sábado, 20 de noviembre de 2010

Democracia Virtual: Eugenio Hernández Sasso / Columna / Nov 20

(Publicado en el Diario El Heraldo de Tabasco)

Cuestión de enfoque

Cuando el fuego amigo se refleja en los medios de comunicación, la convulsión política es real. Esto hace evidente intereses personales, de grupo, y permite que muchos actores se definan, anticipadamente a los procesos electorales internos, por una u otra opción.

En la jerga militar se denomina fuego amigo a los disparos provenientes del propio bando. Este tipo de incidentes suelen estar producidos por errores, casi siempre humanos, debido a fallos en la identificación del objetivo. En política sucede lo mismo cuando actores del mismo partido se desenfocan de la meta, y, en vez de cohesionar a su instituto lo descalabran.

Esta fase de la contienda político electoral hacia el interior de las diferentes organizaciones es interesante, porque se orquestan guerras sucias, se muestran malas mañas, se practican actividades ilícitas y se ventilan infundios desde lo subrepticio para descalificarse entre adversarios.

El electorado sabio, como siempre, nota, anota y vota por el postulante de su simpatía, pero además se entera de chismes que antes no le eran revelados. La estrategia sirve para socorrer a unos y desfavorecer a otros, aunque muchas veces vuelva apática a la ciudadanía.

Los partidos en Tabasco deben ser muy cuidadosos con este tipo de actividades, sobre todo en el caso particular del PRI que está en el poder, porque ciertamente los acuerdos se llevan a cabo en la cúpula y luego bajan como una expectativa a los electores, pero muchas veces por tomar malas decisiones se debilita la unidad en ese reducido sector que toma las determinaciones y quienes son desechados buscan guarecerse en otras opciones que los llevan al triunfo.

¿Qué significa esto? Que el tricolor en la entidad debe ser cauteloso y desde ahora cuidar muy bien el proceso interno para la elección de candidato a gobernador del estado, porque si a un año y medio de distancia ya se empiezan a ver condenas mediáticas en contra de algunos aspirantes, no quiero pensar cómo se van a poner las cosas cuando se ventilen las primeras encuestas en vísperas de la designación del postulante y eso favorecerá a sus adversarios.

La decisión deberá ser, en su momento, la más acertada, a efecto de acreditar el triunfo sobre la oposición y garantizar la seguridad de quienes hoy ostentan el poder. Así se estila. Esto no es nuevo. Pero si se cometen errores, pudiera pasar lo que en Sinaloa, donde Mario López Valdez (Malova), quien apeló a un acuerdo con el ex gobernador de aquel estado, el cual no se respeto, y, mediante una alianza o coalición obligada por las circunstancias de aquel estado, pasó por encima de Jesús Vizcarra y de Jesús Alberto Aguilar Padilla.

El fenómeno Malova creció en aquella entidad como una bola de nieve, pues por todas partes se realizaban reuniones de ciudadanos animados por la esperanza de que las cosas podrían cambiar, y las redes ciudadanas se tejían voluntariamente, sin presiones, con ganas de aportar algo a ese cambio, pues el electorado se vio traicionado por la mala decisión de Aguilar Padilla.

Malova se caracterizaba por ser uno de los priístas más disciplinados hasta que por segunda ocasión consecutiva no pudo ser candidato de su partido al gobierno de ese estado y se tuvo que postular por otra opción, desde luego con el respaldo de gente con mucho capital político, como el ex gobernador Juan S. Millán, antecesor de Jesús Aguilar Padilla, quien previamente destapó a López Valdez como "el mejor candidato" al gobierno de Sinaloa y ni así lo tomaron en cuenta en su partido.

De acuerdo a algunas publicaciones, Aguilar Padilla era visto como el jefe político del PRI en Sinaloa, pero la decisión de su antecesor de impulsar por su cuenta a un candidato detonó el choque de personajes del mismo grupo, quedando plenamente comprobada la fuerza de los ex gobernadores, al punto de privilegiar la unidad o detonar la ruptura con el gobernante en turno para garantizar el triunfo o provocar la derrota.

Otro ejemplo fue el de Oaxaca, donde el candidato del PRI, Eviel Pérez Magaña, vislumbraba una holgada victoria pero compitió contra Gabino Cué Monteagudo e Irma Piñeyro, ambos ex priístas vinculados con Diódoro Carrasco y Elba Esther Gordillo, que superaron en mucho la experiencia de Ulises Ruiz en esas prácticas denominadas "mapacheo" electoral.

Entonces hay que tejer fino para lograr un candidato, para 2012 en Tabasco, con capacidad para gobernar, respaldado por los representantes del poder político y económico, con buena figura (importante en la actualidad), para que, conjugado con la fuerza ciudadana organizada, el músculo y respaldo partidario y un carisma especial magnificado por los medios, cautive la sensibilidad de los electores y de la población y garantice la permanencia del PRI en el gobierno tabasqueño.

Algunos que saben de estas cosas recomiendan que el aspirante deberá deslindarse totalmente de la actual administración para que levante, en su momento, su campaña. El gobernador Andrés Granier, aparte de entender la estrategia, tendrá que resistir los embates discursivos de su correligionario. Otros dicen que la cosa debe ser distinta, pues comentan que se debe aprovechar el trabajo del gobernante de extracción tricolor para ganar mayores simpatías. En fin. El tiempo lo dirá. Pero por el momento hay más de un aspirante que se ha disciplinado por lo menos dos veces y esperan la tercera para ir con o sin el PRI.

Sassón

El minidebate que protagonizaron en un programa de radio los dirigentes de los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD) dejó mucho que desear. Por el lado de Javier May se vio la escasez de altura y por el lado de Adrián Hernández se detectó que no estaba bien documentado para dar pelea. Como ensayo estuvo bien, ojalá y con esta experiencia en la próxima oportunidad podamos escuchar algo mejor... Ventura Moguel Pérez, presidente de una recién formada organización civil tabasqueña, dice (y yo coincido con él), que el principal problema de la sociedad, no sólo en el estado sino en el país y el mundo entero, es que la familia, como célula fundamental, está desintegrada, pues en aquella en la que el matrimonio no ha llegado al divorcio, es disfuncional.

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