martes, 20 de diciembre de 2011

Opinión: Víctor Manuel Barceló R. / Dic 20

Del Trípode de la educación y algo más.
                                                XI
                                                                               Las influencias en el alumno ejercidas por familia y escuela pueden contraponerse o potenciarse. Importante es la adecuada coordinación escuela-familia: lo que la escuela valore lo aprecie la familia, con criterios educativos similares.
La teoría del aprendizaje significativo infiere poner de realce el proceso de construcción de significados, como elemento central de la enseñanza. Recordemos condiciones a darse para tal aprendizaje: Significatividad lógica: (estructura interna del contenido). Significatividad psicológica ( relaciones no arbitrarias entre conocimientos previos y nuevos). Motivación: (disposición subjetiva en el alumno, para el aprendizaje). Así, las tres necesidades (poder, afiliación y logro) de acuerdo a su intensidad en cada persona, generan estados motivacionales a considerarse.
Ello es base del Constructivismo, fortalecido por vinculaciones y aportes a la Pedagogía, de otras ciencias (Psicología, Ética, Sociología, Biología) cuyos postulados y experiencias ofrecen al docente estrategias que le llevan a competencias especiales. Con la neuroeducación, (teoría del aprendizaje y conocimiento, que puentea entre ciencias biológicas y psicológicas) integran el paradigma sustancial de la educación. En tal ruta, los filósofos Paul y Patricia Churchland (Universidad de California) exploran una "neurofilosofía" que sistematice reflexiones sobre grandes valores de la educación para la vida (libertad, verdad, equidad) partiendo de raíces neuronales de la mente.
La Neuroeducación resulta de la mayor importancia para las tesis de enseñanza-aprendizaje. El conocimiento del cerebro, de cómo se procesa allí el aprendizaje: transformando circuitos cerebrales, “instaurando” nuevas sinapsis, reforzando otras, o la poda sináptica, por desuso, da mayor sostén a educadores como Comenio, Montessori, Dewey, Freire, Piaget, Vigotzky, Ausbel, Maturana, quienes construyeron metodologías basadas en su profunda observación de la realidad. Hoy no hay duda que el aprendizaje debe plantearse de modo que ensamble en el desarrollo del cerebro.
Si el ser humano niño, al crecer, surge como identidad cultivada en ámbitos en que vive y convive (casa, jardín infantil, escuela, iglesia, calle o el gran hogar del mundo) es en el aprendizaje escolar donde sistematiza y logra las formas ordenadas para un aprendizaje hacia la metacognición. El aprendizaje es un proceso constructivo interno; por ello debería trazarse como conjunto de acciones dirigidas a favorecerle. Concepciones intuitivas (misconceptions) o teorías espontáneas de fenómenos sin explicación científica, son muy tenaces, pueden ser verdaderos "obstáculos" a la educación científica.
Ambas formas de conocimiento coexisten en dualidad cognitiva. Las misconceptions pueden ser útiles en la vida cotidiana. En la enseñanza es complejo el vínculo entre conocimiento intuitivo y escolar o científico. El Constructivista aplica la estrategia de generar “conflicto” en el alumno, entre su teoría intuitiva y la explicación científica. Así se favorece, internamente en cada persona, la reorganización conceptual del tema, con respeto pleno al empeño para crear el nuevo concepto en que suelen incluirse partes de ambos o precisarse uno de los dos para el despertar de la conciencia. Los resultados no serán simples ni inmediatos. Algunos conceptos pueden probarse en la práctica social, allí el aprendizaje logra categoría de servicio.
Las competencias son mas sólidas cuanto más puedan comprobarse en la práctica. En “Diez nuevas competencias para enseñar” Philippe Perrenoud. Ed. Graó. Barcelona, 2007 (5a edición) muestra las competencias más específicas para trabajar en formación continua. Para ello el pedagogo y psicólogo suizo (Univ. de Ginebra) nos presenta ejemplos de competencias como: Organizar y animar situaciones de aprendizaje (conocer, a través de una disciplina determinada, contenidos a enseñar y su traducción en objetivos de aprendizaje); gestionar la progresión de aprendizajes (crear y encarar situaciones-problema adecuadas al nivel y potencias de los alumnos); observar y evaluar alumnos en estados de aprendizaje con enfoque formativo (instaurar controles ́ fijos de competencias para decisiones de progresión.
Otras competencias que propone son: Elaborar y evolucionar dispositivos de diferenciación (enfrentar la heterogeneidad en el grupo-clase, segmentando y pasando la gestión de clase a un espacio más amplio); involucrar alumnos en sus aprendizajes y trabajo (incitar aprendizaje, explicitar relación con el conocimiento, y sentido del trabajo escolar, ampliar capacidad de auto evaluación del alumnado, mediante Consejo de alumnos); Sugerir acciones de formación “a la carta” (acogiendo un proyecto personal del alumno).
Trabajar en equipo (elaborar proyecto de equipo, de representaciones comunes, impulsar un grupo de trabajo, dirigir reuniones, afrontar y analizar situaciones complejas, prácticas); hacer frente a crisis o conflictos entre personas; participar en la gestión de la escuela (preparar, convenir proyecto institucional, administrar recursos, coordinar, fomentar escuela con todos sus componentes -extraescolares, del barrio, padres, profesores de lengua y cultura originales- organizar y evolucionar la participación de los alumnos).
Informar e implicar a los padres (auspiciar reuniones informativas y debate,
dirigirlas involucrándoles en la valorización de la construcción de los conocimientos); utilizar las nuevas tecnologías (valerse de programas de edición de textos, explotar potenciales didácticos de programas en relación con los objetivos de los dominios de enseñanza, comunicarse a distancia a través de la telemática, utilizar instrumentos multimedia en la enseñanza);
enfrentar deberes y dilemas éticos de la profesión (prevenir violencia en  escuela o en la población, luchar contra prejuicios y discriminaciones sexuales, étnicas y sociales, participar en creación de reglas de vida común: disciplina, sanciones, apreciación de la conducta, analizar relación pedagógica, autoridad, comunicación en clase, desarrollar sentido de la coresponsabilidad, solidaridad, el sentimiento de justicia); Organizar la propia formación continua
(explicitar las propias prácticas, establecer control de competencias y programa personal de formación continua, propios, negociar proyecto de formación común con los colegas, comprometerse en tareas a nivel general de la enseñanza o del sistema educativo, aceptar y participar en la formación de los compañeros); organizar y animar situaciones de aprendizaje (para una escuela más eficaz para todos, voluntad de elaborar ambientes didácticos óptimas en primer lugar para alumnos que no aprenden escuchando). Finalmente conocer, a través de una disciplina determinada, los contenidos a enseñar y su precisión en objetivos de aprendizaje (la verdadera competencia pedagógica -segun Perrenoud- consiste en relacionar contenidos con objetivos, y del otro lado las situaciones de aprendizaje).
Realizar trabajos de clase con las competencias que propone Perrenoud –ajustadas a cada región- es solo una muestra de la riqueza de propuestas que pueden elaborarse considerando siempre: el contexto en que se aplicarán, la condición o donde y la finalidad o el para qué, con una evaluación continua. Esto logra, además de referencia, calidad a la competencia que corresponda, en el marco de la evaluación del saber ser, como compromiso ético y forjar soluciones, en que se involucra al Trípode de la Educación (docentes o guías-educandos o guiados-padres de familia, de acuerdo a parámetros del pensamiento crítico y creativo.
Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com Puebla, Pue. dic.-2011.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.