lunes, 21 de enero de 2013

Transparencia Política / Erwin Macario / Columna / ANJ y el tigre / Ene 21

Publicado en el Diario Rumbo Nuevo
erwinmacario@hotmail.com

ANJ y el tigre

Madero ha soltado al tigre;
habrá que ver si puede controlarlo.
Porfirio Díaz / Rumbo al exilio

Toda proporción guardada, pareciera que nada en política sucede sin que se pueda recurrir a la historia, al pasado, para entender los sucesos cotidianos. Tabasco no puede ser la excepción. Toute proportion gardee.

Después de unos días fuera de circulación en este matutino,  se me ocurre, ante la serie de “preocupaciones”; de mensajes epistolares en los que hasta Víctor “Huimanguillo” Romero echa su gato a retozar;  de los rumores en la calle; de radio bemba, etcétera, recordar algunos sucesos que pueden, sino orientar a los tabasqueños, al menos hacerle menos engorroso estos primeros días del cambio verdadero, de la transición democrática, del inicio de la alternancia.

Cuentan Alejandro Rosas y José Manuel Villalpando, en su libro Los presidentes de México, que el presidente del Congreso le dijo al emperador de México, Agustín I, en el momento en que le colocaba la corona imperial: “No se le vaya a caer a vuestra majestad”.

“Yo haré que no se me caiga”, respondió seco Iturbide, quien inmediatamente procedió a coronar, él mismo —dicen los autores— a su esposa Ana María Huarte de Iturbide, la emperatriz.

Era, ese gobierno, el primer intento, después de independizarse de 300 años de dominación —un poco más de los 81 de ahora en Tabasco— para poner orden en un país que, por cierto en sus primeros años de vida independiente padeció múltiples cambios de gobierno, después del frustrado imperio, por los disturbios y la inestabilidad política, al grado que el escritor José Fuentes Mares dijo que “a falta de caudillos, nos conformamos con caudillejos”.

Don Agustín no logró mantener la corona imperial sobre su testa. Desde el Congreso empezaron a obstaculizarle sus iniciativas; sufrió intrigas y se quedó sin el pueblo que lo había ovacionado el día de su proclamación. Aparte de otros errores personales que cometió y que se mencionan en la obra histórica que sirve para este texto.

No es el caso actual. O al menos no existe tal peligro a pesar de que no faltan quienes, en los cafés, en algunos medios y, quizás, en los mismos círculos del poder advierten a Arturo Núñez Jiménez “no se le vaya a caer…”.

A sólo dos semanas de su administración, el gobernador de Tabasco podría contestarles “Yo haré que no se me caiga”.

Y es cierto. Si alguien es el responsable de lo que pase en su gobierno, es el propio mandatario que está mostrando tolerancia política ante quienes olvidan que el pueblo le deposito una confianza para gobernar y que, en base a esto, él ha delegado el ejercicio de funciones a los que integran su equipo.

Podría pensarse, dada la situación en que está recibiendo el gobierno de Tabasco, en un mar de corrupción que por donde quiera aflora, que no sólo se sacó la rifa del tigre sino que, como lo dijera Porfirio Díaz cuando iba rumbo a Veracruz para embarcarse en el Ipiranga, refiriéndose a su vencedor Francisco I. Madero, “ha soltado al tigre; habrá que ver si puede controlarlo”.

Un tigre, y no de papel a pesar de las cartas, pareciera el que anda suelto en Tabasco después del triunfo de Arturo Núñez y sus aliados políticos sobre un partido que por más de 80 años mantuvo el poder. Un poco pudiera parecer muchas de las ambiciones que, como en la primera etapa de la independencia, se manifestó no como un intento de continuidad en el cambio sino en el acceso al gobierno como botín. Ya desde ahora se mencionan, quizás sin ellos provocarlo, los nombres de los que aspirarían, dentro de seis años, a la sucesión de Núñez. Algunos, como el alcalde de Centro, trabajando ya desde ahora con la ventaja que esa posición le da. Tal vez lo mismo podrían decir del secretario de Gobierno. Y de los otros que se mencionan, tal vez oficiosamente.

Ya, desde ahora, empieza a sentir la presión opositora de los vencidos.

Arturo Núñez es un político con tablas. Ha recorrido los cargos necesarios para que los tabasqueños consideren que hará el gobierno que se necesita como arranque de la alternancia en Tabasco. Controlar al tigre de la maledicencia, el rumor, la ambición es lo que demostrará al menos este primer año de su Gobierno.

Lo esperan quienes le favorecieron con el voto. Y  los que tendrán que documentarlo.

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