martes, 14 de junio de 2011

Transparencia Política: Erwin Macario Rodríguez / Columna / Jun 14

(Publicado en el Diario Rumbo Nuevo)
* erwinmacario@hotmail.com

¿Morir en la cárcel?

Juan Armando Gordillo de Dios,
y su esposa, la presidenta del DIF
municipal, Rosa Presenda, fueron
hechos a un lado como trastos viejos
por sus propios hijos, quienes se
creyeron con todo el derecho de
manejar la administración municipal
Jacinto López / Ojo visor 130611

Cunduacán es tema obligado. Si Ulises Gordillo Presenda, fuera únicamente el hijo del alcalde de Cunduacán; si solamente fuera el jefe de la banda dedicada a la extorsión y otros ilícitos de la delincuencia organizada, hasta bueno sería consolar al viejo presidente municipal, por tener un hijo descarriado.

Pero no. El presunto delincuente en poder de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), no es nada más el hijo de papi alcalde: era el poder tras el trono en ese municipio.

Quizá Juan Armando Gordillo de Dios, el alcalde perredista, ni siquiera haya recibido dinero de la delincuencia organizada para su campaña, como ya se corren rumores en su tierra. No salió pobre de su primer periodo como presidente municipal. Y no le dio tiempo de gastarse su dinero.

Tal vez ni culpa tenga por haber dejado el Ayuntamiento en manos de su hijo Ulises. Como ya lo escribió el vecino de estas páginas, Jacinto López: “En los hechos el presidente municipal, Juan Armando Gordillo de Dios, y su esposa, la presidenta del DIF municipal, Rosa Presenda, fueron hechos a un lado como trastos viejos por sus propios hijos, quienes se creyeron con todo el derecho de manejar la administración municipal, creyendo que nada pasaría, pero con este golpe mortal, todo puede suceder”.

Realmente los hechos delictuosos de Cunduacán tienen trasfondo. Más atrás de lo que se ve pueden surgir nuevas revelaciones que exhiban en toda su magnitud la descomposición, la pudrición, como dijo ayer Diario de la Tarde, que hay entre las autoridades de ese municipio.

El mismo Partido de la Revolución Democrática (PRD), como ayer lo dijimos, ya se ha deslindado de estos hechos que pueden, sin embargo, dañarlos. Nadie ignora la presunción del alcalde Gordillo de Dios como amigo y mecenas de la campaña política que hacia el interior de ese partido realiza Arturo Núñez Jiménez, éste sí sin ninguna culpa de lo que pasa con las vidas y obras del alcalde y sus hijos.

Sus hijos, porque el mismo colega del Ojo visor revela en su columna de ayer que Diana Gordillo Presenda, hija del alcalde, está apoderada del DIF y es “funcionaria de horca y cuchillo y no tarda y corre la misma suerte que su hermano”.

Por eso no se puede desligar al hijo del padre. O quizá el mismo alcalde esté involucrado directamente en los hechos delictuosos, a pesar de que la edad no le da para esos trotes y precisamente por ello sus hijos han hecho y deshecho en el Ayuntamiento y en el DIF.

En relación con las aspiraciones de Núñez y el hecho de que el actual alcalde de Cunduacán —hoy tal vez a punto de ir a morir a la cárcel— sea uno de los que aparecen públicamente como gente que le apoya, debe decirse que el que los actores políticos perredistas se estén deslindando ayuda al grupo que ve a Núñez, en el PRD, como el candidato.

Pero los de enfrente no crea usted que no muy adentro de sí, a pesar de su perredismo, están a la espera de los sucesos que vienen. Y si bien descartan daños al PRD —lo que está por verse— saben que de dañarse a Arturo Nuñez ellos saldrían beneficiados con la candidatura.

Y todo por la corrupción de un alcalde y de un hijo descarriado.

El mismo dirigente estatal del partido de Andrés Manuel López Obrador, May, ha cambiado su discurso y como un manso corderito ahora pide que no se politice el asunto. Él, acostumbrado a volver político todo lo que le conviene. Pero ahora les tienen agarrada las manos en la puerta… de la delincuencia organizada.

Si bien es cierto que como aspirantes a la candidatura perredista a l Gobierno de Tabasco no pueden caer “en apresuramientos”, la misma Rosalinda López Hernández se ha manifestado respetuosa de las tareas de investigación de cuestiones relacionadas con delitos.

Y ante los hechos —detención e investigación de parte de la SIEDO, entiéndase— negó que se trate de un hecho relacionado a la cuestión política, según información servida ayer en este matutino.

Qué bien que los mismos actores perredistas acepten que en Cunduacán únicamente se está investigando un caso de posible delincuencia organizada y que de resultar culpable no sólo el hijo del alcalde Juan Armando Gordillo de Dios sino el propio alcalde, no pueden acusar a nadie de persecución política, como acostumbran hacer cuando a alguno de los alcaldes o ex alcaldes se les intenta fincar responsabilidades penales.

LADO CLARO

Hasta el PRD reconoce públicamente que lo de Cunduacán no es un asunto político sino una tarea de procuración y de investigación de cuestiones relacionada con delitos. Que bueno. Así no se estorba la ley y se podrá ver tras la rejas no sólo al hijo del alcalde de Cunduacán.

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