jueves, 30 de mayo de 2013

Opinión / Pedro Gutiérrez Gutiérrez / EL PERFIL / May 30

EL PERFIL.

El día 4 de mayo César Camacho Quiroz, dirigente nacional del PRI, en su visita a la sede del Comité Directivo Estatal del PRI con motivo de la presentación y toma de protesta del delegado que habrá de facilitar la renovación de la dirigencia en Tabasco, apuntó que antes de barajear nombres es necesario definir el perfil de la dirigencia que requiere el PRI, para sortear los grandes retos y adversidades que enfrenta el partido en la entidad.

Dijo entonces el dirigente nacional: “...antes de pensar en personas con nombre y apellido que son nuestro activo y de los que estamos muy orgullosos, tenemos que definir el perfil de las personas.

Vamos a definir el tipo de liderazgo que necesita el PRI de los tabasqueños, cuando definamos juntos el tipo de liderazgo que necesita el PRI, pensemos en las personas”.

Para definir el perfil que requiere la nueva dirigencia es necesario identificar los retos y adversidades que el PRI tiene que afrontar en la ruta del 2015 para poder buscar las mujeres o los hombres que embonan con las circunstancias y condiciones del momento.

El gobierno que encabeza Arturo Núñez Jiménez buscará por todos los medios a su alcance cooptar a la nueva dirigencia con el propósito de ejercer su gobierno sin mayor obstáculo. Buscará durante el proceso interno del PRI o una vez en la dirigencia formal, que la relación del gobierno con el PRI sea sin sobresaltos, sin confrontaciones y sin la pesada carga de estar atendiendo o preocupándose por la segunda fuerza política del estado. De eso Arturo Núñez sabe mucho pues esa fue una de sus misiones cuando incursionó en la Secretaría de Gobernación: mediatizar al contrario.

Para contrarrestar esta política de cooptación, la nueva dirigencia tendrá que reunir dos cualidades, lealtad probada al PRI e inteligencia para encabezar una oposición efectiva. Una oposición que actúe dentro del marco de la ley y que la utilice para reclamar su cumplimiento. Una oposición que señale rumbos y no se constriña a la crítica sistemática de los errores del gobierno. Una oposición seria, dispuesta al diálogo, a los acuerdos para el desarrollo social, pero no entreguista. Una oposición propositiva y promotora de los programas del gobierno de la República.

Ante la estrategia mediática del gobierno de desprestigiar al PRI acusando a la administración anterior de haber saqueado el patrimonio del gobierno es necesario contar con una dirigencia que deslinde a tiempo al partido y exija se finquen responsabilidades a quién haya abusado del poder. Para ello, se requiere una dirigencia con capacidad para posicionar al partido en los medios de comunicación. Una dirigencia que semanalmente cuando menos, posicione la agenda política del estado. Una dirigencia que fije con contundencia las razones y posiciones políticas del partido.

El PRI requiere de una reorganización profunda. Necesita renovar la dirigencia de sus sectores y organizaciones. Requiere urgentemente actualizar más del 70% de su estructura territorial, representada por sus más de 2437 comités seccionales, que constituyen su célula política y electoral más importante. Para esa tarea es necesario que la próxima dirigencia tenga experiencia operativa para poder encausar y orientar su restructuración. Una dirigencia que revise y evalúe que la reorganización del partido se realice sin simulación y sin ingredientes de dependencia a grupos en busca de cargos públicos. Una reorganización auténtica que afine todas las estructuras para enfrentar las elecciones del 2015. Una dirigencia que en el 2014 por estatutos tendrá que renovar todas las dirigencias municipales y los órganos colegiados para que las fuerzas políticas más significativas del partido tengan voz y voto en las decisiones trascendentales del PRI.

El PRI necesita una dirigencia que deje la comodidad de las oficinas y recorra las comunidades rurales y urbanas para conocer de cerca los problemas y los líderes del partido que las encabezan. Para eso se requiere una dirigencia con experiencia en el trabajo de base, con facilidad para comunicarse con ellos e identificarse con su lucha legitima de superar sus condiciones de vida. Una dirigencia que esté plenamente convencida que la capacitación política es la herramienta fundamental para generar identidad partidaria y para tener éxito en los procesos constitucionales electorales. Sin capacitación no hay estrategia política que funcione.

Ante grandes problemas, grandes remedios. El PRI de Tabasco requiere una dirigencia de sacrificio. Una dirigencia en donde estén representadas todas las corrientes vivas del partido. Una dirigencia de tiempo completo. Que dedique todo su esfuerzo a las tareas del partido. Que tenga abiertas las puertas a la militancia y que encabece sus luchas y reclamos. Una dirigencia que no aspire a cargos públicos, para que pueda dedicarse a orientar el trabajo del partido al triunfo electoral del 2015, y no utilizar los recursos del partido para construir candidaturas personales. La nueva dirigencia tiene que tener muy claro que no son tiempos para dirigir el partido y a la vez labrar sus candidaturas personales, sino por el contrario, el objetivo sustantivo del partido es recuperar la mayoría en el Congreso, la capital del estado, entre otros municipios importantes y las diputaciones federales.

Ante la ausencia de la figura del Poder Ejecutivo Estatal, la nueva dirigencia del PRI tendrá no sólo que impulsar y promover en tiempo y forma a los cuadros más valiosos de la organización para que conforme a los estatutos se postulen candidatos con presencia, capacidad y lealtad política. Los esquemas que el PRI ejerció para postular candidatos antes de la derrota electoral de él uno de julio del 2012, ya fenecieron y habrán de surgir esquemas más democráticos que respeten no sólo militancia sino derechos políticos. El poder convirtió al PRI en Tabasco en una extensión del aparato administrativo, ahora está llamado a cumplir su verdadera función social y política.

La dirigencia que habrá de asumir la estafeta a partir del 17 de julio próximo, deberá ser una dirigencia eficiente, de resultados tangibles. Una dirigencia con pundonor, con dignidad. Si no entrega en el 2015 mayores espacios que los que actualmente tiene el partido en el Congreso y en los municipios, deberá entregar la estafeta a otros cuadros más competitivos en julio del 2015. Nada justificaría la permanencia de una dirigencia a la que se le ha conferido el alto honor de conducir los esfuerzos del priísmo tabasqueño para ganar las elecciones del 2015 y entregar resultados mediocres, en un instituto con tanta historia y grandeza como el PRI.

La nueva dirigencia tendrá sólo 16 meses para organizar y capacitar a los hombres y mujeres que enfrentarán las elecciones constitucionales de julio del 2015. Por ello no hay tiempo que perder, todos los esfuerzos y talentos tendrán que volcarse a fortalecerse internamente y a mostrar un nuevo rostro a la ciudadanía de Tabasco. La actuación del PRI hacia afuera o hacia adentro tiene que ser diferente a lo que fue y lo llevó a la derrota.

La próxima dirigencia tiene que pensar en grande para lograr cosas grandes. Su meta es ganar las elecciones del 2015. Por eso al partido no pueden llegar improvisados, ni personas sin espíritu de lucha. Mucho menos emisarios de quienes quieren la gubernatura en el 2018. Al PRI deben llegar mujeres y hombres dispuestos a dar todo para recuperar el poder político. Hombres y mujeres de retos y desafíos. No hay tiempo para titubeos. Es mucho lo que está en juego. Nada menos, que el destino del PRI en Tabasco.      

               Villahermosa Tabasco a 29 de mayo de 2013.

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