CARTA ABIERTA
El Peje ya ganó, ¿y ahora?
JORGE NÚÑEZ
A partir de la victoria presidencial del Peje, empezará a generarse una muy fuerte expectativa de los tabasqueños sobre el futuro del estado.
Porque las ilusiones son muchas, y no hay nada peor que las ilusiones rotas.
Ese voto casi unánime para el paisano estará fincado en una esperanza: que Tabasco salga de la crisis económica y de seguridad pública que lo agobia.
Habrá que ver hasta dónde influirá el presidente electo sobre el presidente en funciones. Porque Tabasco necesita un rescate inmediato. Y el único que puede gestionarlo es el ganador de la elección presidencial.
Porque ya se vio que a Enrique Peña Nieto le valió “una pura y dos con sal” la crisis económica del estado.
Muy poco hizo por ayudar a Tabasco. Por el contrario, le metió varias cuchilladas con el recorte de las participaciones por la explotación de hidrocarburos.
Y eso que el gobernador Arturo Núñez fue un férreo defensor de un trato preferencial ante la crisis petrolera. Por decirlo de alguna forma, a ANJ “le tocó bailar con la más fea”.
Todos aguardan un rescate inmediato de las áreas productivas, que haya más empleos. Que se ponga un plan emergente contra la inseguridad. Que se hagan, por fin, los distribuidores viales que incumplió EPN y que tanto necesita la caótica capital tabasqueña.
Esto y mucho más es lo que se espera del morenista. Por eso los “chocos” le votarán mayoritariamente. Con la inteligencia despejada.
Ojalá cumpla. Y pronto. Porque el paisano prometió, por fin, hacerle justicia a un estado que le ha dado mucho a la riqueza nacional.
De ese tamaño es la carga que AMLO carga sobre sus hombros. Los tabasqueños esperan que los resultados lleguen “para ayer”.
: “TERRIBLE REALIDAD”
El analista Emilio de Ygartua y Monteverde hace una interesante reflexión sobre el fin de sexenio de Enrique Peña Nieto.
He aquí una pequeña parte de su columna Prospectiva, publicada en Novedades de Tabasco, que tiene mucha tela de donde cortar:
“No hay duda de que el ‘mal humor social’, como lo ha calificado Enrique Peña Nieto, tiene razón de ser. Su origen está en la impotencia de la ciudadanía, golpeada por la delincuencia, maniatada por la inseguridad, vulnerada por la pérdida de empleos y afectada por la corrupción rampante. (…) Gobierno que inició con bombo y platillo, con un pacto de gran calado que permitió sacar adelante once reformas constitucionales que permitieron a la administración peñista adelantar tiempos de bonanza y bienestar, prospectiva que chocó contra la terrible realidad, zozobrando en el mar de la mediocridad, con resultados lejanos a lo prometido, especialmente en lo que respecta a la reforma energética, que lo que hasta hoy ha logrado es una práctica quiebra técnica de nuestra paraestatal. (…) La debacle económica para el país, y para Tabasco, que en los últimos dos años ha perdido más de 50 mil empleos, provocando en la entidad una aguda recesión económica”.
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