La jarana yucateca, un patrimonio de nuestras costumbres
Pilar Faller Menéndez
La Jarana, baile tradicional yucateco, puede definirse como un alboroto o ruido que arma gente reunida que se está divirtiendo o peleando. Con ese nombre se conoce también al baile típico yucateco, ya que entre sus características durante el baile se zapatea con gran algarabía sobre tarimas de madera y los mismos bailarines hacen bullicio para animar el baile, que se engalana con los coloridos ternos con los que se visten las bailarinas, y agitan sus rebozos para contagiar a los presentes de alegría.
Durante la época de la Colonia, cuando los españoles y criollos escuchaban a los mestizos o indígenas con su música y jolgorio durante las fiestas de su pueblo, ellos comentaban despectivamente que “había empezado la jarana” lo cual les molestaba mucho por el bullicio que provocaban con su estrepitosa música formada por una charanga o banda con dos clarinetes, dos trompetas, dos trombones, un güiro y timbales.
La jarana también demuestra destrezas de equilibrio, ya sea cuando bailan con bandejas en la cabeza, las cuales contienen vasos de cerveza, y deben permanecer bailando pero sin mover la cabeza para que el líquido no se derrame. Otra de las suertes consiste en bailar sobre los almudes, que son unas cajas de madera de dimensiones donde a duras penas caben los pies de los bailarines que continúan bailando al mismo ritmo acelerado, con el peligro de caer.
Hay otra jarana en la cual se trata de representar una especie de corrida, llamada “El torito”, en donde las mestizas con los paliacates de los mestizos, los torean, haciendo alusión a uno de los eventos que se llevan a cabo durante las fiestas de cada pueblo que es la corrida. El baile de las cintas es un baile en el cual cada mujer toma una cinta que cuelga de un palo de aproximadamente dos metros y medio de altura, que es sostenido por algún mestizo, y se realiza un “trenzado” mientras se baila.
La parte más jocosa para muchos es el momento de las bombas. En donde la música para y los bailarines se dividen entre hombres y mujeres, y en forma de rima se expresan comentarios jocosos o picarescos, que muchas veces solamente entendemos los locales porque algunas palabras utilizadas son propias de nuestro estado.
Contemplar nuestras tradiciones es recordar que en algún momento alguien nos enseñó algún paso de jarana, o alguna bomba que tenemos que aprender porque es algo que la gente que no vive en nuestro estado siempre nos pide, ver el baile de las cintas… es un lujo que podemos darnos y contemplarlo todos los lunes a partir de las nueve de la noche en los bajos del Palacio Municipal de Mérida.
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