(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)
Política criolla (para diletantes, claro)
La semana que está por terminar puso a Andrés Manuel López Obrador como el actor mayor de la política nacional. Resulta que –de nuevo- el "Peje" dicta la agenda de los Partidos. Su negativa a aceptar la coalición PAN-PRD, aunque lo tiene en el vaivén de las mentadas de madre, lo hace también estar en la cresta de la ola. Tenerlo fuera del PRD significa que este sólo sea un cascarón. Además, una insólita alianza circunstancial con Cuauhtémoc Cárdenas los posicionó a ambos. Como en los viejos tiempos. Para que la cuña apriete tiene que ser del mismo palo. Jesús Ortega, dice Cárdenas, violentó los acuerdos que el PRD tomó hacia su interior. No descarte entonces al Sol Azteca. Sólo faltaría que aquí en Tabasco se hiciera política más profesional. Nuestro problema es que nuestros hombres públicos siguen pensando que sometiendo al adversario es "como se hace política" Y ese es su error. Si en Tabasco no somos tolerantes, nunca vamos a recuperar lo poco que queda. Habría en nuestra tierra una gana tenebrosa de seguirnos enfrentando. Quienes lo provocan no pueden llamarse políticos, mejor llamarlos diletantes. Un diletante es aquel que se dedica a la política sólo para divertirse con el patrocinio público. Un diletante aspira a ejercer el poder sólo para tener acceso a sus frutos sin dejar nada al adversario. Esto es de un egoísmo atroz. Observe cuidadosamente el diario comportamiento de los políticos que quieren gobernarnos. Por el PRD, Arturo Núñez, Rosalinda López Hernández y Adán Augusto. Por el PRI, Humberto, Georgina, Evaristo, Luis Felipe, Pancho Herrera. Nos tienen desde hace varias semanas en un enredijo verbal donde el humor involuntario es el ingrediente principal. En la radio es donde más nos divierten. De una cosa sí está seguro este columnista. Existen en los hechos siete aspirantes, o mejor dicho ocho, incluido el panista Milton Lastra Valencia. Y de todos ellos, excepto el último, todos traen una competencia donde el adversario no tiene cabida. ¿Cómo podríamos aspirar a un Tabasco unido con precandidatos enfrentados casi al punto de agarrarse a cachetadas? Quizá por ello haya que destacar el paso que Milton Lastra Valencia ha emprendido por toda la región de los Ríos prefiriendo el diálogo y la paz con el adversario porque –lo sabe como político experimentado- si lastima la piel muy sensible de los militantes de otros partidos diferentes al de él, no podría aspirar a nada. Incluso en su caso hay material anecdótico para divertirse sanamente, porque sus relaciones con el poder regional (los militares y el clero); con los legisladores de otros partidos, a los que ha pedido sumarse a su proyecto y otros actores de nuestra vida pública, lo hacen ver como alguien "que sí es capaz de aglutinar a todos". Finalmente, ese sería el deber de nuestros políticos (unir y dialogar) porque de ello depende nuestro futuro…
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