lunes, 25 de octubre de 2010

Opinión: Francisco Peralta Burelo / Oct 25

(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)

Crítica y autocrítica

Ciertamente en la calle hay mucha crítica. Así es ahora y así ha sido durante los dos o tres últimos gobiernos.
Y esto ocurre en Tabasco, y no solamente aquí, sino también en todo el país (y ya no se diga en todos los países).
La crítica social --con razón o sin razón, justa o injusta-- es una constante de las sociedades mundiales. Ya nadie está conforme con nada, ya la gente le pone peros y más peros a lo que hace el gobierno, ya el ciudadano no está incondicionalmente con sus gobernantes.

Eso es natural. Habrá quienes digan que la gente critica por criticar “porque no sabe hacer otra cosa” o que “nada le parece”. Desde luego que habrá quienes descalifiquen toda crítica pública, la que no tardarán en reducir a expresiones de “ociosos”, “toma café” o hasta resentidos.

Y es probable que muchos críticos sean una u otra de estas cosas. No obstante podría asegurarse que la gran mayoría de los ciudadanos --y de las personas en general-- ejercen la crítica con alguna buena razón: porque algo les pasó, porque algo no les gusto (o no les gusta), porque esperaban más de sus autoridades, etcétera.

¿Qué tanto, sin embargo, escuchan la crítica los criticados?. Esto es, ¿qué tanto la atienden y la toman en cuenta?. ¿O acaso, tras sentirse ofendidos, la desestiman y la echan en saco roto? No podemos tener como ideal que no haya crítica ni tampoco críticos. Eso ya no es posible en nuestros días, ni aún con gobiernos y gobernantes de primer nivel, porque no todo le gusta a todos en una sociedad tan disímbola, como la moderna. Está bien que haya voces discordantes. ¿O acaso tiene algo de malo eso?.

Habrá que esperar, en cambio, que la crítica sea escuchada por quien debe escucharla, y no desechada de plano. ¿Por qué no hacerle caso a los críticos?.

Ahora, bien, en Tabasco hay mucha crítica, y por ende muchos críticos, pero ¿existe un nivel similar de autocrítica de parte de quienes ejercen el gobierno desde diferentes cargos?. ¿Estos se autocritican, si bien no con rigor sí con cierta conciencia, o de ninguna manera realizan tal ejercicio aunque sea de vez en cuando?.

¿Si en Tabasco tenemos hoy en día una sociedad crítica porque no debemos esperar hombres públicos autocríticos --y no complacientes, sino severos-- de su propia actuación al frente de un cargo de gobierno?.
¿Por qué no?

Nuestros gobernantes deberían de ser receptivos ante la crítica social, tomando muy en serio lo que se dice de ellos y de su trabajo, pero también sumamente autocríticos con su actuación. Que, como se dice, los actuales funcionarios estatales, federales y municipales, sean sus propios críticos, y no benevolentes consigo mismos, sino severos.
Qué bueno sería que a la crítica de afuera se sumara la autocrítica de adentro. Sin duda alguna a Tabasco le iría mejor de ocurrir esto.

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