viernes, 7 de enero de 2011

Transparencia Política: Erwin Macario Rodríguez / Columna / Ene 07

(Publicado en el Diario Rumbo Nuevo)

Lluvia de pájaros

Las vísceras de la realidad avanzan
hasta llegar/ al punto del desconcierto./
Hasta la sobrevivencia termina./ Hasta la
sobrevivencia desesperada que desata/
palos de ciego en el escándalo mudo que
se alborota. Francisco Magaña / Penitencia el mar.

erwinmacario@hotmail.com
erwinmacario@rumbonuevo.com.mx

La reciente mortandad de pájaros en algunas ciudades, de éste y del viejo continente, ha desatado desconcierto; se ven signos, en la sobrevivencia desesperada de la humanidad actual, que en una búsqueda, precisamente a vuelo de pájaro, no encuentro en la más occidental de las obras religiosas.

Quizás requiera escudriñar las escrituras. Lo intentaré pero en primer instancia para este texto debo partir de la idea de que los pájaros no destacan en los usos de la liturgia, ni en manifestaciones mesiánicas o proféticas de la Biblia.

Luego entonces, conclusión jalada en premisas tal vez si no falsas no del tanto correctas, no debe haber temor ni desatarse palos de ciego en el pensamiento colectivo con estos sucesos que si bien no son del todo naturales si tienen un génesis que debe estudiarse para no caer en el “el escándalo mudo que se alborota”, como dice el poeta de otras circunstancias vivenciales.

Si bien la caída de las aves no es cuestión de un filme como el de Alfred Hitchcock —que con el ataque de los pájaros subvierte la tranquilidad de un pequeño pueblo—, si la lluvia de aves no es una novela como la de Dapfne du Maurier —en la que la que se basó el filme del señor del suspense—, las imágenes que la noticia generó causa un temor real en mucha gente: quienes han recolectado los pájaros muertos lo han hecho protegidos con trajes como los que se usan en casos de contaminación grave, radioactividad, principalmente.

Antecedentes como el de que en Arkansas hubo ya una mortandad de aves casi coincidente con el descubrimiento de una decena de cabezas humanas encontradas y que formaban parte de experimentos científicos, son causa de esta alarma que aún no crece y no debe crecer.

Por más que se agrave el hecho con la aparición, también, de unos ochenta mil peces muertos en el río Arkansas, lo que sólo serviría para encapsular geográficamente el problema, como podría ser el caso de incrementos de enfermedades descubiertas en otras zonas donde no se trata de experimentos sino de explotación, como el de hidrocarburos, para mencionar algo cercano a los tabasqueños, sin el deseo de alarmar por ello, sino sólo alertar de nuevo.

Sea lo que fuere, causas que el mismo hombre ha ocasionado y sigue provocando en la naturaleza pueden dar una explicación a estos fenómenos recientes. Y urge que la comunidad científica la documente.

Entre tanto, los medios únicamente llevan lo que acontece y lo que se dice al respecto. No somos, quienes escribimos, expertos en estas cuestiones de medio ambiente, pero si sabemos el grave daño ecológico que hemos hecho en los últimos tiempos. Lo que la naturaleza se cobra.

Hasta ahora ni lo de Arkansas, ni la segunda muerte masiva de pájaros en Luisiana, tienen una explicación que convenza a los que reciben estas informaciones. Ello causa el escándalo mudo y la alarma en alguna gente.

Si se desecha alguna enfermedad o infección masiva de las aves y se busca como causa el daño al medio ambiente, tampoco es creíble que los pájaros volaran en estado de estrés provocado por el ruido de petardos y fuegos artificiales, y chocaran con edificios, pues la gran mayoría de ellos no presentan daños por golpes, aunque Jim LaCour, “un veterinario descubrió que muchos de los pájaros mostraban lesiones traumáticas”. Bien puede decirse un pájaro no provoca verano.

Tampoco es convincente del todo lo que la prensa ha dicho: Mientras que las muertes parecen alarmantes, un experto en aves dijo que este tipo de pájaros tienden a anidar en grandes grupos y que cualquier sobresalto puede causar fácilmente que algunos de ellos se desorienten y choquen contra edificios o árboles.

“No es sorprendente si se trata de uno o dos hechos como éste”, dijo Melanie Driscoll, directora de la National Audubon Society, una organización para la conservación de aves. “Estas cosas pasan”, agregó.

Tal vez los resultados de los análisis que se hagan en los laboratorios de Littlle Rock, Madison y Wisconsin, ha donde se han enviado los cadáveres de estas aves, den una respuesta que deberá documentarse debidamente.

Una cosa es segura. Se trata de un hecho que tiene explicaciones científicas. No es un mensaje, un signo que pudiera utilizarse por nadie para crear confusión y aprovecharse de la credibilidad, la inocencia o el desconocimiento de la gente. Esto sería terrible.

Lado Claro
En Tabasco sabemos que a ciertas aves, como los zanates, el ruido ni siquiera los aleja de los árboles de las ciudades, como diariamente se constata en los excrementos que llenan sitios como Plaza de Armas. Lo que es otra historia ya contada.

Periodista. Premios: Radio Chapultepec, Club Primera Plana (35 y 40 años), Premio México de Periodismo, el Premio Estatal 1991 y el Rumbo Nuevo 2010. Ha publicado Periodismo y utopía, Vocabulario tabasqueño (en colectivo) y el prólogo de La última ruta de Cuauhtémoc, de Humberto Muñoz Ortiz www.erwinmacario.blogspot.com

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