El ‘granierismo’, quemado en leña verde
‘Supernúñez’ y sus promesas de campaña
Andrés Granier Melo será recordado en Tabasco no por su arraigo
y popularidad, virtudes que le permitieron rebelarse en dos ocasiones contra el
otrora poderoso Roberto Madrazo Pintado al arrebatarle primero la candidatura a
edil de Centro y después a gobernador. Tampoco por la mala suerte que le
acompañó desde el inicio de su sexenio al enfrentar cinco grandes inundaciones
consecutivas, una epidemia de influenza y una feroz lucha contra el crimen
organizado. Ni siquiera por haber sido el primer mandatario estatal que entrega
la estafeta a un gobierno opositor.
Su nombre estará asociado con el vergonzoso estigma de la
corrupción. Y no porque durante su administración se hayan enriquecido
“inexplicablemente” muchos funcionarios públicos y hasta la propia familia, pues
este fenómeno es recurrente sexenio tras sexenio, sino porque jamás en la
historia política de Tabasco un gobierno había colapsado financieramente
incluso antes de concluir, como ocurrió en el caso específico del sector salud,
el rubro más delicado del aparato gubernamental.
Ríos de tinta han corrido por todo el estado haciendo
leña del árbol caído. Innumerables juicios de sesudos analistas políticos
festinan hoy, con servilismo y abyección, la caída del viejo régimen, pasando
por alto que en las hemerotecas se guardan frescos testimonios de sus loas al
granierismo.
Los nuevos tiempos (bonito eslogan para una campaña electoral
arcaica) obligan a un cambio de actitud. No es con lisonja como se ganará el
reconocimiento del gobierno en turno, sino con propuestas inteligentes y
análisis objetivos. Quienes tengan algo positivo que ofrecer están en su
derecho de pedir una oportunidad para sumarse a la ardua tarea de sacar el
barco a flote. Los demás, que miren los toros desde la barrera.
Entre los propósitos de año nuevo a más de uno le faltó
incluir, evidentemente, ser más congruente entre el decir y el hacer.
MÉTODO
La llegada de Arturo Núñez Jiménez al poder Ejecutivo no es ni debe ser considerada una especie de salvación por decreto. Su sola presencia en Palacio de Gobierno no resolverá los graves problemas que aquejan a Tabasco y mucho menos si no cuenta con el apoyo de una sociedad y una clase política madura, consciente y responsable.
Es inconcebible que a menos de dos semanas de haber
asumido el cargo ya se le esté exigiendo que meta a la cárcel a los corruptos
del anterior régimen, que dé empleo a todos los que votaron por su proyecto político,
que derogue el pago del impuesto estatal vehicular, que reactive el apoyo a
adultos mayores y madres solteras. En fin, que en sus acciones se reflejen de
inmediato los resultados del gobierno progresista.
El autocalificativo de “Supernúñez” sólo era un eufemismo
proselitista. Y si bien hay la obligación legal, política y moral de cumplir
sus compromisos de campaña, hay plazos y tiempos establecidos por la ley para
rendir cuentas.
DISCURSO
Bien haríamos en recordar la famosa frase del frustrado
político norteamericano John F. Kennedy en su toma de protesta (enero de 1961):
“No preguntes lo que tu país puede hacer
por ti; pregunta lo que tú puedes hacer por tu país”.
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