viernes, 8 de octubre de 2010

Heraldo Político: Juan Ochoa Vidal / Columna / Oct 08

(Publicado en el Diario El Heraldo de Tabasco)
Juan_ochoa45@hotmail.com

Todos, damnificados

Cuando se habla de damnificados por las inclemencias climatológicas, oficialmente se hace referencia sólo a las personas cuyas propiedades se inundaron o, en dado caso, quedaron aplastadas por un alud. Sin embargo, el concepto debe ser visto en toda su amplitud.

En realidad, en Tabasco, en estos momentos, hay no nada más doscientos mil damnificados. Somos mucho más. Tienen que ser considerados de esa manera, por ejemplo, los empresarios que, aun sin estar sus negocios en el agua, han visto derrumbarse sus ventas, su producción y en general sus ingresos, debido a las circunstancias imperantes.

Son damnificadas, asimismo, las cuatro mil familias que durante muchos días se quedaron sin suministro de agua entubada, en virtud de que -a consecuencia de un derrumbe en el subsuelo y la consecuente fractura- estuvo fuera de servicio una tubería de ocho pulgadas que sale de la Potabilizadora Carrizal.

Dicha tubería provee del vital líquido a los habitantes la zona del Country; esto es, la ranchería Emiliano Zapata y fraccionamientos Brisas del Carrizal, Entre Ceibas, Residencial Las Puertas, Hacienda Casa Blanca, Sol Campestre y Las Hadas, y también a dos instituciones educativas.

El ayuntamiento de Centro informó que, por fortuna, ya se arregló el desperfecto localizado a casi tres metros de profundidad. El problema se suscitó por la condición inestable de la tierra reblandecida por los derrames y filtraciones del Carrizal, en una amplia extensión que hasta hace unos treinta años era a veces pantano y en tiempo de secas también potrero.

Somos damnificados, además, los cientos de miles de tabasqueños que no hemos sufrido el problema en carne viva como sí lo tienen los habitantes de Ixtacomitán, Torno Largo, Acachapan y Colmena, Anacleto Canabal, etcétera; pero de cualquier modo, además de sufrir los efectos colaterales, vivimos en la zozobra, porque sabemos que nuestras viviendas son susceptibles de inundación.

Cuando asegura que el número de damnificados es menor a doscientos mil, la coordinadora general de Protección Civil, Laura Gurza, no hace más que repetir la fórmula que se nos viene aplicando desde 2007. Fue por ello que le negaron vales de ayuda por pérdida de enseres, a familias que ese año lo perdieron todo.

El gobierno federal insiste –y continuará haciéndolo- en mantener, para tal efecto, reglas estrictas. Todo ello, con el afán de ahorrarse lo más que pueda.

Por ahora pareciera que la situación tiende a mejorar. Esperemos que no sea la calma chicha que antecede a la tormenta. ¿Cómo olvidar que en 2007 las cosas se complicaron en los dos últimos días de octubre?
Protección Civil precisó este jueves que el número de (directamente) afectados asciende a 201 mil personas, que se localizan en 640 localidades correspondientes a catorce municipios. En refugios temporales hay 10 mil 265 personas.

En Veracruz el daño es visiblemente mayor. Existe, sí, una marcada diferencia entre lo que sucede allá y el problema de Tabasco: nosotros ya llevamos dos meses de inundación, por cuarto año consecutivo. Las finanzas del gobierno veracruzano le permiten contar con una mayor capacidad de respuesta. Se trata de un estado que desde hace más de un siglo se insertó en una dinámica de industrialización y de mejor aprovechamiento agrícola y ganadero.

Ya nos lo advirtió el director general de Conagua, José Luis Luege: el peligro se prolongará hasta diciembre. Y hay más: los modelos matemáticos con que cuentan los expertos y autoridades refieren que tendremos un invierno atípico. De hecho, no sería la primera vez: enero del 2007, el mes de arranque de la actual administración estatal, se caracterizó por afectaciones climatológicas en gran parte del territorio tabasqueño.

Le dolió

De que caló profundo, no hay duda. En muchos otros países, otro mandatario en lugar de Felipe Calderón ya hubiese contra-atacado desde hace buen rato, luego de que el ex candidato presidencial le ha hecho las más severas acusaciones.

Ahora, en realidad, Calderón no hizo más que tocar muy superficialmente a su principal detractor. Y éste respondió con una declaración previamente redactada que, con toda seguridad, revisó una y otra vez antes de divulgarla. Allí revela cómo le arde que le repitan que “es un peligro para México”. Por eso, replica:

“En una sociedad democrática, con medios de comunicación no sometidos a grupos de intereses creados, dicha frase no tendría ninguna relevancia. Tan es así, que luego del fraude electoral de 2006, en Estados Unidos el mismo publicista Morris, asesor de John McCain, candidato a la Presidencia del Partido Republicano, aplicó la misma frase, diciendo que Obama era un peligro para Estados Unidos y allá, por haber mayor pluralidad en el manejo de los medios de comunicación, no tuvo ningún efecto.

“Además, esa frase no refleja la realidad de nuestro país y es del todo burda y ofensiva, al grado que ni siquiera me atrevería a usarla en contra de Calderón, como nunca lo he hecho, repitiendo que ‘Calderón es un peligro para México’, a pesar de que han perdido la vida cerca de 30 mil mexicanos por su irresponsabilidad e ineptitud”, disparó Andrés Manuel.

De los apuntes

El riesgo de que surjan epidemias, que ya se vivió con singular intensidad en 2007, está hoy presente como nunca, máxime que existen enfermedades que se creían erradicadas y están resurgiendo lo mismo en zonas pobres del mundo, que en países altamente desarrollados. En California, las autoridades confirmaron ayer que una epidemia de tosferina ha contagiado a cinco mil 272 personas en lo que va de este año en ese estado.

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