martes, 12 de abril de 2011

Transparencia Política: Erwin Macario Rodríguez / Columna / Abr 12

(Publicado en el Diario Rumbo Nuevo)
* erwinmacario@hotmail.com

La escalera del poder (2)


E n la actualidad ser político es
cómodo oficio que permite el
enriquecimiento ilícito y desbocado,
pletórico en traidoras sonrisas, falsos
abrazos y elogios llenos de mentira,
pero en tiempo de don Tomás todo era
diferente…Amado Alfonso Caparroso /
Tal cual fue Tomás Garrido Canabal.

El recuento, que hizo Arturo Abreu Ayala, de los 17 que han gobernado Tabasco después de Garrido —el decimoctavo es Granier— tiene muchas lecturas políticas. El desempeño político de cada uno de ellos, la principal. Aunque no se puede en un discurso ni en una columna periodística abarcar luces y sombras, todos los peldaños de la escalera del poder.

Además, opiniones personales son sólo eso, no el juicio de la historia.

¿Es cierto que Francisco Trujillo Gurría es el héroe del reparto agrario?, ¿que fundó “una sociedad sin élites y democratizó la tenencia de la tierra? e ¿hizo que “en Tabasco no floreciera una casta divina con todas sus consecuencias negativas?”.

¿Noé de la Flor Casanova sólo fue “gran difusor de la cultura y de los escritores tabasqueños”? ¿Cuál fue su labor editorial?

¿Se puede en cinco palabras definir la obra de Francisco J. Santamaría, gobernador: “el fortalecimiento cultural y educativo”?

¿Manuel Bartlett Bautista —la primer víctima del madracismo— sólo es recordado por “las primeras obras hidrológicas (SIC) para tratar de proteger de inundaciones y desastres a Tabasco por el desbordamiento de sus ríos?

¿Miguel Orrico de los Llanos, sólo tiene el mérito de haber restablecido las ferias de Tabasco “que hermanaron a las distintas regiones del estado”? ¿Y que de haberle abierto paso a don Carlos, como Gurría a Roberto?

¿Carlos Madrazo, fue “fiel a la escuela garridista” sólo por “convertir el Instituto Juárez en Universidad”? ¿No ocultó, como otros lo han hecho, su origen camisa roja?

¿Qué mensaje se manda cuando se afirma que don Manuel R. Mora hizo “la aculturación de los hombres y mujeres de Tabasco”? y ¿cuál, al reconocer con certeza, que Mario Trujillo García en su gobierno “impulsó a la agroindustria y el turismo, privilegió el apoyo al campo y a la modernización de la entidad; fue forjador de políticos y un hacedor de amigos”?

¿Al gobierno de Leandro Rovirosa Wade únicamente se le recuerda por “la modernización del nuevo Villahermosa y el nuevo Tabasco”? ¿No fue un mérito haber logrado que la industria petrolera aportara recursos para esta entidad federativa, al enfrentar y vencer el centralismo prepotente?

Cierto, Enrique González Pedrero es: “el maestro, la democratización política y la organización social del pueblo tabasqueño; el constructor de caminos y puentes que unificaron a los dos Tabasco, el del Grijalva y el del Usumacinta”.

Pero ¿acaso José María Peralta López sólo debe recordarse por “su vocación de servicio y amor a su estado” y Salvador Neme Castillo porque “nos arraigó el orgullo de ser y sentirnos tabasqueños”?

¿Realmente logró Manuel Gurría Ordóñez “la recomposición política y social del estado, a través del diálogo y la concertación”? ¿Roberto Madrazo Pintado, al no bajarse a tiempo de la escalera, logró “posicionar a Tabasco en el contexto nacional?

¿Víctor Manuel Barceló y Enrique Priego Oropeza en sus gobiernos de un año se recordarán sólo por “enfrentar por primera vez (1999) los embates de los desfogues incontrolables de las presas del (llamado) Alto Grijalva” y por “su capacidad para encauzar la transición política (2001)”, respectivamente?

El antecesor de Andrés Granier, Manuel Andrade Díaz, ¿realmente “unificó la clase política y fue el comunicador de la Chontalpa, la Sierra y los Ríos”?

El recuento, sin embargo, sirve al darse en un homenaje al tabasqueño más controvertido. “Elogiado por unos, atacado por otros”, como el orador oficial dijo.

De Garrido expresó Arturo Abreu que “fue un convencido de sus ideales, con defectos y virtudes; con luces y sombras, pero con el carácter que requiere el político para estar a la altura de su época”.

Cuando, en 1998, colocaron su nombre, con letras doradas, en el Congreso para justificar poner el de Carlos Madrazo —por coincidencia en el gobierno de su hijo Roberto— según la página del Congreso, se hizo “en reconocimiento por su vigor y fuerza al incrementar la capacidad de respuesta de una sociedad que no contaba con unidad política ni con elementos para definir un programa de trabajo y organización social. En este personaje, recayó la gran responsabilidad de interpretar y consolidar la revolución mexicana, de acuerdo con las condiciones de una gran región que, por sus características geográficas, aún no se integraba al contexto nacional”.

De Carlos Madrazo, en 1999, la justificante es: “personaje destacado en Tabasco, a quien se le deben un sin fin de logros como el incremento a la educación, los servicios públicos, de salud y asistenciales, la construcción del hospital Juan Graham Casasús; la escuela de enfermería, el mercado central; la ciudad deportiva, la ciudad universitaria, el malecón de la ciudad entre otros.

“Por ello en homenaje y reconocimiento a la obra gubernamental de esta gran figura tabasqueña, se ordena inscribir en letras doradas, el nombre de dicho personaje como huella imperecedera de su lucha por el bienestar de Tabasco y México”.

LADO CLARO

En esto de nuestros gobernadores “hay nivelitos”. A unos los bajan de la escalera. Pero todos sirven para escalar, para encaramarse.

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