(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)
Edomex, lección de trámite
Este domingo se va a celebrar la que pintaba como la elección de las elecciones. Ni más ni menos que como el magno proceso político-electoral del país, en donde se dirimiría mucho más que la gubernatura del Estado de México: la Presidencia de la República. Allí, en el Estado de México, estaba en juego --así se presentaba todavía hace unos cuantos meses-- el regreso del PRI a Los Pinos o la permanencia en él del PAN. Era el todo o nada para ambos partidos, para sus candidatos y para el país. El PRI luchaba porque la mentada alianza PRD, PAN, o de las izquierdas con la derecha, no se concretara en esa entidad, ya que juntas estas dos fuerzas no sólo podrían darle un gran susto sino hasta ganarle en las urnas, dándole un duro golpe al aspirante mejor posicionado para la lid electoral del 2012. Acción Nacional hacía un denodado esfuerzo porque el perredismo mexiquense se mantuviera firme a su lado a pesar de la manifiesta oposición de AMLO para que fueran coaligados a las urnas. La alianza se dio, aunque en realidad distó de darse. El todo contra el PRI, y particularmente contra Peña Nieto, el hombre que el PAN no querría en Los Pinos, no prosperaba; AMLO lograba imponer su liderazgo en esa entidad. Peña Nieto hacía una jugada desequilibrante: se olvidaba de su verdadero candidato y jugaba a la segura, quitándole al PAN (y a la corriente chuchista) a Eruviel Avila, a quien postulaba para la gubernatura, con lo que allí, prácticamente, dirimía la elección de este domingo, que dejaba de verse como apretada y definitoria. Hoy la elección de Edomex --con encuestas, falsas o ciertas, que le dan amplia ventaja al candidato del PRI-- parece de mero trámite para Enrique Peña Nieto y el grupo que lo rodea. Ya no será, en efecto, lo definitoria que se pensó, porque allí no se jugará la suerte de este pretendiente a la candidatura presidencial priísta, que ni saldrá más fuerte ni más débil de tal contienda. Esta elección será, quizá, como cualquier otra que se haya realizado en los estados de la República, con un ganador predecible y, como todas aquellas, con el aparato de gobierno operando de la manera que sabe hacerlo para mantenerse en el poder. En el Estado de México este domingo no se va a resolver el futuro del país, sino solamente quién será el nuevo gobernador --lo que ya se da por descontado-- y la candidatura presidencial de Enrique Peña Nieto --o quizá ni eso.., que habrá pasado el escollo de esas elecciones y sacará mayor ventaja a Manlio Fabio Beltrones en la contienda priísta. Ganar la gubernatura del Estado de México no es ganar la Presidencia de la República. No ocurrió así hace seis años ni tampoco doce años atrás. Un triunfo priísta, por amplio que sea, no será para echar al vuelo las campanas.
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