domingo, 6 de febrero de 2011

Opinión: Víctor Manuel Barceló R. / Feb 06

Que tanto se cumple la Constitución de 1917.

Este cinco de febrero, la nación y con ella los mexicanos, conmemoramos 94 años de promulgada la Constitución de Querétaro -5 de Febrero de 1917- exactamente 60 años después de la Constitución Federal de 1857, de corte eminentemente liberal, individualista, que abre la puerta en el siglo XIX, a preceptos fundamentales para la vida política y económica.

La ruptura social, acaecida en 1910, que terminó con el Porfiriato y los privilegios de que gozaban los conformantes de su trípode del poder –“científicos”, clero y milicia- recuperando el principio de la no reelección inscrito en la Constitución del 57 –pretexto de Porfirio Díaz para lanzar su “Plan de la Noria” contra el Juarismo, que incumple manteniéndose en el poder por más de tres décadas- vuelve a ser raíz y razón de Madero en su “Plan de San Luis” y de Carranza en su lucha armada, a través de diversos titanes –Villa, Zapata, Obregón- para terminar con los ejércitos de Don Porfirio, que intactos salían de la “decena trágica”, en manos de Victoriano Huerta (1913) epítome de traiciones, que acrecienta ordenando los asesinatos de Madero y Pino Suárez, Presidente y Vicepresidente de la República, producto de la más limpia elección acaecida en nuestro país.

La lucha armada, que culmina en su fase crítica alrededor de 1915, adiciona a las preocupaciones políticas de Madero, la búsqueda ancestral por recuperar la tierra de sus antepasados, escenificada en los ejércitos de Emiliano Zapata y Francisco Villa (Ley Agraria del 6 de enero de 1916) y la puesta al día de los derechos de los trabajadores (posiciones de la Casa del Obrero Mundial y otros) como sustento de todo un capítulo, que adiciona a los derechos individuales, los sociales inscritos en los artículos

3º, 27 y 123 Constitucionales.

El tercero, que da sustento a una educación gratuita, laica, obligatoria, es motivo de conflictivas actuaciones, cuyos resultados llevan al país, a los últimos lugares educativos del mundo. Solo el empeño patriótico de los actores que participan en la educación (Maestros, padres de familia y el poder ejecutivo en sus tres órdenes) podrá alcanzar reales niveles de calidad, en un universo que cubra los requerimientos de cada región nacional, llevándola a nuevos estadios de desarrollo. La educación de calidad es el factor que sustenta el avance nacional. Sin ella en niveles que busquen la excelencia e impulsen producción y productividad en todos los sectores de la economía interna, bien poco podrá lograrse, en la búsqueda del bienestar generalizado de la población.

El 27 Constitucional, dibuja formas de preservar y aprovechar la tierra y define modalidades de propiedad. En tal precepto la Constitución garantiza el respeto a la propiedad privada; impulsa la distribución de extensiones fuera de lo allí señalado y afinado en la Ley de Reforma Agraria; así como la restitución de la propiedad colectiva a sus poseedores originales –otorgada mediante mercedes reales en la Colonia-. Tal conformación de la tenencia, fue violentamente alterada y redistribuida en grandes extensiones, cuyos propietarios no llegaban a una centena -1856 a 1883- dejando en la orfandad a comunidades indias y mestizas, por todo el territorio nacional. Este artículo preserva, para la nación, el usufructo de los recursos inscritos en suelo, subsuelo y aguas nacionales.

El artículo 123 legisla sobre trabajo, salarios, derecho de huelga y otros derechos de los trabajadores. Se cumple siempre y cuando los factores de la producción -capitalistas y obreros o trabajadores- logren armonía. Para ello, la Ley Federal del Trabajo dicta instrumentos y mecanismos –en constante evolución, acorde con las posiciones de fuerza y capacidad de negociación de trabajadores y patrones- que buscan tal armonía. Para ello se consideran necesidades de producción, eficiencia y productividad, sin afectar derechos y considerando deberes, producto de la evolución de la lucha social y el empeño por forjar una economía sólida y pujante.

Junto a los derechos sociales expresados, la evolución de la sociedad y por el simple hecho de pertenecer a ella, lleva a incorporar nuevos como: el derecho a la vida, a la familia, la salud; a un medio ambiente sano y respetado; a previsión social que universalmente le proteja; alimentación suficiente y de calidad. En fin, los derechos sociales evolucionan, en consonancia con nuevas exigencias de las formas de vida y el fortalecimiento de la democracia; aunque ésta muchas veces no pueda cumplimentar los compromisos adquiridos, que se quedan en el terreno de anhelos, por los que pugnará la sociedad organizada y es motivo de compromiso de la nueva camada de gobernantes, en funciones o por hacerlo. A ellos se suman los derechos políticos, producto del hecho de que “la soberanía radica en la Nación” por lo que cada ser humano que la integra, por ese simple hecho tiene derecho a elegir y ser elegido.

Karl Lowenstein, en sus bastos estudios como constitucionalista afirma que la Constitución mexicana de 1917 es rígida, republicana, presidencial, federal, pluripartidista y nominal. Sin existir plena concordancia entre lo dispuesto por la norma constitucional y la realidad, siempre queda la esperanza de que tal concordancia se logre. Esto hace que pueblos y comunidades que se dieron gobiernos de nuevo cuño, por diversos rumbos de la nación, tengan esperanza –que empieza a ser realidad en algunos casos- de nuevas formas de acción, más directas, cercanas a la población organizada para hacerla corresponsable de los resultados.

Esos Gobiernos –estatales y municipales- están dispuestos a hacerse eco del clamor generalizado contra la corrupción. Así, inician tareas para el cumplimiento puntual de compromisos, que fueron base del amplio respaldo logrado en las urnas. Debido a ello se vislumbra un importante paso para recuperar valores y esencias de esta, nuestra gran nación. Es, tal vez, la última oportunidad para que desde el corazón de México, constituido por estados y municipios, se insista en aplicar preceptos constitucionales que mayormente responden a las apetencias sociales. O lo logramos o tendremos que ir a una Reforma del Estado, congruente con esos sueños de todos los mexicanos.

Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com Puebla, Pue. 6-febrero-2011.

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