(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)
PRI, ¿invencible o vencible?
A principios del 2007, tras la derrota sufrida en las elecciones presidenciales del 2006, que lo redujo a tercera fuerza electoral (y muy distante del PAN y del PRD en números de votos) el PRI era un partido prácticamente “condenado” a desaparecer. Pocos daban algo por el Revolucionario Institucional en ese año, al que veían en proceso de “extinción”. En el 2008, sin embargo, daría muestras de “vida”: ganando algunas gubernaturas y recuperaba municipios perdidos en elecciones anteriores. En 2009 vendría la “recuperación” del PRI, con el triunfo en varias gubernaturas y en muchos municipios y la recuperación de la mayoría simple en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión (y de algunos congresos locales). Estaba de regreso y más fuerte que nunca, se diría Llegó a ser tan grande la sensación de triunfo de la dirigencia y cúpulas partidistas que no tardarían en proclamarse --desde entonces-- vencedores en la elección presidencial del 2012, y más todavía con la figura de Enrique Peña Nieto, supuesto candidato natural, encabezando todas las encuestas de preferencia ciudadana. “Ya tenemos medio cuerpo en Los Pinos”, afirmarían, sin dudarlo en lo más mínimo. Tras las elecciones del 2009 el PRI parecía lucir como en sus viejos tiempos. ¿Qué partido podría impedirle su regreso a Los Pinos y a Palacio Nacional?. Ni el PAN, ni el PRD, se veían capaces de cerrarle el paso. Para muchos opinólogos, y ya no se diga para sus dirigentes, el Revolucionario Institucional tenía vía abierta (salvo que se dividiera, según prevenían algunos cuadros suyos). En 2010, sin embargo, el nuevo PRI invencible sufría tres dolorosas derrotas (en Oaxaca, Sinaloa y Puebla) y a punto estaría de ser derrotado también en Veracruz y en Durango. Ciertamente ganaba más gubernaturas de las que perdía, pero los saldos políticos y electorales no le favorecían, como era de esperarse. Este año el PRI perdía su halo de triunfador cantado. Sumaba triunfos, sí, pero también sufría derrotas importantes. Una serie de alianzas PAN-PRD lo hacían ver no solamente invencible sino vencible. La sensación de fuerza se veía mermada en la percepción ciudadana. Como que el medio cuerpo dentro de Los Pinos quedaba en entredicho. La primera elección del 2011 no le favorece en cuanto a resultados. El PRI pierde la gubernatura de Guerrero --no la recupera, como había dado por hecho-- y con ella los municipios más importantes de esa entidad. La fuerza de que había venido haciendo gala no se hace notar. Este año le faltan todavía varias elecciones, en donde tendrá que mostrar su fuerza para demostrar que Los Pinos están a su alcance. Una de ellas será la del Estado de México. ¿En lo que resta del 2011 veremos a ese PRI invencible, del que tanto se ha hablado, o nos encontraremos con uno que no tiene segura la Presidencia de la República? fcoperalta42@hotmail.com
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