jueves, 16 de junio de 2011

Opinión: Francisco Peralta Burelo / Jun 16

(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)

Hank, lo mágico de nuestra realidad

Hoy Jorge Hank Rhon está en su casa y libre de acusaciones. Sin duda alguna la libró. Hace apenas unos cuantos días el ex alcalde de Tijuana, candidato perdedor a la gubernatura de Baja California, y sobre todo hijo de Carlos Hank González, estaba envuelto en uno de los operativos más espectaculares e impactantes de la Policía Federal. Su casa era allanada, él casi levantado de la cama en que dormía junto con su esposa, cubierto de los ojos, detenido, fotografiado cerca de un montón de armas, subido a una patrulla y llevado, bajo extremas medidas de seguridad, a un lugar de arraigo. Un ministerio público (o varios tal vez) lo declaraban y practicaban una serie de investigaciones. A Hank Rhon se le investigaba por acopio de armas y por nexos con la delincuencia organizada. Su situación legal parecía sumamente difícil, con una predicción de varios años tras las rejas. Se hablaba de flagrancia y de pruebas suficientes para hundirlo en la cárcel. El negaba todo y se defendía. La prensa nacional daba especial cobertura a los detalles de la detención de tan prominente personaje. La dirigencia nacional del PRI denunciaba cacería de brujas y venganza política; el PAN y los panistas justificaban plenamente la acción ministerial. Entonces no se veía cómo poderoso empresario pudiera salir bien librado de ésta, más todavía si se tomaba en consideración que la PGR continuaba investigando y que no tardaría en iniciarla nuevas indagatorias y en fincarle nuevos cargos. El PRI dejaba de salir en su defensa (guardaba silencio); la embestida mediática no cesaba. Hank Rhon parecía hombre liquidado, en manos de la justicia que lo privaría de su libertad por largo tiempo. Todo, al parecer, lo acusaba; la mejor defensa --a cargo aún de los mejores abogados-- como que no podría sacarlo de tal brete. "Esto va para largo --se decía-- y Jorge Hank Rhon está atrapado. Se hablaba de justicia y de injusticia (porque no le faltaban defensores, menos todavía en su lugar de residencia, en donde cientos de gentes se manifestaban a favor suyo y demandaban su libertad. Cuando prendía la idea de que Hank Rhon no tenía para dónde ir, que el ministerio público podría sustentar una consignación en contra suya y que un juez tendría que declararlo formalmente preso, ocurrió lo que parecía poco probable ya: quedaba en libertad. Hoy Hank Rhon, libre de cargos en su contra, está en libertad. El escándalo, las acusaciones, la detención, el arraigo, y todo eso, las reacciones a favor y en contra, las loas a la justicia que se estaba haciendo y las críticas a la forma de proceder de militares y policías, quedaran atrás. Hank Rhon hoy está en las mismas de antes y si pasó algo como si no hubiera pasado nada. Así de mágico fue todo esto.

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