lunes, 28 de marzo de 2011

Heraldo Político: Juan Ochoa Vidal / Columna / Mar 28

(Publicado en el Diario el Heraldo de Tabasco)

Chichonal: a la espera de la erupción 13

Esta noche se cumplen 29 años de que el volcán Chichonal hizo erupción. Se ignora cuánta gente murió en esas primeras horas y en las erupciones de los días siguientes. Era un domingo. Al día siguiente, amaneció en Villahermosa cuando ya era alrededor del mediodía. La más intensa de las erupciones habría de ocurrir el siguiente sábado.

Una tarde de 1996, don Manuel Carballo, alcalde de Pichucalco en 1982 y cuyo hijo Andrés se desempeña hoy como tal por segunda ocasión, nos narró cómo vio centenares de cuerpos envueltos en bolsas de plástico, escondidos para la opinión pública por el comando militar a cargo, in situ, de José Moguel Cal y Mayor.

Por alguna razón incomprensible -aunque se alega que es para mantener el control de la situación- en aquel tiempo y mucho después de eso se nos ha ocultado información verídica, completa, en torno de tragedias como esa por la cual los tabasqueños nos percatamos -y ya se nos volvió a olvidar- de que no sólo vivimos en riesgo de sufrir inundaciones y catástrofes relacionadas con la actividad petrolera, sino también de origen geológico.

Trascendió que este fin de semana diversos grupos de personas aprovecharon las adecuadas condiciones climatológicas para escalar el volcán que tiene sólo unos doscientos metros de altura y al cual se llega a través del pueblo de Chapultenango, y visitar el cráter que muestra actividad volcánica aparentemente mínima y estable.

En su interior se alimenta una bomba de tiempo. Según expertos, la erupción de 1982 fue pliniana como la del Vesubio, mas a escala mínima. Se trató de una especie de tosido. Una breve exhalación. En cualquier momento, el Chichonal pudiere provocar un desastre de dimensiones bíblicas.

Y: no estamos preparados para enfrentar en Tabasco, ni en el norte de Chiapas, sur de Veracruz y Oaxaca, las consecuencias de una erupción medianamente fuerte.

El 4 de abril de 1982, José López Portillo y Leandro Rovirosa Wade sobrevolaron en helicóptero "Puma" la zona, ignorando el riesgo que para las turbinas de las naves implicaba la densa ceniza flotante. Sobre ese otro tema poco se sabía en ese tiempo.

Poco después, en Palacio de Gobierno, se realizó una reunión de evaluación en la cual se dio cuenta de un altísimo impacto en la agricultura, en la ganadería y en la afectación de suelos al modificarse el PH de los mismos. López Portillo instruyó una serie de acciones que incluía el inmediato desazolve de ríos, drenes y mantos lagunares.

Prácticamente nada de lo comprometido se concretizó. El Presidente firmó en ese momento un decreto por el cual se declaraba superada la emergencia y se ponía en marcha la fase de la reconstrucción.

Irónicamente, esa fue la noche cuando el volcán, que ya el miércoles anterior había registrado otro fuerte episodio pliniano, rugió como nunca y sepultó a todo un pueblo de 300 viviendas llamado Francisco León, cabecera del municipio del mismo nombre.

Allí murieron, entre otros muchos, el edil del cual unas tres semanas se había burlado el ex gobernador de Chiapas, Juan Sabines, cuando en una reunión de alcaldes en Tuxtla Gutiérrez aquél pidió ayuda estatal en virtud de que la gente, sus gobernados, estaban preocupados porque parecía que el Chichonal iba a hacer erupción.

La respuesta burlona del gobernador -padre del actual mandatario estatal y hermano del poeta de los mismos apellidos quien se habría de quedar muchos días en Pichucalco al frente de los operativos de auxilio- quedó para la historia: "Pues si hace erupción el volcán, se acabó el problema, ¿no?".

En la gran erupción del 4 de abril, sofocados y quemados por el flujo piroclástico, e inmediatamente aplastados, murieron además vulcanólogos, militares y socorristas de la Cruz Roja.

Las cenizas del Chichonal saturaron los campos de casi la mitad del país: desde Campeche, hasta la mitad de Veracruz, y también Puebla y Oaxaca. Llegaron a la estratósfera y, enseguida, al otro extremo del mundo. El vulcanólogo Servando de la Cruz -que desde entonces da seguimiento a la evolución del Chichonal- nos confió en aquellos días la incapacidad de los científicos para determinar el comportamiento a futuro del volcán.

El resumen ejecutivo de un estudio presentado en 2002, los investigadores del Instituto de Geofísica de la UNAM, Macías J.L. y Espíndola J.M. (macias@tonatiuh.igeofcu.unam.mx) concluye:

"Estudios estratigráficos recientes de los productos eruptivos del Volcán Chichón indican que durante los últimos 8,000 años ha tenido al menos 12 erupciones explosivas incluyendo la erupción de 1982. Estas erupciones han sido fechadas en 550, 900, 1250, 1500, 1600, 1900, 2000, 2500, 3100, 3700 y 7700 años A.P. mediante el método de C-14.

"Los productos juveniles de estos eventos han mantenido una composición traquiandesítica con pocas variaciones químicas importantes. Cinco de estas erupciones, ocurridas hace 550, 1250, 1500, 3700 y 7700 años tuvieron una magnitud similar o mayor a la de 1982. Al menos tres de estas erupciones (550, 900 y 2000 años A.P.) han ocurrido sin un domo central en condiciones similares a las del cráter moderno y han producido oleadas piroclásticas húmedas.

"La actividad del Chichón ha afectado localmente la actividad humana en sus alrededores, como se infiere del hecho de que han sido encontrados restos de cerámicas en los depósitos de las erupciones de 2500 y 1250 años A.P. Además, existen evidencias de que la actividad del Chichón tuvo un impacto regional importante durante el colapso del período Clásico de los Mayas".

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