sábado, 30 de abril de 2011

Internacional / Un Papa magno, beato y pronto santo / Abr 30

Perfil de Juan Pablo II

Un Papa magno, beato y pronto santo

Wojtyla, en una imagen tomada en abril de 2003. | AP
Wojtyla, en una imagen tomada en abril de 2003. | AP
  • Karol Wojtyla marcó la historia con su carisma de líder nato
  • Nunca antes un pontífice había llegado tan lejos para estar cerca de sus fieles
  • A los 9 años, perdió a su madre y a los 13, a su hermano mayor
  • Fue el Papa más joven del siglo XX al ser elegido a los 58 años
  • Fue muy criticado por sus posturas radicales contra el aborto o el condón
Fue magno en vida, un calificativo reservado a los Papas que marcaron la Historia. Como marcó, sin duda, Juan Pablo II la del siglo XX y comienzos del XXI. Lleno la Iglesia y el mundo con su arrollador carisma de líder nato. Su enfermedad, televisada en directo, le ayudó a ganar el corazón de las masas. Por eso, su gente, sus 'Papa boys' quisieron elevarlo a la gloria de los altares el mismo día de su entierro. "Santo súbito", por aclamación popular. El 2 de abril de 2005 fallecía Karol Wojtyla y dejaba huérfana a la Iglesia católica y al mundo. Reyes, príncipes, presidentes y primeros ministros de todo el planeta le rendían homenaje. En su entierro, millones de fieles presentes lo despedían entre lágrimas. Ante los ojos del mundo que contemplaban por televisión el viento que mecía las hojas de la Biblia colocada sobre su féretro, el purpurado que iba a ser su sucesor, cardenal Joseph Ratzinger, proclamaba: "Nos miras desde la ventana del cielo y nos bendices".
Nunca antes un pontífice había llegado tan lejos para estar tan cerca de sus fieles. Con un recorrido vital de novela: una vida como un rosal repleto de rosas, pero con muchas espinas. A los nueve años, el pequeño 'Lolek' (Wadowice, 18 de mayo de 1920) perdió a su madre y a los 13, a su hermano mayor. Concluido el bachillerato, se trasladó con su familia a Cracovia y allí inició sus estudios de Filosofía,interrumpidos por la invasión nazi de Polonia. Fichado por la Gestapo, buscó refugio en una buhardilla. De día, trabajaba en unas canteras y en la empresa química Solvay. De noche, estudiaba y salvaba familias judías. Y todavía le quedaba tiempo para dedicarse al teatro de una forma semiprofesional.

El 'atleta de Dios'

Fichado por la Gestapo, de día trabajaba y de noche, estudiaba y salvaba a familias judíos
Joven, guapo y seductor, se llevaba a las chicas de calle, pero, a los 22 años, Cristo se cruzó en su vida y decidió hacerse cura. Ingresó en el seminario clandestino de monseñor Sapieha, arzobispo de Cracovia, y, cuatro años después, el 1 de noviembre de 1946, fue ordenado sacerdote. Ya entonces prometía y su arzobispo lo manda a estudiar a Roma, donde se doctora, en 1946, con una tesis sobre 'La fe en San Juan de la Cruz'. Y regresa a Polonia, donde ejerce de párroco y de profesor universitario.
Hasta que el 4 de julio de 1958 el Papa Pío XII lo nombra obispo auxiliar de Cracovia. Como obispo participa activamente en las primeras sesiones del Concilio Vaticano II del año 1962. Al siguiente, Pablo VI lo nombra arzobispo de Cracovia y, en 1967, se convierte en el segundo cardenal más joven de la Iglesia católica, con tan sólo 47 años. Como cardenal participa en el conclave que elige a Juan Pablo I, el Papa meteorito, y a los 33 días, en otro nuevo cónclave en el que el cardenal venido del Este es elevado al solio pontificio. El primer Papa no italiano en cuatro siglos y el más joven del siglo XX, con tan sólo 58 años. Un líder en toda regla que lo primero que hace, tras el 'habemus Papam', es lanzar una de las divisas más célebres de su pontificado: "¡No tengáis miedo!".

