Retomar el respeto a adultos, profesores y compañeros de aulas; atención profesional a casos de violencia; establecer reglas y límites, sugiere el foro “Violencia Escolar: Mecanismos de Atención”, organizado por la CEDH.
Columnas en Tabasco
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Para enfrentar de manera frontal el abuso en las aulas, urge retomar el respeto a los adultos, maestros y compañeros de clases, lo mismo que restringir el uso de la telefonía celular y redes sociales en general, concluyó el foro consultivo “Violencia Escolar: Mecanismos de Atención”, organizado por la CEDH, donde se sugirió establecer atención psicológica permanente a profesores y alumnos.
La consulta pública realizada por el ombudsman tabasqueño sugirió también diagnosticar médicamente a los niños que ejecutan violencia escolar, para ser tratados y evitar desde la raíz el fenómeno, el cual se atacaría a través de una comisión al interior de las escuelas con la participación de maestros y padres de familia.
Para la identificación correcta del fenómeno, el foro trabajó en seis mesas, donde expertos hicieron profundos análisis, estableciendo que la violencia escolar surge como un conflicto mal abordado y se manifiesta como maltrato, intimidación, acoso, hostigamiento, abuso, discriminación, dominación, sumisión, amenaza, agresión, burla, humillación, con la finalidad de causar daño a la integridad de la persona.
El fenómeno tiene como consecuencia bajo rendimiento escolar, deserción, depresión, inseguridad, baja autoestima, temperamento agresivo y alteraciones en las emociones y contactos.
Se concluyó que el tipo de violencia escolar más dominante es el emocional y se da mayormente al interior de las escuelas, donde los protagonistas de los casos de acoso sueles ser niñas y niños que están en el proceso de entrar a la adolescencia.
Esta violencia se caracteriza por una reiteración encaminada a intimidar a la víctima, implicando un abuso de poder, de manera que el sujeto maltratado queda expuesto física y emocionalmente, al tiempo que adquiere una serie de secuelas psicológicas, donde es común que viva aterrorizado con la idea de asistir a la escuela y que se muestre muy nervioso, triste y solitario.
De tal forma, el foro sugirió atender el maltrato infantil desde un enfoque interdisciplinario en términos de educación, salud, justicia y niñez, lo que permitirá restablecer derechos al niño.
La mesa que trabajó el tema “Entorno de Violencia Escolar” identificó a este fenómeno como una cadena de acciones que surgen en el hogar, de donde han salido para expresarse en las escuelas.
Frente a ello se opinó que es necesario retomar las formas de convivencia familiar que permitan vincular al menor, al tiempo de fortalecer autoestima, valores, reglas y límites.
De acuerdo con la mesa “es deber de todos los actores del proceso educativo establecer actos preventivos para evitar la violencia”, la cual es realizada por estudiantes que no han tenido una calidad educativa, falta de aprendizaje con responsabilidad, donde los profesores juegan un papel principal.
Se indicó que una forma de disminuir la violencia escolar es incrementar la actividad física en las escuelas, “ya que se ha demostrado que el hecho de no sacar toda la energía que encierra un niño, lo desvía hacia la violencia”.
En el tema “Efectos en el Desarrollo del Menor y la Familia”, el foro llamó a los padres a jugar ese papel con dedicación y afecto, al tiempo que deben generar temas de valores, como el respeto a los adultos, maestros y compañeros de escuela.
El foro consideró pertinente establecer un programa educativo donde niñas y niños comprendan que cada individuo es diferente y por tanto deben aprender a ser tolerantes y respetuosos, dejando a un lado conductas agresivas.
Frente a la “Importancia de Denunciar, Detectar, Diagnosticar y Atender Casos de Violencia”, los expertos se inclinaron por la capacitación a alumnos y padres de familia para que sepan cómo denunciar el fenómeno, lo que se complementaría con buzones para denuncias anónimas, al tiempo que una legislación regularía la forma de diagnosticar a las víctimas y victimarios, lo mismo que sancionar a quienes sean responsables de denunciar y no lo hagan.
Se acogió la propuesta de fomentar la educación de menores y docentes que están obligados a adquirir competencias y habilidades que les ayuden y permitan comprender el problema y puedan manejar herramientas que provoquen un cambio en los paradigmas existentes.
Entre las propuestas destacan una campaña contra la violencia que permita dar a conocer maneras de prevención, detectar a los niños que presentan ira; que las autoridades escolares se transformen en participantes activos en la prevención del abuso infantil en cualquiera de sus formas; diseñar mecanismos para detectar niños con déficit de atención, y crear comisiones para tratar los casos de violencia.
Dentro de las “Medidas Correctivas y Preventivas”, el foro pidió profundizar en el origen sociocultural de los conflictos, establecer medidas disciplinarias y desaliento de la violencia escolar antes que sanciones o castigos; establecer mecanismos de mediación y estimular la comunicación entre la escuela, padres y alumnos.
En cuanto a la atención a víctimas, se propusieron consultorios psicopedagógicos en las escuelas, estricta y puntual aplicación de las normas de atención y protección de víctimas; atención permanente de los padres de familia en el cuidado de sus hijos, así como el uso responsable de las tecnologías.
