(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)
¿Cuál calificación?
La cuenta pública de los tres poderes se aprobó casi tan pronto como inició esta Legislatura su segundo periodo ordinario anual. Así de sencillo: Bajó al pleno el dictamen de comisiones y en cuestión de minutos obtuvo el visto bueno de la mayoría cameral.
La cuenta pública de los alcaldes, sin embargo, tarda en bajar al pleno (quizá ni siquiera haya sido dictaminada en comisiones, o a lo mejor ya lo fue, sin que se haya rendido información pública a ese respecto).
Aquellas, pues, ya se aprobaron, y sin el menor forcejeo en una sesión de mero trámite y sin ninguna discusión. Sin siquiera un solo diputado que subiera a tribuna para hablar bien de ella (y ya no se diga de otro para oponerse al dictamen de comisiones). Todo fue fast track, y sin que pasara nada fuera de lo normal (ni gritos, ni empujones, ni insultos, ni nada de eso que en ocasiones anteriores ocurriese en el recinto cameral).
Todo fue en santa paz. La mayoría priista pasó el trance con la mayor tranquilidad. ¿Qué tan urgente era que esas cuentas públicas se aprobaran apenas iniciando el periodo sesional?, ¿qué necesidad había de que no se abriera el debate?, ¿qué tan conveniente resultaba que bajara y fueran aprobadas ipsofacto?.
Mejor ni preocuparse por nada de ello. Si eso fue lo que hicieron los diputados de esta legislatura en tratándose de los tres poderes, como dirían por allí, "santo y bueno".
Las cuentas que no bajan –pero que en cualquier momento podrían bajar al pleno-son las de los diecisiete municipios; demasiado han tardado en salir de comisiones. ¿A qué se deberá este desfase con las de los tres poderes? Quién sabe, pero por algo será. ¿Realmente los diputados que forman parte de las respectivas comisiones de hacienda estarán haciendo una acuciosa revisión de ellas, hurgando en documentaciones y supervisando obras? ¿Será por eso por lo que todavía no bajan al pleno? Quizá no sea por ello, porque es de sobra sabido que los legisladores tabasqueños –ni de ésta ni de anteriores legislaturas-no tienen acceso alguna a las cuentas públicas, ni de los tres poderes ni de los diecisiete municipios, ya que cedieron esa función a un órgano –el Superior de Fiscalización-que ni depende de ellos, ni les informa de nada y menos toma en cuenta su parecer, que revisa sólo lo que quiere revisar, etcétera.
Es cierto que nuestros diputados nada tienen que ver con las cuentas públicas: No las revisan, no las cotejan, no las ven siquiera (nunca llegan ni a sus manos ni a sus ojos), y eso de la supervisión física que hacen no deja de ser un acto mediático y para la fotografía que luego aparece en los medios de comunicación. Lo que hacen es muy simple: calificar en una sesión plenaria en la que la mayoría más bien avala --en vez de decidir-- una decisión tomada de antemano y en otra parte, que está afuera de la esfera congresional.
Nada nuevo podremos esperar de la calificación de las cuentas públicas de los municipios.
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