Cerca de los fieles de todo el mundo

Como Papa, deja la doctrina en manos del entonces cardenal Ratzinger y el gobierno de la Iglesia en las de la Curia y él se convierte en el párroco del mundo. En el Papa viajero, que recorrió 1,25 millones de kilómetros en 104 viajes a 129 países. Y en el Papa de los récords y de la primera vez. Fue el primero en hablar en una asamblea islámica y en pisar una mezquita, una iglesia luterana o una sinagoga judía.
Recorrió 1,25 millones de kilómetros en 104 viajes a 129 países para estar cerca de los fieles
Ni siquiera el atentado del turco Alí Agca en 1981 frenó la actividadde un Papa que quiso tender puentes y, para ello, no dudo en entrevistarse con el ex presidente de la Unión Soviética, Mijail Gorbachov; el emperador de Japón, Akihito; el presidente cubano, Fidel Castro; el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasir Arafat, y la Reina Isabel II de Inglaterra, entre otros muchos.
El 'atleta de Dios', el Papa del 'no a la guerra' fue también un fervienteluchador contra el capitalismo salvaje y el comunismo, así como uno de los principales artífices de la caída del Muro de Berlín en 1989. Dogmático en sus principios e impulsor de un cambio vertiginoso en las formas de la Iglesia, que bajo su mandato supo aprovechar, como nunca antes, los avances de los medios de comunicación y la fotogenia de un Papa que cosechó polémicas y alabanzas a partes iguales.

Férrea y criticada moral sexual anclada en la tradición

Desde el comienzo de su pontificado en 1978, los sectores más progresistas criticaron las posturas radicales del Pontífice contra el aborto, los medios anticonceptivos (rehúso, incluso, permitir el preservativo en el tercer mundo para luchar contra el SIDA) o el sacerdocio de las mujeres. También se le puso en la picota por su acercamiento al Opus Dei, a los Legionarios de Cristo y a los demás movimientos neoconservadores (sus auténticas 'legiones'), asi como por su tajante condena de la teología de la liberación. Estas y otras asignaturas pendientes, junto a su política de lavar los trapos sucios de la pederastia en el interior de la institución, le están pasando una dolorosa factura a su sucesor.
Fue muy criticado por su radicalismo contra el aborto o los anticonceptivos. Su política de lavar los trapos sucios de la pederastia en el interior de la Iglesia, le han pasado factura a su sucesor.
El culto a María, la defensa de la familia y su defensa de la moral sexual tradicional fueron la señas de identidad de este hombre frágil y firme a un tiempo. Un Papa que nunca rehuyó enfrentarse a actos "peligrosos" que levantaron fuertes críticas en su contra. Así, dio personalmente la comunión al dictador Pinochet durante su visita a Chile; criticó duramente los desmanes del capitalismo feroz, -en su tercera Encíclica defendió los derechos del trabajador y la primacía de éste sobre el sistema de plusvalía-, defendió los derechos de los palestinos y no tuvo miedo de viajar a Sarajevo en pleno conflicto yugoslavo.
Juan Pablo II fue, además, el primer Papa en pedir perdón por los errores cometidos por la Iglesia católica. Se atrevió también a 'bendecir' el rock and roll, aplaudiendo en directo un concierto de Bob Dylan, a condenar con coraje el Holocausto y hasta a rehabilitar a figuras que, como Lutero o Galileo, eran hasta ese momento paradigma de herejía. Un Papa rompedor que sigue cautivando a las masas. De ahí que, como dice Benedicto XVI, "cuando el próximo primero de mayo sea beatificado, pensaremos en él como un gran testigo de Dios y de Jesucristo en nuestro tiempo, un hombre lleno de Espíritu Santo". El Papa magno y beato, al que muchos conocimos.

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