pidiéndoles a todos los Santos y Vírgenes por haber, que no les vaya a tocar a ellos, entre los que me incluyo, pues estamos en la indefensión. No hay quien nos garantice regresar sanos y salvos a casa.
Los únicos que tienen asegurado regresar a casita sin rasguño alguno, son el grueso de los funcionarios de primer nivel del gabinete nuñista, pues con nuestros impuestos contratan guardaespaldas y camionetas blindadas. Y hay quienes abusivamente lo hicieron extensivo a sus esposas e hijos, y lo más seguro, es que hasta la otra dueña alcanzó; mientras tanto nosotros sigamos encomendándonos a Dios, y a todo el que se pueda.
Lo cierto es, que en el combate al crimen, en cualquiera de sus modalidades, las autoridades han rotundamente fracasado. Los logros han, son y seguirán siendo, para nuestra desgracia, irrelevantes, pírricos. Prueba de ello, es que a todas horas del día te pueden, si bien te va, pegar el susto de tu vida. Ya no puede uno caminar con la tranquilidad de hace algunos años, ahora hay que estar cuidándose hasta de la policía, pues si te apendejas o te pones refunfúñate, te madrean, te roban y te van a tirar por ahí. Los tránsitos son más decentes, aunque también te bajan la lana.
Dígase lo que se diga, estamos padeciendo en carne propia la ley de la selva, por la simple y sencilla razón de que no hay una sola autoridad digna de respeto. Es cierto de que no todos son así, pues hay elementos buenos, eficientes, capaces, comprometidos, honestos…pero por desgracia son unos cuantos, pues la mayoría está lisa y llanamente: corrompida. Para acabarla de amolar las relaciones entre ellas dejan muchísimo que desear, por más que se tomen públicamente las fotos abrazaditos, sonriendo y hasta agarrados de las manitas.
Lo más preocupante y triste es que no se ve que la situación vaya a cambiar en el corto y mediano plazo, por lo que tendremos que reforzar nuestras medidas de seguridad y seguir acostumbrándonos a convivir con el miedo, sin dejar, obviamente, de rezar mañana, tarde y noche, y si es posible hasta de madrugada, más si se va usted de parranda, ya que ni eso puede hacer uno a gusto. En serio: ¡qué jodidos estamos!
“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”
(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)
Al sospechoso secretario de Salud, Juan Antonio Filigrana Castro, le faltó agregar en la información de anteayer, los nombres no solo de los lugares en donde se expende carne, vísceras e hígado contaminado con clembuterol (“…anabólico usado ilegalmente por algunos ganaderos para el rápido crecimiento de la masa muscular del ganado…”.), sino el de los dueños, al menos, claro está, que esté pensando en negociar con ellos, pues desde acuerdo al propio boletín oficial, los propietarios violaron la Ley General de Salud y la Ley Federal de Sanidad Animal, por lo que pueden ser sancionados hasta por 12 mil salarios mínimos.
Debe de seguir el ejemplo del titular de la PROFECO, Máximo Moscoso Pintado, quien cuando aplica la ley, no solo da pelos y señales de los comercios multados, sino el castigo al que se hacen acreedor por ojetes.
Después de todo, los dueños de los rastros, matanzas rurales y establecimientos no se pusieron la mano en el corazón cuando decidieron poner a la venta productos dañinos para la salud de niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad.
Así que no veo porque tenerles compasión, pues quien sabe desde cuándo están perjudicando a quienes inocentemente les compran.
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