jueves, 10 de febrero de 2011

Heraldo Político: Juan Ochoa Vidal / Columna / Feb 10

(Publicado en el Diario El Heraldo de Tabasco)

Granier, de cara a lo que viene

Unos quince mil individuos, congregados en la confluencia donde se ubica el monumento a José María Pino Suárez, en la capital de Tabasco. Allí presentes, alcaldes, diputados locales, funcionarios de diversos niveles, aunque no legisladores federales porque tenían que estar en el DF con motivo de actividades legislativas.

Por esa razón no estuvieron presentes dos de los aspirantes a la gubernatura: Georgina Trujillo Zentella y Francisco Herrera León. Pero sí estaban los demás. Y también todos aquellos que caminan en pos de una presidencia municipal o una curul.

Como se va haciendo costumbre, hubo porras para algunos de los presentes. La más notoria fue la del alcalde de Centro, quien por primera ocasión encabezó una marcha previa, desde la Plaza de la Revolución hasta la Quinta Grijalva.

Allí en el presídium, junto a Granier, estaban: Humberto Mayans Canabal, Jesús Alí de la Torre, Candita Gil Jiménez, José Carlos Ocaña, entre otros. Entre sus compañeros del gabinete se ubicó Luis Felipe Graham Zapata.

A todos ellos –y también a los personajes ausentes de la oposición-, Andrés Granier Melo, orador oficial en el acto cívico que estuvo precedido por la representación de la Marcha de la Lealtad de hace 98 años, les envió mensaje:

“La mejor manera de hacer política es trabajando al servicio del pueblo. Por eso, que cada quien asuma sus decisiones por el bien propio, pero sobre todo, por el bien de Tabasco”, delimitó, en efectiva acotación a lo que ha venido diciendo en los meses previos, referente a que no son tiempos de hacer campaña, sino de trabajo.

Más aún, el discurso oficial comenzó con el siguiente enunciado: “En política, la lealtad es confianza a la que se responde con trabajo y resultados”.

El discurso fue, evidentemente, bien meditado; calculado en su impacto, por los acontecimientos que se han dado y los que están por venir, en este año preelectoral. Tenía diversos destinatarios. Son conceptos de interés general, sobre los cuales conviene reflexionar.

Puntualizó el gobernador:

* Cuando se trata de defender a Tabasco y luchar por su desarrollo no hay bandos, ni partidos; todos somos uno solo. Se trata de una tarea colectiva donde cada uno tiene algo qué hacer y qué aportar. Por eso reitero nuestro llamado de unidad a todas las fuerzas políticas del estado. Si de verdad hay voluntad y lealtad a Tabasco, debe haber capacidad de diálogo y entendimiento.

* Por nuestra parte, seguimos trabajando y entregando resultados a favor de todos los tabasqueños. Lo hacemos con entrega y dedicados de tiempo completo a la labor encomendada, dejando muy claro, a quienes nos acompañan en la tarea de gobernar, que la transformación de Tabasco no tiene ni grupos ni preferencias, porque somos un solo equipo al servicio de todos los tabasqueños; que si bien es cierto que en política es legítimo tener aspiraciones, también lo es respetar los tiempos y estos, son tiempos de actuar con audaz prudencia, y que la mejor política es la que se hace trabajando y cumpliendo con las encomiendas que el pueblo nos ha señalado.

* Insisto: la mejor manera de hacer política es trabajando al servicio del pueblo. Por eso, que cada quien asuma sus decisiones por el bien propio, pero sobre todo, por el bien de Tabasco.

Y las palabras del gobernador también constituyeron un llamado de atención para la sociedad en general, en un estado cuya población se ha visto seriamente afectada en los últimos cuatro años, por muchas calamidades que van desde recurrentes inundaciones anuales de alto impacto socioeconómico, hasta los problemas derivados de la lucha contra el crimen organizado y el llamado “efecto cucaracha” que alteró la relativa o aparente tranquilidad que se tuvo hasta 2006.

“La lealtad no se condiciona; no es inversión ni apuesta; no es parcial ni de ocasión. Es confianza a la que se responde con trabajo y resultados; es convicción, unidad y acción”, aseveró Granier en implícita referencia a un hecho: la degradación de la política, cuyo ejercicio hoy como nunca se basa en el criterio convenenciero y acomodaticio.

“No es momento de pesimismo sino de optimismo: tenemos voluntad y carácter; el tiempo suficiente para concluir, resolver y emprender muchas cosas; pero, sobre todo, tenemos el ánimo renovado, claridad y firmeza para hacer frente a los retos actuales y los que están por venir”, concluye el mensaje gubernamental, dirigido a un conglomerado social que cada día es más proclive a cuestionar el accionar oficial en todos los ámbitos.

Ciertamente, a Granier y su equipo de trabajo les tocó, como se dice en lenguaje coloquial, “bailar con la más fea”. Es una administración que enfrenta la peor coyuntura que se ha dado en esta tierra en muchas décadas. Y su principal problema, al final de cuentas, radica en lograr que la gente dimensione la compleja problemática que se vive y juzgue con sentido de equilibrio el desempeño de sus autoridades.

Es en esta hora compleja, ante retos mayúsculos, cuando Granier tiene que prepararse para caminar hacia la recta final de su régimen y, llegado el momento, encarar la calificación ciudadana a su gestión.

Por lo pronto, el oposicionismo se esmera en aprovechar toda inquietud y sacar ganancia. El año electoral es el que sigue, pero en cada rincón del estado la efervescencia es alimentada, en buena medida, por la labor de zapa que realizan los detractores del gobierno, así como por los propios priístas que ya madrugaron porque quieren aparecer en las boletas electorales de octubre del próximo año.

Ya lo saben: si hay fractura, la nave naufragará. Con unidad, será otra historia.

Juan_ochoa45@hotmail.com
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