miércoles, 19 de enero de 2011

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Baños gélidos en Rusia para expiar pecados y curar enfermedades
Fuente: Noticieros Televisa / Por: Agencia | Fuente: EFE | 2011-01-19 11:50
Celebración de la Epifanía en Rusia
Foto: EFE
Creyentes ortodoxos conmemoran el bautismo de Jesucristo por San Juan Bautista y se zambullen en aguas heladas en Rusia; los fieles deben sumergirse tres veces en las gélidas aguas

MOSCÚ, Rusia, ene. 19, 2011.- Cientos de miles de creyentes ortodoxos, enfermos y amantes del riesgo se zambullen este miércoles en las aguas heladas de lagos y ríos rusos para expiar pecados y curar enfermedades, con ocasión de la Festividad del Bautismo de Cristo.

"La sensación al salir es tonificante. Es como si comenzara una nueva vida. Lo importante es no tener miedo", aseguró Oleg Kozhemiako, gobernador de la región de Amur, tras sumergirse en el río siberiano Zeia, cerca de la frontera con China.

Evidentemente, es una cuestión de fe zambullirse desnudo o en paños menores en una improvisada piscina labrada en el hielo, cuando la temperatura ambiente ronda los 20 o 30 grados bajo cero.

Los popes (sacerdotes de la Iglesia Ortodoxa) bendijeron desde la madrugada con crucifijos de plata miles de pozas, estanques, ríos e incluso claros en el mar para que los rusos puedan cumplir durante todo un día con su sagrada costumbre de la Epifanía, desde Moscú a la península de Kamchatka.

Los fieles deben descender por una escalera de madera para evitar los resbalones y sumergirse tres veces en el agua, al tiempo que se persignan, piden a Dios que expíe sus pecados y rezan por su propia alma y la de sus seres queridos.

"Esto no es una diversión (...), no es parte del folclore, sino la participación en la misteriosa comunión con lo sagrado", aseguró Kiril, patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa.

Los creyentes ortodoxos afirman que, tras ser consagrada por representantes de la Iglesia, el agua de las pozas adquiere un magnetismo especial y es capaz de curar enfermedades crónicas.

No obstante, muchos otros valientes se zambullen al aire libre en pleno invierno no por fe religiosa, sino porque creen firmemente en que esa clase de baños alivia y previene los catarros, enfermedades coronarias, infartos y derrames cerebrales.

Los "morzhí" (morsas), como se conoce en Rusia a los aficionados a los baños invernales a la intemperie, consideran que lo ideal es una temperatura ambiente de doce grados bajo cero, mientras el agua ronda los cero grados.

"Hay que perderle el miedo al frío. El frío es salud. Debemos acostumbrar al cuerpo a su estado natural", afirma Vladímir Grebionkin, presidente de la Federación de Natación Invernal de Rusia (FNIR).

Para los neófitos, Grebionkin aconseja desvestirse durante cinco minutos, estar en el agua entre 15 y 20 segundos y vestirse en no más de tres minutos.

Unos 60.000 moscovitas, casi el doble que en 2010, participaron durante la madrugada en los baños bautismales, las pozas y piscinas habilitados por las autoridades en la capital rusa, pese a que las temperaturas eran gélidas.

Una de las piscinas fue colocada en la misma plaza de la Revolución, a escasos metros del Kremlin, donde los más atrevidos pudieron disfrutar de té con miel tras el correspondiente chapuzón.

"El agua está negra. Hay poco viento, pero es desagradable. Meto los pies. Ya no pienso en nada. La sensación es extraña. Frío y calor, alegría y terror. Me visto rápido y me bebo el té. Es como renacer", aseguró un periodista ruso tras su primer baño.

En Kamchatka, región volcánica bañada por el océano Pacífico, un niño de menos de dos años desafió las extremas condiciones climatológicas nocturnas, al ser introducido por su padre en las aguas de la bahía de Avachinsk, según las agencias rusas.

Tampoco faltan los ancianos, quienes, tras darse el baño, hacen estiramientos para entrar en calor y se restriegan sus cuerpos con nieve ante la atónita mirada de los ateridos presentes.

En los ríos siberianos, donde el grosor de la capa de hielo ronda los dos metros, labrar hoy un claro en forma de cruz fue un trabajo arduo para los mortificados bañistas.

En el balneario de Sochi, los atrevidos pudieron bañarse en el mar Negro, donde tanto la temperatura del agua como la ambiental estaban a varios grados por encima de cero.

Además, millones de rusos acuden hoy a las iglesias para recoger en botellas y bidones el agua bendecida por los popes, en la jornada en la que se rememora el bautismo de Jesucristo por San Juan Bautista en el río Jordán.

El lugar más concurrido fue la catedral de la Epifanía de Moscú, donde Kiril ofició la consagración, mientras centenares de personas esperaban estoicamente en la calle para hacer acopio de algunos litros del agua a la que ellos atribuyen poderes milagrosos.

Kiril animó a los fieles a no utilizar el agua con fines mercantiles y recordó que el ser humano puede solucionar con la razón todos los problemas que se le presentan, con la excepción de la salvación divina.

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