lunes, 22 de noviembre de 2010

Heraldo Político: Juan Ochoa Vidal / Columna / Nov 22

(Publicado en el Diario El Heraldo de Tabasco)
Juan_ochoa45@hotmail.com

Tabasco: revisar su modelo de desarrollo

En sus reflexiones como orador oficial en el acto cívico conmemorativo del centenario de la Revolución, Humberto Mayans Canabal no sólo empleó la tribuna para convocar al diálogo y la unidad a la sociedad tabasqueña, y en lo particular a los actores políticos.

En su discurso también se muestra como un hombre de formación humana, intelectual, completa. La disertación constituye todo un ensayo sobre el contexto histórico –social, económico, político- en el cual Tabasco participa para la conformación del México que se construye a partir del mestizaje, de la lucha independentista, de la mutilación territorial, de las desigualdades, de la marginación de todo tipo y de recurrentes baños de sangre.

Al escucharlo, al analizar ese discurso que encierra un claro y profundo diagnóstico acerca de qué podemos y tenemos que hacer todos en esta hora, no pudimos dejar de recordar las propias disertaciones de Enrique González Pedrero.

Se aprecia, innegablemente, un profundo conocimiento de la historia nacional y regional; mas no desde un enfoque positivista, o cargado de dogmatismos, sino con una visión objetiva que, por desfortuna, no poseen todos los personajes actuantes en la vida pública tabasqueña y mexicana.
Postula Mayans:

“La Revolución Mexicana no fue un movimiento continuo, como bien lo ha expresado el historiador Javier Garciadiego, sino un proceso donde podemos definir al menos tres etapas, que se van gestando de manera simultánea:

“La primera, con la rebelión antirreeleccionista de Madero, con base en el Plan de San Luis de octubre de 1910 y que culmina con el asesinato de Madero y del tabasqueño José María Pino Suárez.

“La segunda etapa, contempla la revolución campesina de Emiliano Zapata que reclama la devolución de las tierras usurpadas durante la Colonia y el Porfiriato bajo los idearios del Plan de Ayala, y la rebelión de Francisco Villa en los estados del norte.

“Y la etapa constitucionalista, abanderada por don Venustiano Carranza, que concluye con la promulgación de la Constitución de 1917 y se consolida con la modernización del Estado, lograda por Alvaro Obregón, Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas”.

Refiere Mayans que el proceso fue acompañado en el terreno ideológico por el nacionalismo intelectual, impulsado por José Vasconcelos desde la UNAM, y el surgimiento de una generación de intelectuales y científicos que no ha tenido parangón.

Al respecto, enumera: la poesía de Ramón López Velarde, Xavier Villaurrutia, Julio Torri, Carlos Pellicer, José Gorostiza; las novelas de Mariano Azuela, Rafael F. Muñoz, Francisco Urquizo, Martín Luis Guzmán, Nellie Campobello.

Asimismo, la pintura de José Clemente Orozco, Diego Rivera, Frida Kahlo, Siqueiros, Doctor Atl, José Chávez Morado; los ensayos de Alfonso Reyes, Antonio Caso, Angel María Garibay, Justino Fernández, Daniel Cosío Villegas, Alfonso Taracena.

También las enseñanzas científicas de Manuel Sandoval, Ignacio Chávez, Luis Enrique Erro; la música de Silvestre Revueltas, Pablo Moncayo, Blas Galindo; la arquitectura de Luis González Aparicio, Carlos Lazo, Luis Barragán y Mario Pani.

En su amplísima exposición, Mayans señala que la alternancia en el poder, de 2000, no significó la transición política del viejo régimen a una democracia plena. Eso, observa, está aún por realizarse: somos 103 millones de mexicanos y la mitad está sumida en la pobreza, en la desesperación; con una generación de jóvenes sin futuro; con una enorme e incontrolada corrupción que todo lo corroe.

Advierte Mayans sobre el desbordado crecimiento de la inseguridad pública y una guerra contra la delincuencia que arroja un costo de más de 28 mil muertos en cuatro años. Por razones de espacio, nos concretaremos a retomar sólo parte de las premisas citadas por el actual secretario de Gobierno:

* México no puede continuar por esa ruta, porque se destruiría como nación. Urge la Reforma del Estado. Debimos haberlo hecho en 2000. Aún estamos a tiempo. Resulta igualmente necesario y urgente retomar el fortalecimiento y desarrollo de la frontera sur, hoy relegada y ninguneada como ocurrió desde la colonia hasta la etapa del llamado desarrollo estabilizador.

* Tabasco requiere, al igual que la nación, de una profunda revisión de su modelo de desarrollo y de la modernización de sus instituciones políticas, económicas y sociales. El gobierno de Andrés Granier Melo ha llevado a cabo un esfuerzo sin precedente en este sentido.

* En política es más fácil destruir que construir, oponerse que gobernar. El divisionismo y los conflictos que nos han caracterizado en los últimos veinte años deben de desaparecer. Unidad, solidaridad y tolerancia deben ser valores que definan la actuación de los actores políticos, de los comunicadores, de los intelectuales, de los tabasqueños en general.

* La buena política es la que dialoga y une; no la que divide y enfrenta. En política, con quien nada quiere, nada se puede. Dejemos a un lado la intolerancia. Hagamos buena política. Pongamos los intereses de Tabasco por encima de los personales y de grupo. Unámonos para servir a Tabasco en estos tiempos difíciles. El pueblo así lo demanda.

* Tenemos los tabasqueños a un gobernante que posee la vocación democrática y cercanía con el pueblo, dispuesto al diálogo y al acuerdo para desarrollar un trabajo fructífero en bien de Tabasco. Atendamos su llamado a la unidad. No hay tiempo que perder.

* Seamos optimistas. Tengamos confianza en nosotros mismos. Somos un pueblo inteligente y sensible. Como lo pensó José Saramango: sabemos mucho más de lo que creemos, podemos mucho más de lo que imaginamos.

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