lunes, 20 de junio de 2011

Opinión / Víctor Manuel Barceló R. / Jun 29

(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)

Grecia: “no debemos, no vendemos, no pagamos”.

La ancestral Grecia (cuna de la cultura occidental) vive ahora momentos de alta gravedad política económica y social. Su más reciente y vigorosa expresión social se da en el movimiento de los “Indignados” (Aganaktismeni, en griego) mismo que se radicaliza por toda la nación, marcado por 25 años de desastre social y moral.

Mucha crítica recibe, desde todos los vértices de la rosa de los vientos de la Política, esa manifestación, porque están, en la Plaza Sintagma -corazón de Atenas- cientos de miles, igual que en decenas de ciudades griegas, juntos, los extremos a la derecha y a la izquierda.

Están allí, unidos en el rechazo total: al Memorándum de la troika de la deuda pública (FMI, Comisión Europea y Banco Central Europeo) al gobierno, a la austeridad, la corrupción, a su democracia parlamentaria ficticia –como le llaman- a la Sra. Merkel y el neoliberalismo internacional que les empobrece; en suma, unidos en la estigmatización del sistema en que viven, como conjunto.

¿Cómo es que esta nación, en que nace la democracia, llega a tan compleja situación. Por más de dos semanas, se reúnen en Atenas, en Asamblea Popular nocturna a discutir largamente y repetir consignas? ¿A que se debe esa eclosión creciente del tejido social que les lleva a repetir consignas: "No debemos, no vendemos, no pagamos" ; "No se vende y no nos vendemos"; "Que se vayan ahora todos, memorándum, troika, gobierno y deuda" o "Nos quedamos hasta que ellos se vayan"?. Rechazo total a pagar la deuda.

En diciembre del 2009, tras secuela de años en que la economía griega mostró situaciones delicadas, el electo premier socialista, George Papandreu, informó que su deuda llegaba a nivel histórico: 300.000 millones. Allí se iniciaron las especulaciones. Un alto funcionario del Banco Central Europeo (BCE) dijo que no habrá rescate específico por otros países de la zona del euro; Alemania, señaló que la UE comparte una responsabilidad común.

En aquel momento se acordó un rescate (110.000 millones por la UE y el FMI en mayo del 2010) cuyos resultados los analiza Jérôme Duval, del Comité para Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CATDM. “Grecia, un año después de su rescate, no mejora…empeora cada vez más. La deuda aumentó mucho, por los intereses…el Estado envía una suma enorme de su presupuesto al reembolso…en vez de dedicarlo a educación o salud”.

La discusión ahora es por el volumen de la deuda, que supera los 328.000 millones de euros y representa más del 142% del producto interno bruto (PIB) griego. Esta situación ha llevado a Grecia, junto a otros países objeto de rescates financieros en la UE, a lo que afirma Juan H. Vigueras: “Grecia, Irlanda o Portugal son ya países más injustos, más empobrecidos y con mayor desigualdad social que…antes de los rescates…Cuando se anuncien mejoras, estas serán para la minoría favorecida por este modelo económico…que esconde las desigualdades detrás de las cifras macroeconómicas.

La discusión para volver a darle respiro a la economía y la vida de Grecia, entró en momento de definiciones Podrían tomarse en el transcurso de la semana entrante. Hay crisis económica en la eurozona, pero es mayor la crisis política por incapacidad de Alemania como líder para tomar decisiones y no calificar a los deudores como pecadores. Pretexto para impulsar la austeridad que pretenden las naciones poderosas, penalizando a algunos países.

La historia muestra que no es inteligente recortar el déficit en plena recesión. La idea de que un Sur, plagado de pecadores, tiene que recibir castigo es bomba de tiempo. Es evidente que hay que pagar impuestos, que no se puede engañar a Europa. Pero no hay que rebasar límites. Obligar a Grecia a privatizar es un error. Vender activos ahora, a precios de miseria, no soluciona el déficit y si impide que después se logren importantes ingresos.

