(Publicado en el Diario El Heraldo de Tabasco)
Militares: no hay marcha atrás
En veintitantas ciudades del país y más de una decena de lugares del extranjero, desde París y Copenhague hasta Buenos Aires, lo mismo miles que algunos grupos de personas se manifestaron este miércoles para exigir el cese de la violencia en México.
Durante las marchas y plantones se expresó infinidad de calificativos dirigidos a la administración federal, a la cual los manifestantes responsabilizan de la muerte de alrededor de 35 mil individuos en menos de cuatro años y medio.
Bueno. Legalicemos las drogas, así como el secuestro y demás hechos ilícitos. De entrada, que se retire la milicia a los cuarteles. Y que se pacte con narcos. ¿Qué más? ¿Así se resuelve todo? Todos coincidimos en la demanda pacifista, así como en el reproche a las autoridades, aunque el asunto no es simple.
Hace unos días, un Grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias demandó al gobierno mexicano –indebida injerencia externa- retirar a los militares de las operaciones de seguridad pública.
Al cabo de dos semanas de estancia en nuestro país, los “expertos” urgieron al gobierno federal a fin de que “en el corto plazo”, se “retire a los militares de las operaciones de seguridad pública, a fin de prevenir las desapariciones forzadas”.
El 19 de febrero último, en la conmemoración del Día del Ejército, el secretario de la Defensa, Guillermo Galván, expresó su convicción de que, por el contrario, las Fuerzas Armadas deben actuar de una manera incluso más estrecha con las corporaciones policiacas, en la lucha contra las bandas delictivas:
“Los tiempos actuales –precisó- exigen una institucionalidad de las tropas a toda prueba, que dé viabilidad a una mejor, más informada, estrecha y abierta, relación cívico-militar. Es incuestionable y conveniente que, aún en los escenarios más complejos, la autoridad, los gobiernos en general, la propia sociedad y sus instituciones armadas, debemos trabajar y mantenernos unidos”.
Añadió el general Galván:
“Vendrán tiempos mejores, momentos difíciles, circunstancias inéditas; no lo sabemos. Pero lo que venga, señor Presidente, habrá de encontrar a México con unas Fuerzas Armadas leales, preparadas y prestas para servir”.
Las manifestaciones ciudadanas de este miércoles, que en lo que respecta al territorio nacional tuvieron especial relevancia en Cuernavaca, DF, Puebla, Veracruz, entre otras ciudades, reflejaron una percepción social sobre el tema:
Uno, se responsabiliza ciento por ciento del saldo de sangre al gobierno de Felipe Calderón y no a los delincuentes; dos, se asegura que está en manos del Presidente poner fin al baño de sangre, quizá bajo el supuesto de que puede negociar la tregua con los criminales; tres, se cree que, en última instancia, debe retirarse a los militares y dejarle todo el paquete a las fuerzas policiacas.
Algunos insisten en que una solución sería legalizar las drogas y, de manera implícita, dejar de perseguir a los criminales.
Desde nuestra perspectiva personal:
Uno, el régimen federal nos metió en camisa de once varas, pero se trata de un camino que no admite retroceso, aunque sí urge revisar y depurar estrategias para alcanzar con eficiencia los objetivos obvios y hasta hoy no alcanzados: dos, las fuerzas policiacas han demostrado no sólo una terrible incapacidad sino evidente corrupción, por lo que resulta absurdo siquiera pensar en que se les permita actuar solos, sin el apoyo militar.
Como nos comentó anoche un amigo en redes sociales: “La bronca no son los militares. Basta nada más que saquen a la policía y con eso eliminan un gran porcentaje de delincuencia. Es triste decirle, pero es más cruel admitirlo: en los golpes asestados a la delincuencia, mínimo se relaciona a un policía involucrado con la delincuencia en cada detención”.
Y, desde luego, legalizar las drogas sería una puerta falsa a través de la cual nos precipitaríamos, como sociedad, al abismo. ¿Ahora la canasta básica familiar incluirá cocaína?
De los apuntes
La sobrepoblación y el hecho de que en todos los municipios existe un rezago histórico en materia de infraestructura, suscita que problemas como el referente al abasto de agua potable alcancen niveles críticos, de manera crónica, en muchos lugares de Tabasco. Es el caso de Macuspana, donde el alcalde Alfonso Pérez Alvarez gestiona recursos federales y estatales que permitan la construcción de una nueva y moderna planta potabilizadora, que posea las nuevas tecnologías de potabilización y rendimiento. El funcionario responsable de esa área de la administración observó ayer que se ha invertido una importante cantidad de dinero en el mantenimiento de la actual planta, pero “esta infraestructura está rebasada en su capacidad y prácticamente vive horas extras”. El pasado martes un equipo se salió de operación y el bombeo disminuyó a menos de 50 por ciento, lo que provocó que el agua no llegará a un gran número de colonias de la cabecera municipal. Similar problemática se repite sobre todo en las ciudades más pobladas de Tabasco, como lo son Cárdenas, Comalcalco, Tenosique, Frontera, Teapa, entre otras, máxime que ya golpea duro el estiaje***** A propósito de Comalcalco: el anuncio de un hallazgo petrolero en ese municipio hizo que le brillaran los ojitos a los no menos de veinticinco aspirantes a la alcaldía, que los hay principalmente del PRI y PRD. Así las cosas, se apuntan para repetir: desde el priísta Goyo Arias, hasta el dirigente perredista que hoy debe comparecer ante el Ministerio Público, Javier May Rodríguez.
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