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(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)
¿Qué hacer con municipios quebrados?
Bien sabido es que las finanzas de la mayoría de los municipios --si no es que de la totalidad de ellos-- están en quiebra. Eso es público.
No hay ayuntamiento tabasqueño que no haya recibido adeudos cuantiosos el uno de enero de este año; quizá ninguno habría encontrado un peso en caja siquiera (ni para pagar, como se dice la primera quincena).
Todos --o la mayoría, para no generalizar-- recibieron vehículos y equipo de oficina en malas condiciones, caminos destrozados, infraestructura física destruida, deudas millonarias (con la CFE y proveedores) y desde luego una cara y obesa burocracia, parte de un gasto corriente que les absorbía casi todo el presupuesto.
Bien habría dicho meses antes el gobernador Granier Melo que todos los ayuntamientos del estado "están quebrados". Y en efecto, como después declararían muchos de los nuevos presidentes, estaban en quiebra cada uno de ellos.
Los nuevos alcaldes tuvieron que llegar atados de manos a las alcaldías: sin un peso en caja y con deudas pendientes de pago (y con cobradores a la puerta de su oficina). ¿Qué hacer en esas condiciones?, ¿cómo empezar su administración con tamaña escasez de recursos? Pues no quedaba más que pedirle apoyos a la Federación, al estado o a cualquier organismo o asociación, pues en estos tiempos --por la condición en que éstas se encuentran-- ya los vecinos no cooperan a como lo hicieran en tiempos anteriores.
El gobierno estatal no tenía de dónde darles, la Federación disponía de algunos programas (que había que solicitar). Los nuevos alcaldes no disponían de muchas opciones para sacar su chamba. ¿Cómo hacerle para reducir la enorme burocracia que a cada uno de ellos angustiaba sin generarse demasiados problemas? ¿O cómo hacer más con menos o siquiera atender lo más apremiante? En estos tiempos difíciles no tenían --y seguramente no tienen-- por dónde hacerle los alcaldes, por más ganas de trabajar que tengan algunos de ellos (y no todos). El gobierno estatal no les daría, la Federación tampoco, o tal vez, los vecinos no, PEMEX quizá no les otorgaría mayor ayuda; además con esas burocracias y esas deudas heredadas. ¿Cómo hacerle? Los proveedores quizá --a sabiendas de lo endeudados que están-- no les abran ninguna línea de crédito; ¿excedentes petroleros?, ya el gobernador les anticipó que no habrán; ¿adelgazar la burocracia drásticamente y reducir el gasto corriente? Nada de eso, y menos hacer magia.
Hoy los alcaldes buscan que el Congreso estatal les dé capacidad de adquirir deuda --aún sea a corto plazo-- con instituciones bancarias.
Lo más probable es que se las conceda. Que tiempos tan difíciles para los nuevos alcaldes, y lo peor es que o entregan resultados o los vecinos de su municipio no tardarán en odiarlos.
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