Se sugirió también que la CEDH y la Secretaría de Educación capaciten en todos los planteles educativos del Estado con relación al Protocolo de Combate a la Violencia Escolar y la Promoción y Difusión de los Derechos Humanos.
Para enfrentar de manera frontal el abuso en las aulas, urge retomar el respeto a los adultos, maestros y compañeros de clases, lo mismo que restringir el uso de la telefonía celular y redes sociales en general, concluyó el foro consultivo “Violencia Escolar: Mecanismos de Atención”, organizado por la CEDH, donde se sugirió establecer atención psicológica permanente a profesores y alumnos.
La consulta pública realizada por el ombudsman tabasqueño sugirió también diagnosticar médicamente a los niños que ejecutan violencia escolar, para ser tratados y evitar desde la raíz el fenómeno, el cual se atacaría a través de una comisión al interior de las escuelas con la participación de maestros y padres de familia.
Para la identificación correcta del fenómeno, el foro trabajó en seis mesas, donde expertos hicieron profundos análisis, estableciendo que la violencia escolar surge como un conflicto mal abordado y se manifiesta como maltrato, intimidación, acoso, hostigamiento, abuso, discriminación, dominación, sumisión, amenaza, agresión, burla, humillación, con la finalidad de causar daño a la integridad de la persona.
El fenómeno tiene como consecuencia bajo rendimiento escolar, deserción, depresión, inseguridad, baja autoestima, temperamento agresivo y alteraciones en las emociones y contactos.
Se concluyó que el tipo de violencia escolar más dominante es el emocional y se da mayormente al interior de las escuelas, donde los protagonistas de los casos de acoso sueles ser niñas y niños que están en el proceso de entrar a la adolescencia.
Esta violencia se caracteriza por una reiteración encaminada a intimidar a la víctima, implicando un abuso de poder, de manera que el sujeto maltratado queda expuesto física y emocionalmente, al tiempo que adquiere una serie de secuelas psicológicas, donde es común que viva aterrorizado con la idea de asistir a la escuela y que se muestre muy nervioso, triste y solitario.
De tal forma, el foro sugirió atender el maltrato infantil desde un enfoque interdisciplinario en términos de educación, salud, justicia y niñez, lo que permitirá restablecer derechos al niño.
La mesa que trabajó el tema “Entorno de Violencia Escolar” identificó a este fenómeno como una cadena de acciones que surgen en el hogar, de donde han salido para expresarse en las escuelas.
Frente a ello se opinó que es necesario retomar las formas de convivencia familiar que permitan vincular al menor, al tiempo de fortalecer autoestima, valores, reglas y límites.
De acuerdo con la mesa “es deber de todos los actores del proceso educativo establecer actos preventivos para evitar la violencia”, la cual es realizada por estudiantes que no han tenido una calidad educativa, falta de aprendizaje con responsabilidad, donde los profesores juegan un papel principal.
Se indicó que una forma de disminuir la violencia escolar es incrementar la actividad física en las escuelas, “ya que se ha demostrado que el hecho de no sacar toda la energía que encierra un niño, lo desvía hacia la violencia”.
En el tema “Efectos en el Desarrollo del Menor y la Familia”, el foro llamó a los padres a jugar ese papel con dedicación y afecto, al tiempo que deben generar temas de valores, como el respeto a los adultos, maestros y compañeros de escuela.
El foro consideró pertinente establecer un programa educativo donde niñas y niños comprendan que cada individuo es diferente y por tanto deben aprender a ser tolerantes y respetuosos, dejando a un lado conductas agresivas.
Frente a la “Importancia de Denunciar, Detectar, Diagnosticar y Atender Casos de Violencia”, los expertos se inclinaron por la capacitación a alumnos y padres de familia para que sepan cómo denunciar el fenómeno, lo que se complementaría con buzones para denuncias anónimas, al tiempo que una legislación regularía la forma de diagnosticar a las víctimas y victimarios, lo mismo que sancionar a quienes sean responsables de denunciar y no lo hagan.
Se acogió la propuesta de fomentar la educación de menores y docentes que están obligados a adquirir competencias y habilidades que les ayuden y permitan comprender el problema y puedan manejar herramientas que provoquen un cambio en los paradigmas existentes.
Entre las propuestas destacan una campaña contra la violencia que permita dar a conocer maneras de prevención, detectar a los niños que presentan ira; que las autoridades escolares se transformen en participantes activos en la prevención del abuso infantil en cualquiera de sus formas; diseñar mecanismos para detectar niños con déficit de atención, y crear comisiones para tratar los casos de violencia.
Dentro de las “Medidas Correctivas y Preventivas”, el foro pidió profundizar en el origen sociocultural de los conflictos, establecer medidas disciplinarias y desaliento de la violencia escolar antes que sanciones o castigos; establecer mecanismos de mediación y estimular la comunicación entre la escuela, padres y alumnos.
En cuanto a la atención a víctimas, se propusieron consultorios psicopedagógicos en las escuelas, estricta y puntual aplicación de las normas de atención y protección de víctimas; atención permanente de los padres de familia en el cuidado de sus hijos, así como el uso responsable de las tecnologías.
Se sugirió también que la CEDH y la Secretaría de Educación capaciten en todos los planteles educativos del Estado con relación al Protocolo de Combate a la Violencia Escolar y la Promoción y Difusión de los Derechos Humanos.
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