sábado, 5 de febrero de 2011

Edén Político: Pedro Lara Hernández / Columna / Feb 05

DICTADURAS LATINOAMERICANAS

Se llama dictadura a la forma de organización política según la cual el poder está encarnado en una persona o en un pequeño número de personas, que lo ejercen de forma absoluta para resguardar sus muy particulares intereses y los de quienes los pusieron en el encargo. En América Latina, numerosos países han vivido desde su nacimiento largos períodos de escasez democrática. El siglo XIX presenció el surgimiento de numerosos caudillos que, desde provincias periféricas, se rebelaron contra los débiles gobiernos centrales y se hicieron del control político de sus países. Son ejemplos destacados del caudillismo decimonónico Juan Manuel de Rosas en la Argentina, José Gaspar Rodríguez de Francia en Paraguay, Antonio López de Santa Anna y Porfirio Díaz en México del año 1876 a 1880 y de 1884 a 1911. Ya en el siglo XX, la instauración de regímenes dictatoriales respondieron a situaciones de mayor complejidad política.

En los nuevos tiempos, el imperio norteamericano como buen titiritero ha ejercido el control de América Latina a través de dictadores títeres que apoyan y manipulan a su antojo el interés. En las últimas décadas sobresalen los siguientes personajes:

En Chile, Augusto Pinochet, 1973-1990. En Argentina: Juan Domingo Perón, 1946-1955 y 1973-1974; Gral. Leopoldo Galtieri, 1949; Gral. Roberto Viola, 1971; Rafael Videla en 1976-83. En Bolivia, Gral. Hugo Banzer Suárez, 1956, Gral. Guido Vildoso Calderón, 1962; Hugo Banzer 1971-1978. En Paraguay, Alfredo Stroessner 1954-1989. En Nicaragua, Anastacio Somoza 1936-1956, estableciendo una dinastía familiar que gobernó hasta 1979. En Honduras, Tiburcio Carias Andino, 1933-1948; Gral. Juan Melgar Castro, 1962, Gral. Policarpo Paz García, 1988. En Guatemala, Gral. Efraín Ríos Mont, 1950; Carlos Castillo Armas, 1954-1957. En Panamá, Gral. Omar Torrijos, 1967, Gral. Manuel Noriega, 1983-1989. En Ecuador, Gral. Guillermo Rodríguez, 1961. En Perú, Gral. Juan Velasco Alvarado, 1945-1968-1975. En Cuba, Fulgencio Batista, 1933-1944 y 1952-1959. En México, Gral. Porfirío Díaz, 1876-1880 y 1884-1911. En Uruguay, Aparicio Méndez, 1976-1981. En Brasil, Gral. Humberto Branco, 1964-1967. En Colombia, Gustavo Rojas Pinilla, 1953-1957. En Venezuela, José Antonio Paéz, 1830-1835; 1839-1843;1861-1863. En Haití, Francois Duvalier, 1957-1971 y en República Dominicana, Ulises Heureaux, 1882-1884; 1886-1899 y Rafael Leonidas Trujillo, 1930-1938, 1942-1952, hasta 1961.

Imagínese estimado y dilecto lector lo que hay acumulado de maldad, de crueldad, de corrupción, de atrocidades cometidas en contra de ciudadanos, de saqueo económico, en este listado de cuestionados personajes. Imagínese usted el daño que estos dictadores han cometido a los ciudadanos de nuestros ricos y nobles pueblos latinoamericanos.

El comportamiento totalitario y represor de todos los dictadores para con sus pueblos, no es una característica rara, puesto que la mayoría de los dictadores militares fueron entrenados en La Escuela de Las Américas de Columbus (Georgia), desde su apertura en 1948, para fines específicos a favor de los intereses del imperio.

Entre los años 1960 y 1990, casi todos los países latinoamericanos estuvieron gobernados por dictadores militares. El paso del aire democrático en los países de América latina ha sido dificultoso, ha llevado un proceso muy lento, porque los ojos y las garras del imperio norteamericano a través de instituciones que ejercen la Fuerza y la del dinero, han permitido un escaso margen de maniobra para que la libertad y la democracia plena se ejerza a plenitud en toda sociedad civilizada.

Las características históricas de los gobiernos de los pueblos hermanos de Latinoamérica han provocado muchos problemas económicos, políticos, sociales y culturales a quienes viven en esos países. Debido a ello es que la mayoría de sus millones de habitantes se encuentran en condiciones de pobreza, de malos servicios de salud y educación, También de falta de empleo y vivienda. Y la razón de todo esto es muy sencilla, por siglos las riquezas naturales de nuestros pueblos han sido saqueadas de sus entrañas por empresas extranjeras, con el consentimiento pleno de los gobernantes, quienes demagógicamente siempre declaran estar sirviendo a su país, cuando en verdad es que están entregados a la alta burguesía de sus pueblos y a los intereses de las poderosas empresas extranjeras.

La lucha de los pueblos latinoamericanos por su libertad política y económica y por una vida de mayor calidad, sigue en pie hoy más que nunca. Porque no han cesado los privilegios para las clases altas de la sociedad. Encontrándose también presente, el acecho permanente que tenemos de los pueblos y las empresas trasnacionales que dominan la economía y la política en el globo terráqueo.

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