miércoles, 8 de junio de 2011

Heraldo Político: Juan Ochoa Vidal / Columna / Jun 08

(Publicado en el Diario El Heraldo de Tabasco)

Tú tranquila, Bartola

Habrá qué admitir que Ernesto Cordero, destapado recientemente como favorito del régimen federal para la sucesión presidencial, no tiene la culpa de ser tan franco y manifestar lo que vive en carne propia; lo que percibe como el experto en temas económicos -no sociales ni políticos- que es.

Se explica el hecho de que observe y califique la situación de muchos millones de mexicanos, tal como podría hacerlo, por ejemplo, un barrendero o chofer de taxi y, desde luego, cualquier ama de casa.

Convencido de que no está equivocado en sus recientes apreciaciones que le han valido que medio mundo se ría de él y de sus aspiraciones, ayer hizo uso de su derecho a la libertad de expresión, quizá con la idea, también, de que se trataba del día más adecuado para hacerlo.

El titular de Hacienda convocó a rueda de prensa. Se anticipó que no habría preguntas y respuestas sino sólo la lectura de un texto en boca del manso secretario.

En esencia, dijo que la inflación general en México en esta última década es mucho más baja de la que sufrimos en los ochentas y los noventas. La de los ochentas, acumulada, era del quince mil por ciento. La acumulada en los noventa fue de 400 puntos porcentuales. ¡Aaaah! Pero la correspondiente a la última década alcanzó "sólo" 55 por ciento.

"Para tener una idea de lo que estamos hablando -comparó entonces- imaginemos algo que costaba diez pesos al inicio de la década de los ochentas; al final de esta misma década costaba cerca de mil 500 pesos".

A ver, lector: ¿entendió usted? Digo, porque esto ya se aproximó al juego de "dónde quedó la bolita".

"Esta estabilidad en los precios -añadió Cordero- también se refleja en la canasta básica, donde se observa el crecimiento en precios más bajos en los últimos treinta años. La inflación en la canasta básica, promedio anual, en los ochentas era del 78 por ciento; en los noventas era del 20, y en los últimos diez años ha sido de 5.1 por ciento, a pesar de tener los crecimientos internacionales en el precio de los alimentos más alto en la historia reciente".

Sí, lector. Si no le entendió al señor secretario, vuélvalo a leer. Y continúe:

"Para tener una idea, imaginen: en la década de los ochentas el precio de la canasta básica casi se doblaba cada año. Actualmente, la inflación del 5.1 por ciento de la última década, de la inflación promedio, es la más baja en los últimos treinta años.

"Esta severísima inflación en las décadas anteriores, lamentablemente disminuyó el poder adquisitivo del ingreso de las familias. Esa capacidad en los ochentas cayó un 50 por ciento. En los noventas cayó otro 35 por ciento, y es hasta esta última década donde tenemos un incremento de 2.4.

"Este crecimiento -precisó- es modesto y seguramente no compensa la caída tan brutal en el poder adquisitivo del salario mínimo de las décadas de los ochenta y noventas. Pero es claro que la recuperación del salario, del poder adquisitivo del salario mínimo, comenzó en esta última década".

Bueno. Léalo de nuevo. Analícelo. Vea qué nos quiso decir el precandidato calderonista:

El poder adquisitivo del salario mínimo se derrumbó 85 por ciento hasta finalizar el último régimen priísta; pero por obra y gracia de los dos recientes gobiernos ahora podemos celebrar una maravillosa recuperación ¡de 2.4 por ciento!, en ese salario mínimo que perciben, entre algunos otros, los trabajadores del comercio o los meseros además de la propina, y que más que nada se utiliza como punto de referencia.

Ya para rematar, el señor nos echó el clásico rollo de despedida de los economistas neoliberales:

"El reto es, sobre una base de estabilidad en precios y crecimiento económico, lograr cada vez mejores salarios y mayores ingresos para las familias en México, que la inflación no destruya patrimonio, que podamos sacar de la pobreza a las familias que nos demandan acciones oportunas y precisas; que podamos ayudar a las familias en México a construir un patrimonio.

"En eso estamos enfocados. Eso es nuestro objetivo. Eso es nuestro deber y en eso estamos trabajando". (Aplausos y más aplausos)

Así se tiene que el secretario que goza de la mayor confianza y reconocimiento del Presidente (ya hasta lo quiere dejar como sucesor), salió ahora a los medios para asegurar que no tenemos motivo para quejarnos en materia económica. Se sostiene en lo dicho: hasta Bartola puede vivir con dos pesotes, bieeeen administrados.

Eso sí: hay que ahorrar. No sea que termine esta bonanza que todos vivimos gracias a San Vicente y a San Felipe. No vayan a venir el "coco" Peña, o el "presidente legítimo".

En efecto, quienes padecimos la inflación en cascada de los ochentas, nunca podremos olvidar cómo en un solo año cualquier cosa duplicaba y hasta triplicaba su precio. La inflación alcanzó, en 1987, un nivel de poco más de 150 por ciento.

Eso ciertamente ya no sucede. Y no desde que llegaron los gobiernos panistas, sino -de manera gradual- desde que en diciembre de aquel año Miguel de la Madrid, los empresarios y líderes sindicales charros suscribieron un Pacto de Solidaridad Económica, por instrucciones del FMI y a costa de desangrar a los más jodidos.

En diciembre de 1994 la situación se le descontroló a Ernesto Zedillo, pero éste en pocos años volvió a inyectar certidumbre a la economía nacional en lo que los economistas denominan términos macros.

Sin embargo, nunca y ahora tampoco, las masas de este país han percibido la recuperación de la que se vanagloria el verdugo de Calderón. Y mejor ni hablemos de los otros terribles problemas que tiene este país.

Juan_ochoa45@hotmail.com

Facebook.com/elheraldopolitico

Twitter.com/juanochoavidal

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.