(Publicado en Por la Libre en el Programa Telerreportaje)
La Historia de Zapata... el tabasqueño
La historia de Eduardo Zapata es la de muchos tabasqueños que vivían en la Colonia Casablanca de Villahermosa.
En el caso de Eduardo, entre su casa y el río Grijalva había una distancia de más de 30 metros.
A la familia de Eduardo Zapata, el decreto expropiatorio de los predios ubicados en Casablanca promovido por el Gobierno del Estado, le cambió para mal su vida.
Ellos como muchos más, sufrieron las presiones oficiales para que accedieran a abandonar sus casas, las que con sacrificio y ahorros construyeron a lo largo de muchos años y por las cuales anualmente pagaban el correspondiente impuesto predial.
Se opusieron, pero finalmente los derrotó la ley y el garrote.
El gobierno del Estado tazó en 50 mil pesos, tantas noches de luna como musicales amaneceres amenizados por el canto de las Chachalacas, cotorras, pijules, calandrias y los picho-tordos.
50 mil pesos que a la familia de Eduardo, les hizo retroceder en su calidad de vida varias décadas, ya no viven en una casa de material ahora lo hacen en un hogar de lámina, con piso de tierra, con un improvisado baño exterior y una humilde cocina de leña.
Cuando se conocen historias como la Eduardo Zapata y se tiene acceso a los datos de la Auditoría Superior de la Federación que reprueba a CONAGUA por las obras del Plan Hidríco de Tabasco con un daño patrimonial superior a los 77 millones de pesos, se confirma que tanto al Gobierno del Estado como a la Comisión Nacional del Agua les ha sobrado incapacidad y les ha faltado honradez para utilizar con eficiencia los recursos públicos destinados a las obras de protección del Estado, que no sólo del Centro de Villahermosa como hasta ahora han privilegiado ambas instancias.
¿ Cómo va a justificar el delegado de CONAGUA que por segundo año consecutivo la dependencia a su cargo pague obras por adelantado y sin proyecto; que se hagan efectivos contratos con recursos de otros programas; que se acepten reportes de inversión por debajo de la asignación presupuestal?
Aunque tal vez Mijangos saldrá a declarar con el mismo cinismo y desfachatez con el que afirmó convencido que el objetivo 2010 se logró : “que no nos inundáramos”.
Declaración torpe y falsa, porque le faltó precisar que el objetivo 2010 fue salvar el centro de Villahermosa aunque para lograrlo se aniquilara la riqueza productiva con la que subsistían miles de familias de las zonas periféricas a la capital .
Pero el desorden y la rapacidad con el que se ha implementado el Plan Hídrico Integral de Tabasco en todas sus versiones, no puede ser denunciado y menos frenado por el Gobierno del Estado, porque carece de calidad moral para ello, al permitir por ejemplo, que familiares del primer círculo en su calidad de constructores, edifiquen en zonas inundables desarrollos habitacionales.
Cuando las inundaciones sacan a flote injusticias, violaciones a los derechos humanos, corrupción galopante, enriquecimiento ilícito, lo que queda por impulsar es la renovación moral y la recuperación de la senda del progreso de Tabasco y la cita para hacerlo ya tiene fecha: 2012.
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