(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)
Esto no es de tiempo
En cuanto a las alcaldías tabasque- ñas se ha planteado una discusión errónea ya que se ha enfocado --más que nada- - en la duración del periodo constitucional y en la conveniencia de aumentar éste de tres a cuatro años. Esto de por sí ya plantea una discusión --o "valoración" del tema, como algunos le han llamado-- equivocada e irrelevante, porque el factor tiempo no es determinante en el buen funcionamiento de las presidencias municipales, pues el hecho de que una administración dure tres o cuatro (o cinco) años en nada garantiza que las cosas se vayan a hacer bien por parte de los presidentes y los respectivos cabildos. La cuestión no es de tiempo (de un año más o de conservar el periodo trianual). Por supuesto que va más allá, lo que se ha perdido de vista por muchos de los promotores de la idea --como si con ella se fuera a salvar al municipio tabasqueño de su inoperancia--, que supeditan la eficacia de esta institución al mero alargamiento del mandato constitucional. El mal presidente municipal lo es no porque dure en el cargo dos, tres o cuatro años. Lo es, porque de todas maneras, aún siendo alcalde cinco años, no posee condiciones para ser un buen alcalde. Pensar en tiempos como varitas mágicas para hacer funcionar las presidencias municipales es errar de entrada. Eso no soluciona nada, y hasta pudiera ser que agravara aún más las cosas. Esto es, y a ello deberían enfocarse los diputados, otorgarle más facultades a los ayuntamientos, proporcionarle más recursos (para sacarlos, aquí en Tabasco, de la situa- ción de insolvencia en que se encuentra próximamente la mayoría de ellos), concederlas la mínima autosufi ciencia, siquiera, establecer sistemas de control del gasto público que impidan la corrupción y los malos manejos, etcétera. Los partidos políticos, por su parte, tendrían que proponer para el cargo de presidente municipal a personas que sepan para qué sirve una presidencia y qué es lo que debe hacerse al frente de ella, para las que el aprendizaje sea breve (y no se lleve todo el primer año), evitando la práctica de hacer candidato a ese puesto a quien no reúna un mínimo de requisitos. El mayor tiempo en el cargo de presidente municipal --con malos alcaldes y con ayuntamientos quebrados o con severos problemas financieros-- no resuelve nada; esto no es una solución atinada. Lo que hay que hacer es rescatar o fortalecer la institución y ponerla en manos de hombres competentes, con formación política y administrativa, olvidándose de amigos y de improvisados.
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