La discusión es muy amplia y se da, no solo en los organismos multilaterales, sino en la Plaza Sintagma de Atenas y en muchas más, a lo largo y ancho del país. La disyuntiva es: un nuevo rescate –que ya probó su ineficacia- o una reestructuración real de la deuda que abra horizontes nuevos.

Recordemos que el colapso de Argentina llevó a la suspensión de pagos más grande de la historia. Los expertos coinciden en que la serie de salvamentos del FMI, despilfarraron miles de millones de dólares y no lograron salvar a las economías que pretendían ayudar. Se ignoró el contexto social y el político, aplicando políticas que dejan grandes sectores de la población, desempleados o subempleados. El gobierno olvidó su misión: el bienestar de la población.

Tres opciones están en discusión para el problema griego: La más exigente -Alemana con Finlandia y Holanda- es un canje voluntario de deuda que conlleve ampliación en vencimientos hasta siete años -coincidente con vida media de deuda griega-. Estiman, que con participación del 100% entre acreedores privados, no habría necesidad de nueva financiación. Se aplicaría solo la comprometida, para los próximos cinco años y medio. El inconveniente mayor: agencias de calificación, lo valorarían como un “selective default”, que supondría rescate del sistema financiero griego.

La opción intermedia es un “rollover” voluntario de bonos, al llegar a su vencimiento. Es apoyada por el BCE y mayoría de países de la UE. El objetivo: alcanzar la mayor participación posible entre los bonistas. El problema: no está claro como calificarán las agencias de ratings. Esto dependerá de condiciones y garantías que se ofrezcan.

La opción menos traumática es conceder nueva financiación a Grecia, sin que conlleve exigencias al sector privado, pero condicionada a nuevo programa de ajuste fiscal y garantía de recursos obtenidos por privatizaciones. Alternativa que contaría con el apoyo del BCE y la mayor parte de los países de la UE.

Otra solución, más drástica para los inversores privados, pero positiva para Grecia: reestructuración plena de la deuda griega que podría caracterizarse por: Diferenciación entre acreedores. Protección al BCE, a gobiernos europeos y bancos griegos, de pérdidas. En los dos primeros casos por su apoyo financiero para superar la crisis; en el último, para evitar quiebra del sistema financiero griego. El resto de inversores privados sufrirían una quita en torno al 50% que, incluso, sería muy superior si se aplazase la decisión a 2013.

La idea es trasmitir que Grecia es “caso único”. Los otros países cuestionados, están en condiciones de superar problemas de solvencia. Podrían establecerse umbrales en endeudamiento y servicio de deuda (sensiblemente superiores a los que tienen Irlanda y Portugal) a partir de los cuales podría plantearse un escenario de reestructuración.

Las propuestas de solución marcan el abanico de posiciones que asumen los grupos de países, marcadamente al Norte y al Sur, los ricos y los ahora pobres de la UE. Se entiende ya que centrarse exclusivamente en la inflación -sin atención al desempleo o al crecimiento- es arriesgado. El crecimiento requiere de instituciones financieras que brinden créditos a las empresas nacionales. Vender los bancos a extranjeros, sin crear las salvaguardas apropiadas, puede impedir el crecimiento y la estabilidad.

Una solución definitiva es urgente. El fracaso de los rescates, debe llevar a superar la mecánica de los parches. La solución sería el eurobonos, pero tiene enemigos poderosos. Farage dijo: “Parecen contentos de destruir la democracia, o que millones de personas estén desempleadas y en la pobreza. Pero no funcionará…todo el dinero para rescates se habrá ido, ya no habrá más. Pero es más serio que sólo economía. Si robas a la gente su identidad y su democracia, sólo queda nacionalismo y violencia”. Esperemos resultados.

Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com Puebla, Pue. 19-junio-2011

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