viernes, 14 de junio de 2019

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Tribuna Política

Gonzalo Ruiz Glori

Inseguridad gran reto de Adán Augusto

Según el Observatorio Ciudadano Tabasco, en promedio durante el primer trimestre de este año al día se cometieron dos homicidios dolosos en la entidad, por supuesto que cualquier delito preocupa pero nada se equipara a la pérdida de la vida a manos de delincuentes. Digan lo que digan las autoridades las bandas organizadas y la delincuencia en general proliferaron por la impunidad.

A diario, nos enteramos de ejecuciones, y estamos tan acostumbrados a estos acontecimientos que nunca falta quien diga que seguramente quien fue asesinado se encontraba en malos pasos, sin duda, este tipo de comentarios hechos muchas veces sin que les conste, aminoran las exigencias de seguridad contra el gobierno.

Las ejecuciones de la reportera de nota roja Norma Sarabia Garduza y del ambientalista y defensor del santuario del mono saraguato José Luis Álvarez Flores, quien había denunciado la extracción ilegal de arena en el río Usumacinta, por lo que recibió amenazas, por supuesto que indignan, y se exige justicia, no porque sean más importantes que cualquiera que haya sido asesinado. Nadie debe perder la vida por ejercer el periodismo para informar con veracidad a la sociedad y mucho menos por exigir el cuidado del medio ambiente.

Claro que indigna cada ejecución, ya no queremos más madres llorando la muerte de un hijo asesinado, ni queremos escuchar el llanto desgarrador de viudas y huérfanos. Da tristeza y coraje que se pierdan sueños con cada vida truncada. La violencia arrasa a Tabasco dejando hogares destrozados y muchas familias que nunca volverán a ser las mismas, porque les asesinaron a un ser querido.

Hay lamentos ahogados, gritos desgarradores de dolor que no encontrarán consuelo, el pueblo tabasqueño vive aterrorizado sin poder concebir lo que está ocurriendo, hoy los delincuentes son los dueños de nuestra entidad, los ciudadanos vivimos presos encerrados tras las rejas que supuestamente protegen nuestras casas, no podemos dormir y mucho menos vivir tranquilos por tanta violencia que nos está asfixiando.

Hoy vivir en Tabasco te convierte en rehén de los rufianes que se han apoderado del estado, hace apenas veinte años la situación era totalmente diferente, lo que vivimos actualmente lo veíamos en las películas y en los noticieros, nunca pensamos que pasaran esas cosas en nuestra tierra. ¿Qué pasó, cuáles son las causas de todo esto?, ¿a qué debemos tanta inseguridad?

¿Cuándo perdimos los valores esenciales que como sociedad debemos aquilatar?

No se trata de echarle la culpa a nadie en especial, lo que está pasando en Tabasco, no es culpa única y exclusivamente del gobierno, ni de un gobernante en particular, no estoy exonerando a nadie, claro que el gobierno y todos los gobernantes son culpables, pero también tenemos nuestra parte de culpa los ciudadanos, nuestra indiferencia y desinterés a tan grave problema, terminó por agravarlo.

Toda sociedad tiene el gobierno que se merece. La inseguridad comenzó a incrementarse durante el sexenio del Químico Granier, hace unos días luego de su liberación regresó a Tabasco, bueno mejor dicho volvió a territorio tabasqueño y recibió muchas muestras de afecto. Los chocos son de memoria corta, ya olvidaron que dejó un boquete financiero que causó una crisis hospitalaria sin precedentes.

Arturo Núñez terminó de destrozar a Tabasco, durante su mandato hubo un decrecimiento económico brutal, que llevó a la entidad a ser el primer lugar nacional en desempleo y a vivir una creciente ola de violencia que nos puso a merced de la delincuencia. La reconciliación de los tabasqueños es la meta del actual gobierno, esperemos que no sea garantía de impunidad para el gobernador anterior.

Combatir la inseguridad es impostergable, lo sabe el actual gobernador y debe aceptar que la violencia sigue creciendo durante su gestión. Urge que el gobierno combata eficazmente tantos asaltos, las ejecuciones sean o no ajustes de cuentas, los robos a comercio, casa habitación, a transeúntes, o el robo de autos, la extorsión y secuestros por señalar algunos de los delitos, que tanto nos dañan.

Para entender la magnitud del problema les doy un dato, en promedio cada día del primer trimestre de este año se cometieron en la entidad dos homicidios dolosos, uno culposo, treinta y siete robos con violencia, siete a casa habitación, diez a negocio, trece robos de autos, dieciséis a transeúntes, una violación, tres casos de abigeato y se abrieron diecinueve carpetas de investigación por violencia familiar.

Los delincuentes perdieron el respeto a la vida, carecen de moral, son desalmados y no les importa quitarle la vida a niños, mujeres o ancianos, ni a personas honestas. La pérdida de valores que como sociedad tenemos es causa inequívoca de la situación actual. La corrupción e impunidad por supuesto que abonan a la inseguridad en que vivimos. ¡Ya basta!, es hora de exigirle al gobierno, que nos brinde paz y tranquilidad.

Sin duda, con las condiciones actuales perdemos todos, no hay garantías de seguridad para nadie, vivimos en una auténtica jungla, donde impera la ley del más fuerte, estamos en manos de la delincuencia. En Tabasco el estado de derecho es una falacia, no existe, aquí reina la impunidad, la impartición de justicia es una puerta giratoria que protege más al delincuente que a la víctima, así es casi imposible obtener justicia.

Por eso, ya no hay cabida para la corrupción e impunidad en Tabasco, la violencia debe ser combatida con eficiencia, para ello hay que atacar su origen, son muchas las causas de lo que pasa en el estado, es un asunto mayor, pero claro que puede solucionarse. Estoy seguro que el nuevo titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana implementará una nueva estrategia para combatir la inseguridad.

Los legisladores deben hacer leyes más severas. Se debe hacer más eficiente la prevención del delito. Hay que perfeccionar el nuevo sistema penal acusatorio, para ello la capacitación es esencial. La impartición de justicia debe ser expedita, y ya no victimizar más a la víctima, ni proteger tanto a los delincuentes, una cosa es salvaguardar sus derechos humanos y otra es darles un salvoconducto a los criminales.

El Gobernador de Tabasco sabe perfectamente que ya no tiene margen de error, que en materia de seguridad pública queda a deber, que si quiere cumplirle al pueblo, debe aprovechar todos los recursos con que cuenta para hacer valer el estado de derecho, debe velar porque se respete la ley para que los delincuentes estén en prisión. Seguramente a estas alturas ya sabe qué tiene que hacer. Hasta la próxima entrega.

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