lunes, 25 de abril de 2011

Opinión: Tere Oramas Beaurregard / Abr 25

(Publicado en el Independiente del Sureste )

Entre rosas y libros en Sant Jordi

tenchioramas @hotmail.com

En la mayoría de los países la gente cada vez lee menos, ¿acaso la falta de interés en la lectura es por los problemas habituales que impiden a la sociedad ocupar su tiempo en un libro? Lo cierto es que en el mundo literario también hay crisis, la industria editorial realiza numerosas producciones anuales pero los lectores disminuyen, ¿será porque son muy caras las impresiones o simplemente es solo el pretexto para no leer? Ciertamente el precio de un libro no es accesible sin embargo existen formas de leerlos sin comprarlos, por ejemplo a través de préstamos bibliotecarios, o bien, con descargas en Internet.

Pero a pesar de la crisis, el pasado sábado miles de personas salieran a las principales calles de Barcelona para formar parte de la fiesta literaria más importante de Cataluña y que en 1995 fue uno de los argumentos de la UNESCO para declarar el 23 de abril como Día del Libro y del Derecho de Autor. El Día de Sant Jordi, es una mezcla de tradiciones catalanas que data de la época medieval y según la costumbre, durante la jornada se realiza un paseo muy singular donde el caballero regala una rosa a su amante y ella un libro a cambio, aunque con el paso del tiempo las mujeres empezaron a recibir también textos de parte sus parejas o de algún amigo.

Entre miles de rosas y libros, tristemente observé que la mayoría de las personas que asistía a la festividad lo hacía solo para pasear con la familia y tomarse la foto aunque más de la mitad de ellos eran turistas que andaban de paso por las vacaciones de Semana Santa. Sin embargo, de los pocos que se acercaban a comprar libros en los kioscos que montaron las librerías y editoriales, eran niños; y es que éste dato resulta sorprendente en estos tiempos donde los infantes están creciendo en un mundo virtual entre videojuegos y redes sociales.

Ésta festividad también es un reconocimiento a los escritores catalanes, en Sant Jordi se vende un porcentaje considerable de la producción literaria anual y es un hecho que aprovechan las editoriales para presentar las últimas novedades, especialmente las escritas en catalán (25 por ciento de los lectores en ésta región de España lee en catalán).

Además de los paseos para obsequiar una rosa y un libro, las Comunidades Catalanas del Exterior organizan diversos eventos para trasladar la fiesta a los países donde están representadas –más de 70 comunidades en 41 países de todo el mundo y participan 20 mil miembros-.

Este año Sant Jordi tuvo una especial significación: el gobierno catalán declaró el 23 de abril Día de la Solidaridad con Japón, se realizó un homenaje a los víctimas del país nipón en el imponente edificio de la Sagrada Familia y en deferencia al interés que los japoneses muestran por la obra de Antonio Gaudí; ahí se colocaron las famosos grullas de origami que son el símbolo que representa el deseo de curación de la sociedad japonesa.

Sin duda, ésta gran tradición refuerza el deseo de tener a una sociedad cada vez más formada intelectualmente, una sociedad pensante y libre capaz de educar mejor a sus hijos a través de la cultura, los gobiernos tienen una gran responsabilidad en éste proceso pero también los padres de familia para revertir las estadísticas de hábitos de lectura. Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, los noruegos leen 18 libros al año, los alemanes 15 y los norteamericanos 12; en España el promedio de lectura anual es de 3.9 mientras que en nuestro querido México es de 1.2 libros.

No resulta utópico pensar que la mayoría de los problemas en el mundo se resolverían con sociedades más informadas pero además reforzando los valores y principios elementales del ser humano porque puede haber gente mejor preparada pero seres humanos insensibles. A propósito de los errores de los hombres, les comparto ésta cita del extraordinario Gaudí: “… el gran libro, siempre abierto y que hay que esforzarse en leer, es el de la Naturaleza; los otros libros han salido de éste y ahí residen las equivocaciones e interpretaciones de los hombres…”

Y para los que siguen de descanso y si es usted apasionado a las historias crudas y con una fuerte dosis de esperanza aún en los peores momentos de la vida de un ser humano, lea La Catedral del Mar de Ildefonso Falcones, fascinante narración donde se refleja la cara más perversa del hombre pero también la nobleza y ganas de vivir de quien ha luchado contra todo. La bondad siempre triunfa.

* Alumna del Postgrado en Comunicación Política e Institucional del Instituto de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona, España.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.