(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)
Responso por dos guerreros
Hace apenas ocho días pergeñé la siguiente Oración por Gerardo Sánchez González. Le decía: "Querido hermano, hoy que estás inerme en el lecho de la enfermedad, se fiero para defender tu espacio. Siempre te distinguiste como un guerrero. Deseo sigas dando tu mejor pelea y haciendo tu mejor juego por tu familia y tus amigos. Los que estamos alrededor de ti, te queremos más que nunca. ¡Fuerza y valor, hermano! Que Dios te cuide"... Es claro que Dios, esta vez no atendió ni los ruegos de este pecador ni el de sus familiares y amigos. Ayer viernes por la madrugada, Gerardo cerró sus ojos para siempre. Ya no habrá más charla con él. Ya no celebraremos –absolutamente- nada. César Vallejo escribió anticipadamente sobre él entre las ruinas de la guerra civil española en "Redoble fúnebre a los escombros de Durango": "Padre polvo que subes de abajo, Dios te salve, libere y corone, Padre polvo que asciendes del alma.
Padre polvo que subes del fuego, Dios te salve, te calce y dé un trono, Padre polvo que estás en los cielos.
Padre polvo, biznieto del humo, Dios te salve y ascienda a infinito, Padre polvo, biznieto del humo.
Padre polvo en que acaban los justos, Dios te salve y devuelva a la tierra, Padre polvo en que acaban los justos"…
EN COMALCALCO, FALLECIO TAMBIEN "LAYO" PADRON
El pasado 27 de febrero, Comalcalco fue sacudido por la muerte de uno de sus personajes más reconocidos. En el pequeño fogón de su casa de las calles de Reforma y Constitución, Layo preparaba un manjar que en Yucatán, Campeche y Tabasco es degustado con singular apetencia: Los panuchos. Contrariamente a los deliciosos fiambres peninsulares, Layo Padrón los ideó de manera más genuina y original. Los ligó a la tortilla de maíz con una receta que descendiendo de los yucatecos, retomó nuevo origen en la cocina prehispánica de la región comalera. Padrón Arias –aparte de su talento para alimentar los estómagos más prominentes y voraces- fue un excelente bailarín, gusto que se trajo de algunos años que vivió en azoteas de la ciudad de México. Le pegaba al danzón y al danzonete con singular donaire.
Las suelas de sus botas se deslizaban como las de un patinador en el hielo, haciendo las figuras más difíciles y estilizadas. Me tocó ser su amigo a partir de los innumerables festejos culinario-políticos que organizaba el arquitecto Julián Puente. Nuestra amistad se conservó por muchos años, hasta que un paro cardiaco lo predispuso para siempre. Hoy que proso estos textos, los húmeros me he puesto a la mala y nunca como hoy siento en el alma la partida final de mi queridísimo amigo José Luis Padrón Arias, a quien todos en Comalcalco conocieron como "Layo". Que descanse en paz este hombre que hizo felices a miles de tragones… y tragonas, que las hay por docena…
EL REY DEL MARISCO, ¡PAPA!...
Lo conocí hace algunos años. Me refiero a José Alfonso Tosca Juárez. Y lo conocí no por su propensión a los negocios marisqueros sino porque en su vida diaria es ingeniero civil. Y usted sabe que su servidor todavía hace algunos años anduvo ganándose la vida como humilde constructor. En esos trances anduvimos José Alfonso y este su servidor. La semana pasada tuve con él un reencuentro. Iba en compañía de su señora esposa, doña Mariana Torres de Tosca y su pequeña bebé de apenas dos años. Me llevó a conocer lo que es su nuevo feudo, donde el marisco pasa de ser un horrible fiambre a manjar de Dioses. Todos los frutos del mar los prepara con singular maestría.
Usted entra al pequeño feudo de apenas diez mesas y tendrá un servicio de buffet con todos los frutos del mar que usted haya visto. Recordé de nuevo el vetusto mercado del pescado de la Barceloneta, en Barcelona, donde conocí a aquella hermosa mujer –Marisela Graniel Tirado- esperando turno para degustar un lenguado a la mantequilla. Hoy toca el turno de invitarlo a usted –lector lectora- a que vaya a regodear su paladar con todas esas delicias que el mar nos regala, en su local –el Rey del Marisco- de la Avenida Alfonso Vincens Saldívar, frente a los Palomares de Gaviotas Norte, donde tiene su casa el Cheto Morales, director de "El Criollo". Ahí Alfonso y Mariana, sus propietarios, lo estarán esperando para que usted con su afinado paladar disfrute en familia lo que significa una pequeña delicia de nuestra gastronomía marinera…
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