“Aléjese de los palacios el que quiera ser justo.
La virtud y el poder no se hermanan bien.”
Marco Anneo Lucano. Poeta romano.
El proceso electoral que se realizará en Tabasco el primero de julio tiene visos de una alta complejidad y un incierto final, por muchas razones, pero esencialmente porque el arbitro electoral que debería dar garantía de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad hasta el momento ha generado mucha incertidumbre por la actitud y el sesgado trabajo desarrollado por el Secretario ejecutivo y por el penoso papel que han venido jugando los consejeros electorales.
El Instituto Electoral de Tabasco debería ser el organismo público autónomo responsable de cumplir con la función del estado de organizar las elecciones estatales, referentes a la elección de gobernador del estado, presidentes municipales y diputados que integran el congreso del estado. Por el contrario, lo que hemos visto es que les ha preocupado más meterle el diente al presupuesto que les han asignado para administrar y organizar las elecciones estatales.
Si usted analiza objetivamente su trabajo, tenemos que se esmeraron en comprar un edificio en 35 millones de pesos que no sirve para realizar las funciones para las que lo compraron. Ahora tienen que gastar varios millones de pesos más en su adaptación. Mientras tanto siguen pagando una altísima renta que se supone querían quitarse de encima, con la compra del famoso edificio. Como usted observa estimado lector, estos señores manejan el dinero del pueblo creyendo quizás que pueden hacer lo que quieran con él.
Los siete consejeros electorales y el secretario ejecutivo se han autorizado bonos económicos especiales por su trabajo electoral y se han aumentado el sueldo de 97 mil pesos a 126 mil pesos, mensuales, como si de verdad lo merecieran. Lo que es evidente es que los tribunales electorales estatal y federal, han tenido en varias ocasiones que enmendarles la plana a estos personajes que arribaron a un cargo para el que han demostrado no estar capacitados para ejercerlo.
Lo grave para la sociedad tabasqueña es tener como árbitros electorales a siete individuos que piensan que pueden hacer lo que quieran en el Instituto Electoral de Tabasco sin respetar la decisión que tomaremos los tabasqueños en las urnas el primero de julio de 2012.
Decía Sócrates, el gran filósofo griego que cuatro características corresponden al juez: Escuchar cortésmente, responder sabiamente, ponderar prudentemente y decidir imparcialmente. Todavía es tiempo para que lo entiendan los integrantes del Instituto Estatal Electoral.
Tenemos todos los tabasqueños que estar muy atentos al trabajo que realizan día a día estos señores. Porque no podemos ser rehenes de un secretario ejecutivo y siete consejeros que parecieran por sus actos y decisiones querer participar más en un papel de jugador que de árbitro del juego electoral. Nos leemos pronto.
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